Hemos ido varios veranos a Prioro, en la montaña leonesa, y razones no faltan. A simple vista todo el mundo que pase por allí puede apreciar que es un lugar precioso rodeado de rutas y senderos por los que perderse rodeado de bosques de robles, encinas y hayas. 

El clima durante los meses de julio y agosto es bastante benigno porque escapas del calor asfixiante de la meseta castellana, aunque en invierno, cuando la nieve lo cubre todo, y el frío se mete en los huesos, uno puede imaginarse merodeando por las cercanías a los lobos, y a algún oso que desciende de la vecina Asturias. 

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