Los cuentos me han acompañado siempre. Soy privilegiada porque en ellos he encontrado raíces y alas. Las historias me han nutrido, me han ofrecido orientación y esperanza. En las épocas de duelo me han permitido, me siguen permitiendo, elaborar un sentido de la vida pese a la ausencia de la gente amada. Este boletín es la expresión de mi gratitud por el consuelo recibido, a todas las personas que nos precedieron en la tarea de vivir y que imaginaron que la Muerte no es el fin sino el comienzo de otra vida. Y a todas aquellas gentes que no sólo lo imaginaron sino que se atrevieron, que aún se atreven, a contarlo. Porque narrar es a menudo un acto de coraje donde los secretos son desvelados y donde pese al tabú y a lo políticamente correcto, hemos elegido como oficio dedicarnos a nombrar lo innombrable.

En este sentido, el artículo de la narradora Jennifer Ramsay,“When Death Came to Visit my School ” (en inglés) y “Cuando la Muerte vino a visitar mi colegio” (en castellano) es la conmovedora crónica de cómo a través de los cuentos es posible abrir un espacio para expresar lo que siente una comunidad escolar ante la pérdida o el duelo de alguno de sus miembros.

A Txabi Arnal, profesor de literatura infantil y juvenil del Departamento de Didáctica de Lengua y Literatura en Magisterio de la UPV, en Vitoria- Gasteiz, tuve la fortuna de escucharle, hace unos años en la biblioteca de Ermua, una charla tan interesante como transgresora sobre el abordaje de la Muerte con los niños y las niñas a través de los cuentos ilustrados. De su tesis sobre “El tratamiento de la muerte en el álbum infantil, nos ofrece algunas reflexiones, en el artículo: “El tratamiento de la muerte en el álbum infantil”.

Luis Correia Carmelo, un narrador portugués a quien admiro mucho, ha investigado ampliamente también sobre la personificación de la Muerte en las historias de la tradición oral. De él podemos disfrutar en portugués del magnífico artículo “A morte personificada no repertório dos narradores orais” y en castellano: “La muerte personificada en el repertorio de los narradores orales”.

Yo por mi parte, he querido contribuir a recordar algunas de las múltiples representaciones de la Muerte en algunos mitos y leyendas, en el artículo “Mitología de la Muerte.”

De Víctor Ríos, Terapeuta Gestáltico y Corporal, doy lugar en este boletín, al artículo: “Una experiencia terapéutica con la muerte desde la perspectiva gestáltica”, porque considero que los narradores y las cuenteras necesitamos también de la sabiduría generada en otros ámbitos de la experiencia humana, para ser más conscientes del alcance que puede llegar a tener nuestra práctica. En su acompañamiento a las personas cercanas a la muerte, nos habla de cómo fue su metamorfosis en Caronte. La metáfora resuena en mí poderosamente. ¿No somos todas las personas que narramos historias sobre la muerte, en un momento dado, como este barquero que conduce las almas de quienes han muerto al “otro lado”? Aunque la narración oral es ante todo arte, sus aspectos pedagógicos y terapéuticos pueden ser tenidos en cuenta, ya que sólo nombrar lo silenciado, el tabú puede ser profundamente sanador.

El imaginario colectivo me conecta con una sabiduría ancestral que me recuerda como lo hace Ana Griot (Ana García Herreros) en el artículo “Muerte de mi vida” que la verdadera guadaña que nos siega la vida es el miedo a morir. Este texto compartido del prólogo de su libro Cuentos populares de la Madre Muerte es una invitación a conocer o a recordar, 44 cuentos populares donde la Muerte no es un castigo sino la hermana de la Vida. Ambas se la alimentan la una a la otra en una rueda infinita, eterna.

Y para seguir alimentándonos, aquí puedes encontrar la Agenda de cuentos contados de este mes de marzo.

Virginia Imaz Quijera.