Procede del latín cyclus y del griego kyklos, y significa 'círculo'. 

La RAE define «ciclo» como:

1. Período de tiempo o cierto número de años que, acabados, se vuelven a contar de nuevo.
2. Serie de fases por las que pasa un fenómeno periódico.
3. Serie de conferencias u otros actos de carácter cultural relacionados entre sí, generalmente por el tema.

Si nos fijamos en la etimología de la palabra, ya nos está dando una clave primordial que está muy ligada al arte de contar historias: el círculo. Si nos dijeran que formásemos una imagen a partir de las palabras «círculo» y «cuentos», probablemente nos vendría la imagen de alguien contando alrededor del fuego. 

Pero, además, al arte de contar historias cuenta la vida y la vida está repleta de ciclos que se cierran y se vuelven a abrir. Incluso la vida misma es un ciclo. No quiero ponerme demasiado metafórica. Simplemente quiero apuntar que para mí un ciclo es algo que forma parte de la vida, igual que la narración oral, por eso elegí crear un ciclo y no una programación estable o un festival de narración oral.

Dejaré a un lado la segunda acepción del diccionario, ya que se escapa del tema que nos ocupa, y me centraré en la primera y en la tercera.

Vayamos con la primera. Un ciclo es algo que continúa en el tiempo, que acaba pero que se repite. Poniendo el ejemplo de Cuentacuarenta, por ser el que más conozco, este ciclo tiene una duración de cinco semanas en el período que los cristianos denominan «cuaresma». Las actividades suceden los fines de semana. Durante la semana se mantiene un hilo conductor para que el público no se desenganche. Cada fin de semana se repite prácticamente la misma estructura con distintos narradores. De esta manera, el público llega a aprenderse con facilidad la programación y los narradores del cartel. Podríamos, pues, afirmar que un ciclo se mantiene a medio camino entre una programación estable y un festival. En cuanto a la intensidad, podríamos considerarlo menos intenso que un festival que concentra las actividades en unos días, mientras que en el ciclo quedan más espaciadas y más intenso que una programación estable, pero con menos duración que esta. Para ello es necesario que sea sostenible para el lugar donde se realiza y accesible a la mayor gente posible.

La tercera acepción hace referencia al tema. En el caso de Cuentacuarenta, el tema es la narración oral. Entorno a él se organizan actividades paralelas como talleres, charlas, rondas de cuentos... Pueden realizarse en colaboración con otras entidades como, por ejemplo, la Asociación de Autismo, el Colegio de Arquitectos o librerías. Lo que permite abrir la narración a otras disciplinas e interactuar en la reflexión con profesionales de otros sectores así como dar a conocer nuestro arte a mayor número de personas.

 

Patricia Picazo de Fez