catalán

Vivo en un pueblo de La Segarra, en Lleida, y trabajo casi siempre en Catalunya. La mayor parte de las sesiones de cuentos que realizo son en catalán y para público infantil o familiar bilingüe, y tienen lugar en bibliotecas, escuelas o museos. 

Puesto que me dispongo a hablar de espectáculos, sesiones y proyectos de cuentos en los que no utilizo mi lengua materna, quiero dar algunas explicaciones previas. 

Hablo cinco idiomas por necesidad, por amor, por convicción, y por curiosidad. 

Cada uno de mis días comienza con un buen desayuno y un "Bon dia" en catalán. 

El jazz es en casa el pan nuestro de cada día. 

El sueco es el trineo que se desliza por la montaña nevada, la risa y el juego, los recuerdos de infancia.

El portugués está alojado en el vientre, en mis amores de juventud y en las canciones que canto.

Mis sueños, mis pensamientos y mis deseos transcurren en castellano.

Entre ellos se visitan, se tropiezan, se confunden, se invaden y se ayudan.

Los idiomas me viven en distintos lugares de la historia, de la memoria, del cuerpo, y creo que los cuentos cambian de un idioma a otro, como de un lugar a otro, o de una persona a otra. Las palabras no significan lo mismo en todas las lenguas. La melodía, la entonación y el ritmo varían, como suelen variar los gestos. Y no todo aquel que es bilingüe es bicórpore, ya que asimilar los gestos de otra cultura suele ser un proceso lento, de mimesis, y aprender un idioma muchas veces no supone aprender el lenguaje paraverbal (mímica, gestos, muecas, expresión corporal).

¿Qué pasa entonces con el cuento? El idioma, la elección de la historia, el tipo de público, el lugar, son todos ellos elementos determinantes que modifican en mayor o menor medida la manera de contar y el cuento en sí.

Si cuento en catalán cuentos populares para público infantil o familiar en una biblioteca

Si cuento en catalán cuentos populares para público infantil o familiar en un museo

Si cuento en catalán cuentos populares para público infantil o familiar en una escuela

Si cuento en catalán cuentos populares para público adulto en una biblioteca

Si cuento en catalán cuentos populares para público adulto en un museo

Si cuento en catalán cuentos populares para público adulto en un bar

Si cuento en castellano... 

¿Cómo cambia la manera de contar? La dosis de expresión o comunicación dependerán de la receta que elija, y según ponga una u otra, utilizaré más o menos utensilios de los que están a mi alcance. Aunque reconozco que soy muy de cocinar "a ojo", y cambio de opinión sobre la marcha, varío proporciones e ingredientes durante la elaboración. 

Pero ¿qué pasa cuando cuento en inglés? No me refiero a contar en inglés en Irlanda, Escocia, Australia, Inglaterra... sino hacerlo aquí, en Catalunya y para público no angloparlante. Si bien las sesiones de cuentos en general no siempre son contratadas como acto artístico, en el caso de las sesiones en inglés queda claro que lo son como acto pedagógico, político, social, o económico. Creo que se ha descubierto un "nicho de mercado" donde yo hubiera preferido un "bicho de mercado". Las bibliotecas quieren atraer usuarios, las escuelas quieren mejorar su rendimiento, y yo quisiera divertirme, poner y ponerme en jaque, tocar y retocar el cuento, conmover al que escucha. En general, el público llega ávido de acumular, de tener, y no de entregarse al placer de escuchar o de reencontrarse con un viejo conocido que yace en algún lugar recóndito. Entonces canto, cuento, hago ruidos, onomatopeyas, me muevo y me conmuevo, me acompaño a veces de objetos (paja, frutas, piedras, clavos oxidados, verduras, ladrillos, zapatos...). Desearía que aquellos que codician el oro y abren sus mochilas para llenarlas no encuentren más que boñigas al llegar a casa, y que aquellos que se dejan llevar encuentren oro y más oro cada vez que lo busquen.   

¿Qué me pasa a mí cuando cuento en catalán, inglés, portugués...? Comparto el desayuno, el pan de cada día, recuerdos de infancia, amores de juventud, sueños, pensamientos y deseos. Y cada idioma, cada sonido, cada ritmo, son una puerta de entrada y de salida. 

Quizás me he quedado en las explicaciones previas. Para cualquier aclaración, vivo en un pueblo de La Segarra, en Lleida, y trabajo casi siempre en Catalunya. La mayor parte de las sesiones de cuentos que realizo son en catalán y para público infantil o familiar bilingüe, y tienen lugar en bibliotecas, escuelas o museos. 

Patricia McGill

 

Este artículo se publicó en el Boletín n.º 47 de AEDA – Diversidad lingüística y narración