Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra «público» significa (entre muchas otras opciones) 'Conjunto de las personas reunidas en determinado lugar para asistir a un espectáculo o con otro fin semejante'.

Hoy en día hay una gran variedad de tipos específicos de público: infantil, familiar, adolescente, joven, adulto, e incluso adultos mayores y bebés. Sin olvidar el público general y/o comunitario, que suele ser habitual en los festivales de narración oral. En este caso, no hay edades determinadas ni relación determinada entre los asistentes, más que ese momento en que te encuentras en el lugar para disfrutar de las historias contadas. Para saber un poco más sobre las intenciones de los espectadores como tales, formulé esta pregunta a varias personas: ¿Qué esperas cuando vas a ver un espectáculo?

Algunos espectadores que a la par son intérpretes de alguna disciplina artística desarrollaron tesis doctorales como respuesta (cosa que agradezco). Los espectadores que no pertenecen a este mundillo coincidieron en tres ideas básicas, a la par que importantes:

–que me entretenga,

–que me emocione,

–que me sorprenda.

Respecto a «entretener», puedo decir que su antónimo es «aburrir». Nadie asiste a un lugar para aburrirse y es tarea principal de la persona que se sube a escena que esto no suceda, ni arriba ni abajo del escenario.

En cuanto a «emocionar», tiene como opuestos: «insensibilizar», «entibiar», «enervar», enfriar». Me gusta la idea de enfriar, el público llega interesado, curioso, alerta, esperanzado, ilusionado y no le apetece meterse en una nevera, pasar frío y salir congelado. Espera hacer un buen viaje por las emociones (las más posibles) y salir buenamente transformado.

Ahora nos queda «sorprender». Algunas personas me han dicho: «Si además de entretenerme y emocionarme, me sorprende es lo más»

Entre los sinónimos de «sorprender» están: «asombrar», «impresionar», «conmover», «sobrecoger», «maravillar», «dejar con la boca abierta». Es maravilloso cuando algo nos sorprende y creo que no está de más saber que el público lo espera.

El público espera esas tres cosas y creo que es bueno tener la escucha abierta y revisar si se logra o no.

Algo que me viene a la cabeza al hablar del público y el arte de contar historias de viva voz. Por lo general, este oficio se relaciona inmediatamente con el mundo de la infancia. Creo que es bueno que los espectadores sepan que hay cuentos contados para adolescentes, jóvenes y adultos, y que se acerquen a escuchar historias sabiendo que también pueden entretenerse, emocionarse y sorprenderse cuando una persona les mira a los ojos, abre la boca y vuela por el aire el bien conocido «Había una vez...».

No puedo acabar esto sin pedir un aplauso para el público, que bien se lo merece.

José Campanari