Contar historias en este país durante los últimos años (2011, 201220132014...) ha llegado a ser una verdadera travesía por el desierto. Las condiciones que esta inagotable crisis, sobre todo de valores, ha ido imponiendo han sido demoledoras para los trabajadores de la cultura. El “tengo que trabajar mucho más, para ganar mucho menos” se ha convertido en la tónica general, y este principio afecta, en el oficio artístico, especialmente (aunque no solo) al trabajo previo: renovación de repertorios, creación de propuestas artísticas nuevas, preparación de textos..., lo que redunda en la calidad artística de lo que ofrecemos.

Este 2015, en cambio, ha sido bastante peculiar. O tal vez debiéramos decir, electoral. Sabemos de buena tinta que en algunas comunidades, que no han visto ni gota de programación cultural en el desierto de esta legislatura, ha caído un torrente repentino de oferta en forma de sesiones de cuentos a última hora. En otras comunidades, en cambio, se ha cerrado el grifo de las actividades súbitamente, a la espera de ver qué gobierno se formaba y cuándo.

En estos momentos estamos expectantes por ver quién acaba por presidir el Gobierno y qué medidas se van a tomar realmente después de tanta promesa electoral (espera un momento, que en Cultura no se han molestado ni siquiera en hacer promesas).

Pero todo no van a ser malas noticias. Las buenas son que desde el colectivo seguimos trabajando por dignificar el oficio creando espacios de formación para narradores nuevos y veteranos (desde AEDA se ha celebrado ya la segunda Escuela de Narración Oral y vamos camino de la tercera, pero es que además se consolidan espacios tradicionales de formación como los talleres de Borrón y Cuento Nuevo, de Héctor Urién... y también se recuperan otros como D'Palabra); seguimos trabajando por dar difusión al arte de contar historias (nacen nuevas webs en torno a la narración oral, otras se van remozando, otras van arraigando: Homo NarransAsociación MANOANIN; y esta misma de AEDA con más de doscientos documentos y artículos publicados en 2015); se van afianzando encuentros de narradores por comunidades autónomas (Canarias, Andalucía); seguimos buscando dar visibilidad al oficio celebración del 20M, Día Internacional de la Narración Oral; se siguen manteniendo espacios de narración en forma de Festivales y programaciones estables (siendo marzo y octubre los meses de mayor actividad); y vamos extendiendo nuestra presencia en más espacios (este año AEDA ha pasado a ser miembro del Consejo General del Libro Infantil y Juvenil).

Este año, y por primera vez, se ha empezado a hablar de cachés del oficio. La mesa de trabajo que se celebró en junio sobre ese tema quiere ser un punto de partida para seguir reflexionando juntos sobre un tema de vital importancia para el colectivo, ojalá 2016 nos ayude a avanzar en esta cuestión.

Además de todo esto, en AEDA contamos con alegría que ya somos treinta. Y ser más nos hace ser mejores: más cabezas, más manos, más bocas; para opinar, organizar, aportar. Así se ha podido hacer realidad una segunda Escuela de Verano; así ha surgido una interesantísima sección en la web dedicada a recursos de oralidad; así hemos podido publicar un boletín mensual con las aportaciones de muchos de los miembros de la asociación y de más narradores a nivel estatal e incluso internacional, así se consiguió en su día un IVA más reducido para algunas sesiones de cuentos, así hemos estado presentes en FEST un año más.Esperamos que este suma y sigue sea una inercia que nos haga crecer en apoyos para que, entre todos y todas, hagamos de nuestro oficio un lugar mejor para vivir.

Salud                                                       

Junta AEDA