Introducción

La oralidad desde sus inicios ha tenido un papel social fundamental. Los cuentos tradicionales provienen, en gran parte, de los primeros relatos generados en el Paleolítico Superior. Pero se transformaron en formas comunicativas populares, en contraposición a otras formulas orales ligadas a los diversos poderes y castas:

  • Los mitos. Sacerdotes y Chamanes
  • Leyendas y Romances. Poder Político

Entre los siglos V y X, los cuentos tradicionales comienzan a definirse como instrumento de comunicación de las clases más populares. Siendo en los siglos posteriores cuando adquieren unas características de utilización como contraposición al poder político y religioso. Al mismo tiempo, esos poderes intentan utilizar los cuentos para justificar su existencia y su derecho de propiedad.

En los siglos XVIII y XIX, los cuentos se convierten en un elementos cultural de primer orden, las élites comienzan a apropiarse de las historias, manipulando muchos de sus contenidos para hacerlos aceptables a su entorno social. Ese proceso alcanza su cénit con la utilización de la base de los cuentos por el cine y la televisión.

 

El origen de los cuentos

Los antropólogos y arqueólogos nos dicen que a partir del Paleolítico Superior, con la generalización de la presencia del Homo Sapiens comenzó a desarrollarse un discurso explicativo simbólico–artístico de todo lo que existe. Ya anteriormente, en el momento en que se comenzaron a formar grupos sociales por parte de otros homínidos, se comenzó a intentar encontrar una explicación para todo lo que les rodeaba y los fenómenos que ocurrían en la naturaleza. Su propio nacimiento, el origen de frutos que recolectaban y animales que veían, la existencia del mar, las estrella... todo se intentaba explicar de una forma u otra, pero es con las sociedades del Homo Sapiens cuando nace el chamanismo y con ello el sentido de la existencia de otros mundos y otros caminos. 

En ese momento la narración oral es el instrumento fundamental de comunicación social simbólica. Los chamanes explican el mundo, se comunican con los dioses, curan, recuerdan las tumbas del los ancestros… por medio de la palabra. 

Pronto se irán disociando las diversas formas de ese tronco común que utiliza la narración oral como explicación del entorno y motor del cambio social. Y se irán creando tres grandes grupos de oralidad que, sin ser estancos y teniendo muchos puntos en común, sí que tuvieron un desarrollo y utilización diferenciada. 

El mito que hace parte de la cosmogonía de una región o de un pueblo. Explica el nacimiento de las cosas y el ser humano. Su narración se convierte en un elemento fundamental del chamanismo y de narradores “iniciados”. Contiene elementos mágicos y fuerte carga simbólica. Hay estudiosos que consideran que algunos de los cuentos tradicionales provienen de una cierta apropiación de las clases populares de este tipo de relatos.

La leyenda está siempre en el origen de cada pueblo y aunque puede resultar fantástica, en realidad suele tener una lejana inspiración histórica. Están ligadas al tema de la creencia, muchas veces religiosa. 

El cuento se convierte en un instrumento de educación y explicación de las relaciones humanas y de los pueblos con su entorno cercano.

Se puede decir que el mito queda dentro de un ámbito religioso y desarrollado por una casta. En realidad las grandes religiones nacen de la recopilación de mitos transformados en libros o epopeyas.

Por su lado, las leyendas tienen un sentido más vinculado al poder político y social. En muchas ocasiones se ha dicho que las leyendas son un instrumento de justificación de la propiedad y los derechos de herencia. Los romances son un resultado natural dentro de este grupo de las leyendas.

Sin embargo el cuento queda dentro del ámbito popular, serán los campesinos, los comediantes y los pequeños clérigos, los que utilizarán el cuento como instrumento de educación. Y en muchas ocasiones como fórmula de diversión y válvula social de escape.

No entramos a detallar otros aspectos de la narración oral, como su implicación con la música, la danza… o el desarrollo del teatro en relación a la narración oral. Son temas muy interesantes, pero que exceden a este articulo.

 

Desarrollo de los cuentos tradicionales

De esta forma podríamos entender que los cuentos (como elemento proveniente del uso social de la oralidad para explicar el contexto y a nosotros mismos) siguieron cumpliendo un papel social fundamental en la estructura social del ser humano, pero más centrados en los estratos más populares. 

Simonsen M., en su estudio de 1981 sobre los cuentos populares franceses, da una planteamiento global para esclarecer los orígenes de los cuentos ante la presencia múltiple en distintos lugares geográficos. Él argumenta que habría dos tipos de explicaciones (Simonsen, 1981):

  • El nacimiento de los cuentos se debería a una supuesta monogénesis, a partir de la cual seguiría una etapa de difusión o traslado a otras partes. Esta explicación sería coincidente con los estudios geográfico-históricos.
  • Una supuesta poligénesis se vería reforzada por estudios etnográficos y antropológicos que demuestran cómo los trazos de culturas antiguas evolucionadas siguen vigentes hoy en pueblos que se han mantenido en estado primitivo.

En la actualidad no se puede concluir cuál de estas explicaciones es la cierta, por lo que dejo al lector que decida sobre ello o comparta las dos visiones como hago yo. Creo que algunos cuentos provienen claramente de una monogénesis indoeuropea y otros de una poligénesis, en múltiples lugares y tiempos, de temas que preocupaban a sociedades humanas muy diferentes.

 

Tipos de cuentos tradicionales

Si intentamos clasificar los cuentos tradicionales que llegaron a nuestros días siguiendo la metodología de Antonio Rodriguez Almodóvar, quien aplica el método de análisis de Propp, los cuentos pueden ser clasificados en:

  • Cuentos Maravillosos. Aquellos donde suceden hechos totalmente fantásticos y tiene un elemento mágico decisivo. Si están completos, pueden tener personajes arquetipos y unas etapas de desarrollo determinadas y concretas.
  • Cuentos de Costumbres (o Sucedidos). Donde se cuentan sucesos (a veces extraordinarios, aunque sin magia) ocurridos a gente corriente.
  • Cuentos de animales. No confundir con las fábulas, de contenido moralizante y nacidas dentro del ámbito formativo del poder. Aquí no hay moralejas propias de las fábulas, se parecen a éstas en que los protagonistas son animales personificados y en que los humanos, si aparecen, lo hacen como personajes secundarios. 

 

El cuento tradicional como factor social

Desde el siglo V hasta el siglo XX los cuentos tradicionales maravillosos han tenido unas características comunes como elementos de configuración de una conciencia social (tanto de grupo como individual) y como elemento de cambio y cuestionamiento de estructuras de poder.

Estudiando estas características comunes se observan las siguientes:

  • Sencillez interpretativa, naturalidad y registro léxico coloquial, y en el uso de recursos expresivos característicos del discurso oral (diálogo, énfasis, etc.). Se aproxima así a la sociedad rural y popular, permitiendo convertirse en un vehículo fundamental de transmisión e incorporación de los valores de esas clases sociales.
  • Adaptación a lugares y personas. El cuento permite la libertad total de interpretación. Cada narrador puede incorporar los elementos que considere y personalizarlo a su gusto o sus creencias, sin tocar la estructura básica, y seguirá teniendo el poder para trasmitir valores y creencias comunes.
  • La movilidad. Los cuentos del mismo tipo son conocidos por pueblos diferentes. Han sido un elemento fundamental de intercambio cultural entre pueblos, facilitando el conocimiento de los otros y permitiendo entender la gran cantidad de similitudes existentes y, al mismo tiempo, cultivando el respeto de la diferencia. Los cuentos han sido en muchas ocasiones los facilitadores de contactos posteriores, tanto políticos, como económicos. 
  • La inconcreción temporal y geográfica. Ello ha permitido que cada pueblo y cada narrador haga suyos los valores que los cuentos comparten. Asimismo ha facilitado su uso como transmisor e incorporados los valores particulares de cada sociedad. Es decir, los cuentos han tenido doble vía de transmisión, por un lado los valores generales a las clases populares y, por otro, los valores de cada población, en cada lugar.  
  • El simbolismo. Los personajes de los cuentos no estén caracterizados como sujetos con psicología propia, sino como símbolos o arquetipos que encarnan y representan valores morales, relaciones de parentesco (padres, hijos, hermanos, novios, pretendientes, etc.), estamentos y tensiones sociales (pobres que aspiran a casarse con ricos, siervos que llegan a ser reyes), animales, elementos naturales caracterizados de modo tópico, etc. Este simbolismo a permitido que los cuentos arraiguen en todo tipos de lugares y sociedades, con independencia de la reglas sociales locales.
  • Funciones educativa y de socialización. Los cuentos, contienen una enseñanza moral o un mensaje de afirmación o de reafirmación sociocultural más o menos explícitos. Tanto generales, como particulares. Y alguno de los más importantes, tanto para adultos, como para niños, sería:
    • Reafirmación personal, como individuo. Desarrollo de la autoestima.
    • Reafirmación social, como perteneciente a un grupo y siendo consciente de que la pertenencia al grupo nos permite obtener ventajas.
    • Respeto a unas reglas de convivencia. Educación moral.
    • Respeto a los demás. Desarrollo de la empatía. 
    • Respeto a la diversidad.
    • Asunción del riesgo como factor positivo de desarrollo social y moral.
    • Desarrollo de la creatividad.
    • Conocimiento estéticos y de sentido de la belleza.
    • Educación geográfica y orientativa
    • Desarrollo de la crítica y la dialéctica.
    • Superación de miedos y solución de situaciones críticas o conflictos.

Los pedagogos y profesionales de la educación infantil nos dicen que los cuentos tradicionales cumplieron un papel fundamental en lo que se refiere a la educación infantil, tanto para el desarrollo individual como el social. Leyendo a José Carlos Román García: 

    • Satisface el ansia de acción de los niños y niñas pequeños, ya que pueden proyectar en los cuentos, en su imaginación, lo que les gustaría hacer y ser en la vida.
    • Desarrolla el lenguaje oral y acerca a los niños al código escrito, aspecto esencial en el currículo de educación infantil y primaria, de forma atractiva y estimulante.
    • Conecta con las características cognitivas y afectivas de los niños de estas edades.
    • Ofrece modelos de comportamiento diversos y son, por tanto, un importante medio para fomentar nuevos valores sociales.
    • Fomenta destrezas sociales muy importantes: escuchar, conversar, opinar, respetar la perspectiva de los otros, respetar los sentimientos humanos, entre otras.
    • Favorece las relaciones entre los niños y niñas y los adultos, por el clima de afecto y confianza que genera. Además, favorece las relaciones entre los iguales.
    • Estimula la memoria y desarrolla la lógica infantil. Fomenta la atención.
    • Facilita la estructuración temporal en la mente del niño y niña.

 

El cuento tradicional como factor de crítica social

Los cuentos han representado siempre un papel de crítica de la situación de dominio de los más poderosos (poder político, económico y religioso). Durante siglos en los cuentos encontramos elementos de valoración y superación que no se encontraban en las sociedades donde se han desarrollado.

  • Reafirmación del débil frente al fuerte. La tipología de cuentos del tipo "Pulgarcito" nos llevan a entender que el tamaño o la fuerza física no son los elementos fundamentales para la consecución del éxito.
  • Solidaridad frente a individualismo. Las situaciones arquetípicas de “superación de pruebas” siempre se hacen con muestras de solidaridad y trabajo en equipo. Las situaciones adversas son superadas gracias al auxilio de otros, en la mayoría de los casos, con una misma situación de desventaja o debilidad.
  • Reconocimiento por el desempeño y no por el nacimiento.
  • El poder político (el Rey, el Conde…) es presentado como inflexible y poco inteligente.
  • El poder económico (comerciantes, jueces…) es presentado como corrupto, egoísta y autoritario.
  • El poder religioso (sacerdotes…) es presentado en connivencia con el resto de poderes y como preocupado más por las cosas terrenales que por las religiosas. Predica una cosa y hace otra completamente distinta. 

No se trata de planteamiento revolucionarios, ni de confrontación directa, pero sí de una forma de válvula de escape de la presión social que representan los estamentos en un momento social determinado y de la necesidad de afirmación como grupo con respecto a poderes autoritarios.

 

El cuento tradicional y la perversión de su utilidad en la actualidad

El cuento no ha perdido sus características en la actualidad. Es cierto que el trabajo de muchos recopiladores en el siglo XIX fijó unas estructuras que hacen que el cuento presente características negativas. Por otro lado, la iglesia y el poder se apropiaron de los cuentos (dada su gran difusión entre las clases populares) para modificar su contenido y valores. Tampoco han resultado muy útiles algunos autores (Andersen) que escribieron cuentos propios con estructura de cuento tradicional pero cambiando los contenidos básicos y arquetípicos. Esto también pasa en la actualidad con algunos autores de literatura infantil y juvenil. Asimismo las adaptaciones realizadas en el siglo XX han desarrollado aun más esos factores negativos. Entre los más importantes destacaríamos:

  • Potenciación del Patriarcado.
  • Defensa de la propiedad privada.
  • Reivindicación de cierto individualismo.
  • Desarrollo de modelos de comportamiento arcaicos.
  • Justificación de la violencia.
  • Fijación de roles masculino–femenino.
  • Desarrollo del efecto “Patito Feo”. No es necesario que hagas nada, un día todo se va a solucionar por casualidad.

 

Los narradores y el cuento tradicional en la acturalidad como factor de cambio social

Pero lo cierto es que los cuentos tradicionales en la actualidad siguen teniendo la misma utilidad que tuvieron hace cientos de años, aunque nuestra labor como narradores es más complicada que nuestros predecesores, ya que además de realizar nuestro trabajo de la mejor forma posible, nos toca la ingente labor de la limpieza de elementos externos al cuento para que siga desempeñando su función de elemento de cambio social.

Nuestro trabajo se podría plantear en los siguientes pasos:

  • Estudio profundo del origen y desarrollo de la narración oral, desde sus orígenes.
  • Búsqueda de las fuentes más antiguas. Son más sencillas las recopilaciones pero es necesario saber que estas suelen estar depuradas (en muchas ocasiones de forma negativa).
  • Estudio profundo de los estudios sobre morfología del cuento.
  • Conocimiento de estudios relacionados sobre el cuento tradicional (pedagógicos, psicoanalíticos…)
  • Aproximación al cuento tradicional con respeto, pero sin miedo. Es necesario estudiar los cuentos tradicionales para ver qué elementos son añadidos interesados y cuáles son los elementos fundamentales y arquetípicos del cuento. Debemos modificarlos, adaptarlos y hacerlos útiles y nuestros, pero sin transformar su esencia fundamental.
  • Evitar la simplificación excesiva, incluso para niños pequeños, pues se corre el riesgo de volver a romper su estructura interna. Las sesiones de cuentos en valores, son por ejemplo una perversión tremenda, ya que se retuerce y se fuerza el cuento de tal manera que pierde su sentido. Los cuentos ya tienen sus valores, no es necesario hacer equilibrios y malabares forzados solo por el mercado. La eliminación de miedos y violencias debe ser cuidadosa para evita que ocurra lo mismo.
  • Diferenciar los cuentos populares de los cuentos tradicionales. Una Polka es tradicional, Julio Iglesias es popular…
  • Los cuentos tradicionales son para todas las edades y deben ser contados para todas las edades.
  • Tener en cuenta que los cuentos tradicionales no están aislados en su desarrollo y presencia en las sociedades de otras disciplinas artísticas como la música, los títeres o el teatro. Conocer sus interacciones, similitudes y compatibilidades son fundamentales para dotarnos de un visión global.
  • Pensar por qué se cuenta un cuento tradicional, qué nos dice, qué pretendemos conseguir, cuáles son nuestros objetivos, y si para todo eso ese cuento es el ideal. Hay que preguntarse siempre qué hay tras el cuento.

Seguro que al leer todo esto os diréis, ¿todo eso para contar un cuento…? Y la respuesta es sí, y más. Sinceramente, es la única manera de que el cuento sea tuyo (y de todos) y que siga cumpliendo la función de motor de cambio social que siempre ha tenido.

 

Bibliografía

ALONSO GARCIA DE RIVERA, Helena, "Estructuras sociales en la Baja Edad Media española según el anónimo Dança General de la Muerte", Revista de Folklore, n.º 388, Fundación Joaquín Díaz, Valladolid, 2014, pp. 26-43 

BETTELHEIM, Bruno, Psicoanálisis de los cuentos de hadas, ed. Booket

BRUNO, Pep. Los cuentos tradicionales en España hasta 1850, Web pepbruno.com

MONTERO Pedro. "ARTE VERBAL URBANO: Aproximación Etnográfica a los cuentos populares extremeños en la ciudad de Badajoz", Revista de Folklore, n.º  111, Fundación Joaquín Díaz, Valladolid, 1990, pp. 103-108     

PROPP, V., Las raíces históricas del cuento, Ed. Fundamentos, Madrid, 1998.

PROPP, V., Morfología del cuento, las transformaciones de los cuentos maravillosos, ed. Fundamentos, Madrid, 1977

RODRÍGUEZ ALMODOVAR, Antonio, Los cuentos populares o la tentativa de un texto infinito, Web Biblioteca Virtual Cervantes 

ROMÁN GARCÍA, José Carlos. Análisis del Cuento Tradicional, Web juntadeandalucia.es 

VELEZ. Antonio Lorenzo. "Literatura de Tradición Oral y Antropología", Revista de Folklore, n.º  066, Fundación Joaquín Díaz, Valladolid, 1986, pp. 193-198

Carles García Domingo