Son muchas las campañas que se realizan en nuestro país y fuera de sus fronteras para animar a leer a niños y a jóvenes. Pero quizás son pocas las que se plantean cuál es el objetivo principal que se quiere conseguir con este tipo de actividades.

Para animar a leer se ha de fomentar actitudes positivas entorno a la lectura junto con la familia y el entorno, se ha de integrar la lectura en la vida como algo cotidiano. Por unos días los libros habrían de ser los protagonistas para seguir siéndolo el resto de los demás días.

Se ha de intentar que se aprenda a apreciar la lectura como fuente de información, de formación y de entretenimiento. Y sobre todo sugerir el concepto leer por el placer de leer, sin imposiciones, porque, como dice Pennac en su libro Como una novela, "el verbo leer no soporta el imperativo". Aversión que comparte con otros verbos: el verbo amar…, el verbo soñar. Pues bien se trata de amar y soñar.

Necesariamente las actividades que se programen han de ser fruto de una reflexión conjunta de profesionales entendidos en esta temática que aunque vinieran de diferentes sectores o representaran a diferentes instituciones su único interés fuera el meramente educativo y lúdico, no cualquier otro. Se hace necesario que la programación de las actividades tuviera un contenido cultural que promocionara el libro y la lectura. No sirve de nada programar actividades que no tengan calidad y que respondan a intereses editoriales o de otra índole, como pudiera ser de tipo económico. El hecho de que el interés sea educativo no va en detrimento de que sea divertido y de calidad. En definitiva todo lo que nos acontece en la vida y en la literatura también, educa en un sentido y en otro.

Todas las actividades en torno al fomento de la lectura habrían de estar escogidas con mimo, con responsabilidad y sin olvidar el fin último, hacer lectores. Una campaña de animación lectora debería contar con la colaboración de las instituciones locales, de los centros educativos, de la biblioteca y de las familias, ya que se hace necesario una continuidad en el tiempo y no puede ser un hecho aislado.

Para ello se habría de organizar una serie de actividades: conferencias, encuentros con autor... que mostraran el valor que la lectura tiene y cómo se complementa con otras de tipo artístico como el teatro, la narración oral, las exposiciones, etc.

El lenguaje oral es especialmente relevante en la primera de etapa de la vida de un niño, es el instrumento por excelencia de aprendizaje y lo seguirá siendo también después, durante toda la vida. Por otro lado la neuroeducación, integrando para ello enfoques de la psicología, la sociología y la medicina, con la intención de mostrarnos cómo orientar el aprendizaje educativo en el aula, desde el funcionamiento del cerebro, demuestra científicamente que sólo se aprende aquello que se ama, es decir, aquello que genera una emoción. Pues bien, es a través de la emoción como se tiene el primer contacto con la literatura.

Cuando una madre canta una nana a su hijo, este hecho está lleno de diferentes tonos y matices afectivos, o cuando el niño o la niña escucha rimas, retahílas, trabalenguas y canciones, va interiorizando el ritmo y la musicalidad. El carácter lúdico y emocional de este primer encuentro iniciará más adelante a los niños en otros tipos de textos literarios más complejos, de ahí la importancia de la narración oral desde los primeros meses de vida.

Según Montserrat Sarto (1989): "La lectura no es importante porque divierta o porque transmita información o porque nos permite conocer la literatura de nuestro Siglo de Oro, sino por algo más radical: porque la inteligencia humana es una inteligencia lingüística. Sólo gracias al lenguaje podemos desarrollarla, comprender el mundo, inventar grandes cosas, convivir, aclarar nuestros sentimientos, resolver nuestros problemas hacer planes. Una inteligencia llena de imágenes y vacía de palabras es una inteligencia mínima, tosca, casi inútil".

Las historias que escuchan los niños a través de la literatura les hacen comprender el mundo y les dan herramientas para solucionar problemas de la vida real, cada uno desde su lugar. Posiblemente cada niño sacará diferentes conclusiones de cada historia, pero la hará suya, es la magia de la lectura. De ahí la importancia de un buen narrador oral. Estamos acostumbrados a que en algunas de las campañas de animación lectora se dé importancia a los honorarios de los cuentacuentos, parece ser que cuando es para niños en edad escolar todo vale y cualquier persona puede desarrollar esta función olvidándose de la calidad profesional, personal y el respeto a la infancia.

Respetar a los niños es conocer la etapa evolutiva en la que se encuentran antes de contarles cuentos. Para ello según Carles García Domingo, opinión que también comparto, se hace necesario la formación de los profesionales de la narración oral en temas de literatura, comprensión lectora, currículo escolar y todos aquellos centros de conocimiento que pueden ayudar en la tarea.

El buen narrador ha de ser lector, lo cual le va a permitir ampliar su imaginación y su vocabulario, debe de creer en lo que hace y disfrutar con el cuento que está contando ya que contar cuentos de forma oral contribuye al fomento de la lectura. Si el cuento le ha gustado al niño pedirá que se le cuente una y otra vez y al final querrá leer ese cuento que se le ha narrado.

Animar a leer en palabras del profesor Juan Mata es dar vida a un cuento. Y eso es precisamente lo que hace el narrador oral, dotar de vida a un libro, a una historia, ayudando al niño a crear su propio imaginario.

 

Bibliografía

-La aventura de oír. Madrid. Ana Pelegrín. Editorial Cincel.

-Animación a la lectura. Monserrat Sarto ediciones SM.

-10 ideas clave: Animación a la lectura: hacer de la lectura una práctica feliz, trascendente y deseable. Juan Mata Editorial Grao.

-Como una novela. Daniel Pennac. Editorial Anagrama.- Neuroeducación. Solo se aprende lo que se ama. Francisco Mora. Edit Grao

-Animación a la lectura. Monserrat Sarto. Ediciones SM

-Artículo AEDA. Animación lectora y narración oral. Carles García Domingo. Fuente: http://narracionoral.es

 

Paqui Salinas Serna

Este artículo se publicó en el Boletín n.º 43 – No todo vale a la hora de programar