Tomo aquí el término en las cuatro lenguas que se tocan políticamente, porque los matices históricos ayudan a explicar el «nosotros-as», que es el plural más próximo a quien habla y, según mi consideración, la base del contar, y no me refiero al contar de escuela, sino al contar natural que es el contar conversacional, el más próximo a la convivencia, la memoria y el arraigo, que en resumen es lo que asienta, junto a lo geográfico, las ideas de sentimiento y comunidad.

Como contador de escucha que soy, veo en las personas mayores (aquellas que, entre otras cosas, se criaron sin televisión) el grupo en el que mejor se desvela lo que el contar fue: no un formato singular de espectáculo, ni las miles de variantes no presenciales de la cultura de consumo, sino una oportunidad para completar en comunidad los hechos y compartir los saberes. 

No es extraño por lo tanto que el contador que hurgó y participó en la memoria oral de una comunidad se vea interrumpido en su espectáculo si quienes escuchan se sienten interiormente impelidos (de un modo natural, por aprendido y practicado) a comentar, matizar o contar ellos mismos sus historias, que en ese momento se vienen a dar la mano (porque son pertinentes y tienen sentido) con las del contador profesional. Y en la medida que este sepa integrar todas las voces, será reconocido con el oficio, entre los demás oficios, de contador

 

*Seguramente la fermentación de cada «nosotros-as» da caldos distintos y llenos de recovecos gustativos. Algo de esto considero y admiro del oficio de contar

 

Celso Fernández Sanmartín

 

Voz relacionada: Yo