• Desde el sarcasmo y el humor, la autora plantea una obra para adentrarse en oscuras densidades

  • Martes 22 de noviembre, 19:00 horas, Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

 

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) invita a la presentación de La pitonisa de Aguaprieta, la nueva novela de Susana Pagano, la cual es organizada por la Coordinación Nacional del Literatura. Esta presentación editorial se llevará a cabo este martes 22 de noviembre a las 19:00 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y contará con la participación de Anamari Gomís, Guillermo Samperio, Vicente Herrasti y la autora.

 

La pitonisa de Aguaprieta es la tercera novela de Susana Pagano, la cual se suma a Y si yo fuera Susana San Juan…, con la cual obtuvo el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero 1995 y un gran reconocimiento de la crítica; posteriormente, en 2001 publicó Trajinar de un muerto.

 

En La pitonisa de Aguaprieta, gracias a una narración ágil y sorpresiva, pero a la vez exigente y elaborada, Susana Pagano elabora un retrato irónico y tremendista de los personajes que habitan el rancho de Aguaprieta. La trama se elabora alrededor del conflicto entre Severina y sus dos hijos, Otoniel y Próculo, y la manera en que el trío proyecta su influencia sobre el  resto de los habitantes.

 

Luego de pelear con su madre a consecuencia de la homosexualidad de su hermano, Otoniel abandona Aguaprieta, para regresar 18 años después convertido en predicador cristiano y con el único fin de vengarse. Durante la ausencia de su hijo mayor, Severina se ha convertido en figura clave de la comunidad, gracias a las predicciones que realiza a partir de los bordados que hace Próculo.

 

A partir de un relato que se construye con las diferentes perspectivas de cada uno de los personajes, Susana Pagano ofrece una novela que desde un estilo sin solemnidades formula una crítica hacia la intolerancia promovida desde el discurso vacío de una falsa espiritualidad. También encontramos en esta novela una denuncia de la violencia hacia las mujeres, así como una reivindicación de la diversidad de formas que el amor puede asumir.

 

Sobre La pitonisa de Aguaprieta, su autora señala en entrevista que su intención inicial fue continuar con la exploración de la línea estilística planteada en Si yo fuera Susana San Juan, pero ahora orientada hacia la posibilidad de formular “una sana crítica a una sociedad de mentalidad cuadrada y cerrada, que pocas veces acepta que una persona piense diferente”.

 

Sobre el personaje de Otoniel, quien como predicador del fin del mundo logra que los habitantes de Aguaprieta se conviertan al cristianismo, pero a quien le depara un fin inesperado, la escritora señala que este personaje funciona en la novela como el vehículo para formular un cuestionamiento al fanatismo promovido por falsos profetas.

 

”Es un cuestionamiento al afán de sustentar la existencia personal sobre la base de valores y creencias totalmente falsas, enclenques o débiles que no son dignas de seguirse; un cuestionamiento que, por supuesto, no excluye o niega la posibilidad de llevar una vida espiritual o poseer una religiosidad o creencia en un ser superior”, explica.

 

No obstante el afán crítico de La pitonisa de Aguaprieta, esta novela evade con soltura el peligro de convertirse en una obra rígida o solmene, por el contrario, la prosa de Susana Pagano brilla por la fluidez de su humor y su sarcasmo.

 

Conciente de la densidad de los temas abordados en la novela, la autora optó por un tratamiento irónico de los mismos, a fin de evitar caer en el exceso de sobriedad o el amarillismo, por ello, explica:

 

“Tratar estos temas puede ser algo escabroso, pues es adentrarse en oscuras densidades, por ello prefiero utilizar el humor, a veces negro, otras veces no tanto, pero siempre procuro un estilo sardónico e incisivo. Hago esto para restarle a la narración esa sobriedad o eludir el peligro de criticar sólo por criticar, de estar sólo estar señalando con el dedo, también busco eliminar cualquier sesgo de amarillismo, porque la novela tiene momentos muy violentos, momentos que de haber sido descritos de manera más realista o burda, podrían caer en el amarillismo”.

 

Susana Pagano nació en la Ciudad de México en 1968. Realizó estudios en el Instituto Cultural Helénico, en la Escuela de Escritores de la SOGEM (Sociedad General de Escritores de México) y en la Universidad de Barcelona, en España. En 1995, obtuvo el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero con su obra Y si yo fuera Susana San Juan… que publicó en 1998. Obtuvo la beca del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes), en la categoría de Jóvenes Creadores (1996-1997), con la novela Trajinar de un muerto, publicada en 2001. Fue becaria del Centro de Escritores Juan José Arreola en colaboración con Casa Lamm (1999-2000). Desde 2003 pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Ha publicado cuentos, fragmentos de novela, reportajes en antologías y revistas de circulación nacional e internacional.