El proyecto de Las Librerías Contadas (cuentacuentos al abrigo de librerías y editoriales) comenzó a gestarse en 2015 cuando Alicia Bululú, Jesús Buiza y Carlos Arribas "Carloco" compartimos charla en un coche de regreso de un Encuentro de Narradores. Rememorando lo tratado en el mismo, coincidimos en la necesidad de crear un circuito que ayudara a dignificar la profesión de la narración en esos espacios mágicos que resultan ser las librerías. Llevábamos muchos años trabajando en ellas con sesiones propias, pero sintiendo un déficit si comparábamos nuestro trabajo allí con otros espacios relacionados con la Literatura Infantil.

Uno de nuestros objetivos con este proyecto fue y es dignificar nuestro oficio de narrador, fortaleciendo los vínculos entre tres gremios que tienen al libro como nexo de unión: editores, libreros y narradores profesionales. Planteamos que nuestro caché para cada sesión fuera compartido a partes iguales entre librería y editorial, asegurándonos además un mínimo de sesiones al año que debía ser cerrado a principio de curso. Asimismo, quisimos conseguir que el público asistente se concienciara y reconociese el trabajo que hay detrás de la edición de un libro, desde que surge la idea en la cabeza de los autores, hasta que el narrador lo cuenta en una librería, en este caso.

Acordamos que las librerías participantes fueran aquellas que entienden lo que significa nuestro oficio y que además son amantes de la literatura infantil, en este caso: Librería Rayuela, El Molino de Cienta, La Extra – Vagante (ya cerrada), El Oso y su Libro, Garabato y Caótica (éstas dos últimas nuevas incorporaciones) y que nos “abrigasen” cuatro editoriales andaluzas con cuya línea editorial nos sentimos identificados: Libre Albedrío, Canica Books, Tres Tigres Tristes  y nubeOCHO. Cada sesión de Las Librerías Contadas es protagonizada por dos títulos de cada editorial, con la particularidad de ser elegidos por el narrador en diálogo con los editores.

Los libros son los absolutos protagonistas de las sesiones. Antes de comenzar las mismas, el librero reparte unos tickets a los asistentes, y esto nos sirve para explicarles que aunque no hayan pagado nada por la entrada, hay alguien (libreros y editores) que la ha pagado por ellos.

Las ventajas que tiene trabajar con este modelo de circuito son muchas: Los narradores tenemos la oportunidad de descubrir nuevos títulos que acaban por incorporarse a nuestro  repertorio, los libreros al escucharnos los pueden recomendar de otra manera. Por otro lado se fomenta la comunicación entre los tres gremios valorándose el trabajo de los demás, a nosotros en concreto, nos ha ayudado a reafirmarnos como profesionales ya que por ejemplo las librerías han asumido con respeto la subida de nuestro caché valorando más nuestra labor.

No obstante, a pesar de ser nuestro segundo año y de haber ampliado el circuito con librerías y narradores (Anabel Gandullo y Filiberto Chamorro), nos queda mucho camino por andar para seguir mejorando. Entre las dificultades nos encontramos  por ejemplo que nos supone mayor esfuerzo la preparación de  cada sesión ya que suelen ser libros que contamos por vez primera, o  lograr equilibrar la difusión por redes sociales entre las partes implicadas.

Sin embargo estamos satisfechos de haber encontrado una pequeña luz en el camino que nos abre la posibilidad de dignificar nuestro trabajo en librerías y no es otra que la de la colaboración entre profesionales.

Alicia Bululú, Jesús Buiza y Carlos Arribas "Carloco"

 

Este artículo pertenece al Boletín n.º 54 de AEDA – Contar en librerías