Tim Bowley fue invitado a colaborar con un artículo en este libro sobre narración oral: Telling in tandem; hoy recuperamos el artículo para nuestra web. Agradecemos a Tim que nos haya dado permiso para publicarlo.

inglés

TimBowley

Debo admitir que cuando recibí la invitación de contribuir a este libro, nunca había oído antes el término “Tandem Telling” a pesar de haber pasado los últimos veinticinco años como narrador oral. Asumo que se refiere a gente que, como parte de una pareja o de un grupo, cuentan historias uno detrás de otro. Si es así, está bastante alejado de lo que yo y mi compañera de narración hacemos. Aunque supongo que seguramente a eso también se le puede llamar “tándem telling”. Vivo y trabajo en España y debido a que sufro una incapacidad, congénita a los británicos, para aprender una lengua extranjera a un nivel aceptable para narrar, trabajo con una compañera española que traduce las historias a su lengua a medida que vamos narrando, por lo que, más que alternar historias, vamos alternando frases.

Al oír esta descripción mucha gente cree que debe ser muy aburrido de escuchar, pero maravillosamente, mágicamente, misteriosamente sucede lo contrario y los oyentes reciben dos versiones, dos interpretaciones de la misma historia. Se añade a eso la interacción rítmica de las voces de un hombre y de una mujer, la música de dos lenguas diferentes corriendo una tras otra, dos percepciones diferentes de cada suceso de la historia, y el efecto se vuelve hipnótico. Existe un ejercicio chamánico en el cual alguien susurra algo en la oreja de un acólito mientras otro le susurra algo diferente en la otra oreja. Lo que se pretende es liberarlo de su nivel normal de conciencia e impulsarlo hacia otra dimensión. Yo creo que contar de esta manera tiene algo de la misma magia e incrementa realmente el poder que la narración oral posee para sacar al oyente de su realidad cotidiana y llevarlo hacia un mundo donde todo es posible.

Hay dos claves para narrar con eficacia de este modo: una es mantener las frases cortas como en: "Once there was a king/ Había una vez un rey...". Desde luego, la longitud de la frase varía durante la narración y, a veces, en un pasaje descriptivo, puede ser más larga, pero esto resulta obvio con la experiencia pues sigue el flujo y reflujo natural de la historia. El ritmo es vitalmente importante para narrar y consciente o inconscientemente los buenos narradores lo usan como herramienta. Es una parte natural que atrae a la audiencia y es quizá una de las razones por las que en la antigüedad muchas historias se recitaban como poemas. Jugando con dos voces se amplían esas posibilidades rítmicas naturales y, en lugar de desvirtuar la narración, la mejora.

La segunda gran clave es que cada narrador cuente la historia a su manera para que se mantenga viva y verdadera. Al mismo tiempo que digo esto, es también cierto que nos influimos el uno al otro al alternarnos contando. Estoy seguro de que uno de los grandes secretos de nuestro éxito es que solamente en muy raras ocasiones marcamos cómo vamos a contar una historia y nunca ensayamos. Esto puede parecer extraño y la gente que viene a las funciones lo encuentra difícil de creer, convencidos de que detrás debe haber horas de duro ensayo, pero realmente nada se fija y la frescura y la espontaneidad se mantienen. Para esto se requiere que cada uno de nosotros esté alerta y abierto al otro, lo que ayuda a mantener el hecho de narrar vivo. Debo subrayar que esto no es una regla inamovible y que puede no ser apropiado para todos, simplemente es nuestro modo de hacerlo –y tengo que admitir aquí que yo personalmente prefiero la narración natural y espontánea a la ensayada y calculada. Mientras que esta última puede parecer más hábil y profesional, sin embargo, a menudo significa que el/la narrador/a está más pendiente del efecto que quiere crear que de estar presente en la narración y es esta presencia la que comunica la historia y mueve a la audiencia.

Es también importante recordar que una historia contada en tándem dura, como es lógico, el doble que si la contamos en una sola lengua, por lo que es bueno narrarla de modo que se mantenga siempre en movimiento, sacando todo lo que no es estrictamente necesario. Aquí tengo que admitir de nuevo mi preferencia personal por ese modo de narrar, dando más espacio a la imaginación del oyente y ampliando su alcance para que cada persona construya dentro de sí misma su propia historia, un ejemplo de que menos es más.

Nunca he intentado contar en tándem en un entorno no bilingüe pero puedo imaginar que podría funcionar tomado como un simple intercambio de idiomas a medida que la historia avanza, encontrando el lugar natural para moverla de una voz a otra, o que algo interesante para el oyente podría salir de contar una historia desde el punto de vista de dos personalidades opuestas. Lo importante sería que contar de este modo no llevase a la audiencia a preguntarse: ¿por qué lo hacen así? Creo que una de nuestras mayores tareas como narradores es apartarse del camino tanto como sea posible para que el oyente se concentre en la historia sin ser distraído por lo que nosotros podamos o no hacer. Esto no significa ser neutral o inexpresivo. Significa que digamos lo que digamos, hagamos lo que hagamos, sea auténtico para ayudar al oyente –y a nosotros– a entrar con mayor profundidad en la historia. Esta autenticidad proviene de tener una conexión genuina con lo que contamos y la disposición de llegar a las historias frescos cada vez que las narramos; proviene de estar en el momento presente con la historia, abiertos a ser tan sorprendidos y maravillados como la audiencia que la está escuchando por primera vez.

Hasta aquí lo que veo como positivo y potencialmente peligroso de esta forma de contar en tándem. De ningún modo pretende ser una guía definitiva, se trata solo de mi experiencia a la hora de contar según este modelo. ¡La única manera de descubrir si esto funciona para ti es probarlo y ver qué ocurre!

trad. Charo Pita