Las noches se llenan de historias, los fantasmas caminan en las calles que dibuja la llama de una vela, los espectros se pasean por el teatro, sus candilejas y bambalinas, los gnomos y duendes bailan con el canto y las palmas de los niños y en las universidades el tedio y pesadez de la academia huyen humillados ante la aplastante invasión de los personajes narrados en una deliciosa sesión de cuentería.

Jota Villaza

 

Término comúnmente usado en Colombia para designar lo que en otros lares llaman NARRACIÓN ORAL. Se aplica a todas las formas de narrar a viva voz, bien sea en la forma exclusivamente oral o con elementos teatrales. Se usa para designar por igual a la forma escénica o las formas cotidianas de narrar en otros espacios culturales como la CUENTERÍA FAMILIAR, LA CUENTERÍA RITUAL, LA CUENTERÍA COMUNITARIA. Dentro de este término reconocemos variables llamadas MODALIDADES por Carlos. Pachón, estudiadas y aplicadas por muchos cuenteros colombianos.

En Colombia se usa el término CUENTERO para designar al narrador de cuentos, en menor uso NARRADOR ORAL; poco usado, por no decir que no, el CUENTACUENTOS, y el NARRADOR ORAL ESCÉNICO Que según F. Garzón es aquel que narra desde su misma personalidad, con su voz y su cuerpo en el escenario, con elementos propios de a escena pero sin teatro, es decir sin actuación, sin cuarta pared, sin trucos en absoluto, sino con y para el público. Algunos discípulos erróneamente lo aplican a todo lo que se narra, de cualquier forma o manera, y algunos han equiparado el término NARRACIÓN ORAL ESCÉNICA a CUENTERÍA, lo que sería un error, por la sola definición del término garzoniano. Otro de los errores de los papistas es descalificar las formas de narrar que no se parecen a las de su “maestro”.

En Colombia existíamos muchos CUENTEROS, así designados, un poco peyorativamente, los narradores populares de pueblos y campos, aquellos que por entretenimiento contaban historias, anécdotas, chistes, chismes, generalmente llenas de exageraciones, inexactitudes (que no mentiras) en ratos de ocio y que en fiestas populares los convocaban para reír con sus ocurrencias. Uno de los más populares en el siglo XIX y comienzos del siglo XX fue JOSÉ RAMÓN GARCÍA, conocido como COSIACA (Jaramillo Londoño, Agustín. “El Testamento del Paisa”), que siendo un hombre callejero, sin oficio ni vivienda, le pagaban para que contara. El escritor Tomás Carrasquilla sitúa una CUENTERA, de temporada en su pueblo por allá en 1890, utilizando ese término (Carrasquilla, Tomás “Prefacio de Francisco Vera”. Cuento). Desde los años 80s del siglo XX, aparecieron narradores de oficio artístico en Teatros y plazas, que nos hacíamos llamar cuenteros, juglares o fabulistas. El significado de CUENTERO estaba entre el mentiroso y divertido, quizá algo enredador para tener ventaja en el amor o en el negocio, pero no asociado con el estafador, connotación que tiene en otros países de Suramérica. Con la llegada a Colombia del TEATRO DEL CUENTO O DEL CUENTERO y de la NARRACIÓN ORAL ESCÉNICA alrededor de 1987, el término CUENTERO se fue generalizando a todos los que narran a viva voz, aunque algunos insisten en hacerse llamar de otras maneras.

Finalmente el término CUENTISTA, es aplicado esencialmente al escritor de cuentos y nunca a un CUENTERO, al menos en Colombia.

 

Jota Villaza

 

Voces relacionadas: contadorcuentacuentoscuenterocuentistanarrador oral.