El ser humano que está en paz consigo mismo, que se acepta a sí mismo, da su infinitésima contribución al bien del universo. Si cada uno cuida y atiende sus conflictos interiores y personales, habrá reducido en una millonésima de millón la conflictividad del mundo.

Carl Gustav Jung

El conflicto es parte inherente del proceso de crecimiento psíquico y del ámbito de las relaciones a lo largo de todo el ciclo vital humano y en los diferentes contextos. Una parte del conflicto está vinculada con los componentes agresivos que toda persona contiene.

La posibilidad de afrontar los conflictos, de encauzarlos y de generar respuestas saludables y creativas conlleva una aceptación de los propios lados negativos y agresivos, así como un equilibrio entre la propia diferenciación y el respeto o compromiso con los otros.

Cuando hablamos de conflicto en un contexto dado, educativo, comunitario, social, internacional, mundial…podemos estar seguros de que están implicados individuos que no han afrontado el encuentro con su propio lado negativo y la elaboración de éste. Sabemos también que estos individuos han podido proyectar lo que les resulta inaceptable en el otro, en otra cultura, en otra ideología, en otra religión, en otro sexo…

La mediación se puede abordar desde muchos niveles y puntos de vista, pero, en primer lugar, es necesario contar con educadores, mediadores, terapeutas que han podido afrontar su lado agresivo, sus conflictos y retomar las proyecciones con las que han cargado a los otros.

Este artículo presenta el trabajo en grupo de psicodrama simbólico a través de sueños y de símbolos como vías favorecedoras para conectar con los aspectos rechazados y poder extraer de ellos su fuerza creativa y pacificadora.

El trabajo con los doce cuentos es el paradigma del Psicodrama Simbólico.

Este artículo ofrece un recorrido evolutivo por estos cuentos, centrándose en el aspecto de la sombra, contenido en ellos.

Como sabemos, la sombra es un arquetipo y Jung la define como el conjunto de contenidos negados, rechazados y desconocidos, de nosotros mismos.

Todos los seres humanos tienen la dimensión de la luz y la de la sombra.

Es destacable que además de aspectos que nosotros mismos y los demás podemos considerar negativos o reprobables, la sombra contiene también aspectos ocultos y desconocidos enormemente valiosos.

A menudo ambos tipos de contenidos se encuentran entremezclados o confundidos. De manera que podemos ayudar al desarrollo psicológico y al proceso de individuación, posibilitando la toma de contacto más profunda con nuestra sombra.

Entendemos que una vía privilegiada para hacer este trabajo, es a través de los símbolos y de los sueños. En este trabajo, presentamos los personajes arquetípicos relacionados con la sombra, que pueden acompañarnos a realizar este descubrimiento.

Los Doce Cuentos:

1. Los Siete Cabritillos y el Lobo.

2. Caperucita Roja y

3. Los Tres Cerditos.

4. La Casita de Chocolate.

5. Pulgarcito.

6. La Reina de las Abejas.

7. El Patito Feo.

8. Pinocho.

9. Cenicienta.

10. La Bella Durmiente.

11. Blancanieves.

12. La Bella y la Bestia.

Una característica muy prototípica de los cuentos de hadas, en general, es la de establecer una línea divisoria muy clara entre lo bueno y lo malo.

Esta característica va transformándose si realizamos una clasificación evolutiva de los cuentos de hadas, de manera que, a medida que éstos muestran contenidos y retos de niveles evolutivos superiores, esta línea divisoria va borrándose, hasta llegar a desaparecer, y encontrar lo bueno y lo malo en el mismo personaje.

Ya nos dice Bruno Bettelheim que esta característica de la polaridad de lo bueno y lo malo ayuda a los niños en su propio proceso de construcción del yo y de encauzamiento de aspectos conflictivos, inherentes a todo desarrollo humano.

Veamos la evolución de los personajes que contienen los aspectos de la sombra en estos doce cuentos:

Si empezamos con los tres primeros cuentos, que representan una primera fase del desarrollo psicológico, encontramos que la sombra se plasma a través del personaje parahumano del lobo, personaje arquetípico, que representa lo que aún no está humanizado, y el aspecto destructivo y depredador de la naturaleza humana.

En estos cuentos, los aspectos de la sombra están claramente diferenciados del yo y del sí mismo. De hecho, el trabajo en estos cuentos es el de enfrentar a este personaje, vencer el obstáculo al proceso evolutivo que supone, y salvarse de su ataque peligrosísimo, pues es el de ser devorado por éste.

Es muy interesante la gradación existente en estos tres cuentos, desde el primero, en que uno de los símbolos que diferencian a la madre verdadera, la buena, de la madre falsa, la mala, es decir, el lobo disfrazado, es el color blanco de la pata de la madre y el color negro de la pata del lobo. Ya tenemos una primera presentación de opuestos, la luz y la sombra, claramente diferenciados.

Observamos una evolución en estos tres cuentos en la lucha contra este adversario primigenio, el lobo, desde la necesidad de la ayuda de la madre para poder vencerlo, pasando por la propia elección de Caperucita de desobedecer a su madre y seguir el camino del lobo, para finalizar con la ayuda del cazador, primero, y, en una segunda vez (1), el aprendizaje ya realizado por Caperucita y la enseñanza de la abuelita para vencer al lobo, hasta la construcción autónoma de un ámbito fuerte y seguro que no va a permitir la irrupción del lobo en el interior, así como la astucia y el trabajo en su tarea de confundirle y escapar de su amenaza, que nos muestra el cuento de Los Tres Cerditos.

Algunos autores nos hablan de que los niños muy pequeños están en pleno contacto con todos los aspectos de la naturaleza humana, y que, tanto la crianza de los padres, como la educación escolar van posibilitando que en su proceso de crecimiento, la sombra empiece a constituirse como un saco en el que van depositando todos esos aspectos que no gustan a las figuras significativas de referencia, y que, según mitos diversos, no corresponden a un buen niño o a una buena niña. Podríamos dar multitud de ejemplos de cómo se va desarrollando este proceso, mediante mensajes y mandatos muy poderosos, que, en realidad, lo que hacen es tratar de conformar en los niños ese ideal que los adultos no somos y que nunca llegaremos a ser, porque, como dice Jung(2), es preferible un ser humano completo que un ser humano bueno. Todos tenemos aspectos difíciles, sentimientos negativos. En todo el proceso de formación de la persona y en el proceso de individuación, existe el conflicto, existe la agresividad, existe la rabia, existen los celos. En último término, existe ese lado oscuro de la naturaleza humana, que más nos valiera reconocer y encauzar, pues su negación sólo lo vuelve más poderoso y destructivo.

Desde mi punto de vista, si ya empezamos a trabajar con estos cuentos a través del Psicodrama Simbólico, desde la infancia, estamos posibilitando la toma de contacto con estos contenidos conflictivos, difíciles, agresivos… así como aportando una vía para reconocerlos y aceptarlos en cada uno de nosotros.

En los dos siguientes cuentos, la sombra ya no se simboliza en el personaje del lobo, sino en el de una bruja y un ogro, más cercanos que el lobo al ser humano, con la característica, ambos, de su predilección por comer carne humana, y muy especialmente, de niños.

En estos cuentos los héroes, Hänsel y Gretel, y Pulgarcito, son capaces de escapar y de vencer, mediante la inteligencia, y la perseverancia, al nuevo adversario.

Es muy significativo cómo en ambos cuentos, después de vencer a este personaje, los héroes pueden extraer los tesoros que éste guardaba ocultos o para él solo en sus casas. Los cuentos nos están dando el mensaje de los aspectos sumamente valiosos que solemos sepultar y arrinconar en la sombra, junto con esos otros aspectos verdaderamente imposibles de rescatar y que sólo podemos superar o vencer.

En el cuento de La Reina de las Abejas, asistimos a una nueva manera de representar la sombra. Los personajes que la representan son ya humanos, en este caso, los dos hermanos mayores del héroe.

Éste es un motivo que aparece en muchos otros cuentos. Generalmente, hay tres hermanos del mismo sexo, dos de ellos representan la sombra del tercero, que suele ser el pequeño. En este cuento que cierra un ciclo, es el sexto de los doce, estamos asistiendo al viaje del hermano pequeño, Bobillo, junto a sus dos hermanos, y a cómo aquél impide que éstos pongan en práctica sus tendencias destructivas o de apoderamiento de la naturaleza. Finalmente, el hermano pequeño, que rescata ese vínculo perdido con las fuerzas de la naturaleza y de lo femenino, salvará también, al realizar la tercera prueba, a sus dos hermanos, que habían caído en el mismo hechizo de ser convertidos en estatuas, en el que estaban sumidos todos los habitantes del palacio que encuentran, al final de su viaje por el bosque. Es decir, en este cuento, la sombra encierra verdaderamente tendencias muy negativas, que representan la exacerbación de una serie de valores y de aspectos dominantes, en este caso, los de la cultura patriarcal, y la sobrevaloración del poder de la conciencia. Bobillo, el menor, el hijo desvalorizado, es, sin embargo el que desentierra los valores perdidos, encuentra un vínculo de comunión con la naturaleza, escucha los lados no conscientes de la naturaleza humana, y así da nacimiento a un nuevo ciclo en el que lo femenino se recupera y se integra. Podemos ver cómo ello está representado por la boda de Bobillo con la princesa más joven y buena, y por la boda de los dos hermanos con las otras dos princesas, en un cuento que comienza sin reina ni hermanas, y en el que las tres princesas halladas se encontraban dormidas en un largo sueño(3) Con su despertar, y la boda, es posible integrar y escuchar ese lado del sueño, de los símbolos, del inconsciente.

Después de La Reina de las Abejas, nos encontramos con una tríada de cuentos en los que la sombra, como adversario, está en el propio mundo. Estamos ante la adversidad. En El Patito Feo, son todos los otros quienes rechazan al patito por ser diferente, y éste en su camino de búsqueda en soledad, va encontrándose con una serie de situaciones adversas. La sombra es la de toda una colectividad que la proyecta en un individuo con una seña de identidad de diferencia. El cuento nos mostrará la transformación de este individuo en sí mismo, a lo largo de su crecimiento personal. Podemos leer este cuento desde el estigma con que grupos, colectividades, culturas, marcan a quienes les reflejan como un espejo los lados que no desean mirar de sí mismos.

Este cuento y el cuento de Pinocho, dos historias incluidas en los doce cuentos que no son genuinos cuentos de hadas, nos aportan el aspecto social de la sombra. En el caso de Pinocho, nos hallamos acompañando el recorrido de un niño de madera, que nació de las manos paternas y amorosas de un artesano, pero que le falta toda una etapa de su desarrollo, motivo por el cual es presa de la adversidad del mundo, en forma, de explotación, engaño y utilización por parte de los otros.

La versión del cuento de Walt Disney, más popular, al menos en nuestro país, que la obra original de Carlo Collodi, insiste mucho en la falta de conciencia por parte de Pinocho, por lo cual el Hada le pone el acompañante de Pepito Grillo, y también, en la tendencia a la mentira de nuestro héroe Pinocho, con la consecuencia del alargamiento de su nariz. Una manera muy delatora de mostrar a los demás la propia sombra. Sin embargo, en la versión recomendada por el Psicodrama Simbólico (4), no existe el motivo de la mentira y del crecimiento de la nariz.

Entendemos que lo más importante es el proceso de Pinocho, que más que mentir, es engañado por los otros, debido a su ingenuidad y desconocimiento de los seres humanos, por haberse perdido toda una etapa crucial del desarrollo. En este cuento sí es interesante cómo se representa la sombra como el peligro de retroceso en la escala evolutiva, y de convertirse en animal. Veamos, sin embargo, que este episodio es justo el que provoca el verdadero despertar de Pinocho, que toma las riendas e inicia el camino de vuelta a casa y de búsqueda del padre.

En Cenicienta, además del tema de las hermanastras o hermanas, hace su aparición la madrastra (5) como sombra, aunque es en Blancanieves en donde el motivo de la sombra representada por una persona del mismo sexo, cobra un dramatismo y horror máximos, a través del personaje de la madrastra (5) que, celosa y rabiosa por la belleza y juventud de su hijastra, le desea la muerte, la manda matar y cree haberse comido sus entrañas.

Podemos afirmar que este personaje sí representa todos los aspectos más terribles de la naturaleza humana, y, es un arquetipo del lado maligno de la sombra. Es fascinante cómo en la película de Walt Disney, Blancanieves puede darse cuenta de las intenciones del cazador, cuando ve la sombra de éste, con un puñal en la mano, proyectada en una roca, en el momento en que ella le había dado la espalda para coger unas flores del bosque. Apasionante y demoledor tema el del ataque del adversario por la espalda.

En La Bella Durmiente nos encontramos con el arquetipo más puro de la sombra, representado por el Hada 13, que no puede ser invitada a la fiesta de celebración del nacimiento de la niña tan deseada. Esta Hada 13 cae fuera del dominio de las horas, de los días, de los años, y, en última instancia, es la muerte.

La muerte es el adversario invencible que, sin embargo, también nos trae su regalo. Las otras once Hadas ya le ofrecieron a La Bella Durmiente los dones de la vida, todo lo bueno y bello que todos desearíamos ser y realizar. Pero cuando queda por otorgar su don al Hada 12, hace su aparición el Hada no invitada, la sombra. Aquello que no quisiéramos que estuviera presente en nuestras vidas, aquello para lo que no tenemos cubierto de oro en nuestra mesa (6).

Hace su aparición esta gran adversaria y vaticina su dominio, él de la muerte. El Hada 12 no puede cambiar del todo su conjuro, pero puede transformarlo: la niña no morirá al pincharse con un huso, sino que caerá en un largo sueño de cien años, que envolverá también a todo el reino, y del que será despertada por un beso de amor verdadero.

Así que en la conjunción entre el Hada 13 y el Hada 12, en ese puente, que une la vida y la muerte, asistimos al regalo de la sombra, que es el sueño, la conexión con lo inconsciente. Así, de esta manera, en la vida se puede integrar también el don de la sombra.

Y finalmente, no podemos dejar de dedicar unas palabras al personaje de la Bestia, en el cuento 12. De nuevo Bella y Bestia nos vuelven a ejemplificar nuestra tendencia a separar en opuestos lo bueno y lo malo, lo que deseamos y lo que nos repugna, etc. Es, sin embargo, este personaje de la Bestia el que nos muestra con más profundidad la lucha del ser humano por integrar sus aspectos negativos, difíciles, rechazados, desconocidos, pues el propio personaje lleva en sí mismo a su adversario interno. Este adversario interno es el más difícil de vencer. A lo largo de todo el cuento, asistimos a la lucha y sufrimiento de la Bestia, que no puede escapar a su hechizo y convertirse en ser humano si no ama y no es amado, tal y como es. Este paciente trabajo de aceptación que llevan a cabo conjuntamente la Bella y la Bestia, es una representación de la integración de la sombra, y de la transformación alquímica, integrando lo no bello, el lado oscuro, en la persona completa.

En los grupos de Psicodrama Simbólico posibilitamos el encuentro con los diferentes aspectos de la sombra, promoviendo la toma de contacto y reconstrucción de los propios contenidos personales.

En todas las edades de la vida, estos personajes arquetípicos nos ofrecen su acompañamiento para enfrentar e integrar la sombra, en el nivel propio de cada etapa evolutiva, cada individuo y cada grupo.

1 Es fundamental conocer la versión de los Hermanos Grimm, en la que después de la peripecia vivida por Caperucita una primera vez, ésta vuelve una segunda vez a casa de la abuelita y la experiencia es diferente.

2 Recogido en el libro Encuentro con la sombra, en la bibliografía.

3 Tema que se desarrolla magistralmente en el cuento de La Bella Durmiente.

4 Véase las secuencias recomendadas en el libro de la autora Educar en valores a través de los símbolos, recogido en la bibliografía.

5 Es conocido que este cuento recoge la influencia de hechos históricos, en los que se cree que no se trataba de una madrastra sino de la madre. También es conocido el mecanismo utilizado por los cuentos de transformar a la madre en madrastra para poner en esta última precisamente la sombra de la madre. Por otro lado, desarrollar el tema de las madres y las madrastras desde el punto de vista histórico y en cuanto a la dimensión de las nuevas estructuras familiares tiene un enorme interés, pero desborda los límites de esta comunicación.

6 Ver la versión de La Bella Durmiente de los Hermanos Grimm

 

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Irene Henche Zabala

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Artículo publicado en la Revista Vínculos del ITGP, segunda etapa, cuarto número, octubre 2011