Mi interés personal en los libros álbum radica en su originalidad, diversidad y función narrativa de la imagen. Es un soporte que apoya desde siempre mi trabajo como narradora. Pretendo con este breve artículo arrojar algo de luz sobre su definición y funcionamiento.
A la hora de hablar de los libros álbum es preciso tener en cuenta su reciente aparición (su historia como producto editorial formando parte de un género propio comienza aproximadamente entre los años setenta y ochenta), así como su heterogeneidad. Estos factores dificultan ampliamente su definición y su caracterización. De este modo, es complicado encontrar un concepto aceptado de álbum, así como un vocabulario común para referirse a la interacción entre el texto y las ilustraciones. También existen problemas a la hora de clasificar los diferentes tipos de libros ilustrados. Sin embargo, vamos allá.
De entre todas las definiciones, la de Van der Linden (2015) parece la más apropiada: el álbum es un soporte de expresión cuya unidad primordial es la doble página, sobre la que se inscriben, de manera interactiva, imágenes y texto. Mantiene una organización libre de la página y una concatenación articulada de página a página. La gran diversidad de sus realizaciones deriva de su modo de organizar libremente texto, imagen y soporte.
Este tipo de libro conforma un sinfín de mundos posibles en los que muchas disciplinas se encuentran: literatura, ilustración y arte gráfico, diseño o arquitectura de papel, y esa unión, favorece el desarrollo de la competencia literaria, el goce estético, el análisis crítico y la sensibilidad.
No todos los libros con imágenes dirigidos a los niños son iguales ni se basan en el mismo concepto. Hay varios modos de clasificar los álbumes pero, lo más importante de todo, es diferenciarlos de los libros ilustrados, que contienen un texto que cuenta con total o casi total autonomía con respecto a las imágenes. En este tipo de libros, la ilustración se basa en el texto para ser creada, interpreta sus sugerencias, las amplía y enriquece, ofreciendo una aportación artística personal, planteando otra perspectiva desde un código diferente. Se podría decir, en este caso, que el texto es lo importante y la imagen complementa.
Por otro lado se encuentran los libros álbum, en los que el texto y las ilustraciones son inseparables. La idea básica no es que tenga mucha más imagen que texto, que también, sino que las imágenes son narrativas, al igual que el texto. Están secuenciadas en el libro y completan su sentido con lo que cuenta el texto, del mismo modo que el texto se ve completado por lo que muestran las imágenes. La combinación entre la expresión literaria y la gráfica consigue que se constituya un género propio. El texto y la imagen son igual de importantes. De hecho, el libro álbum puede sobrevivir sin texto, pero no sin imágenes.
Sophie Van der Linden (2015) categoriza los álbumes en tres tipos:
1. Álbumes ilustrados: Desde el punto de vista de la lectura, el texto es lo primero y principal. Por lo general, textos e imágenes están encajados en cada página y claramente separados. Su interpretación no excluye una cierta complementariedad, incluso una contradicción con el texto.
El pequeño conejo blanco podría ser un ejemplo de álbum ilustrado
2. Álbumes narrativos: Ofrece una narración encauzada colaborativamente por el texto y por la imagen. Texto e imagen están concebidos por un autor-ilustrador o por un dúo de autor e ilustrador que trabaja en pos de la mejor articulación posible entre texto e imagen.
Yo quiero mi gorro, editado por Milrazones, ejemplo de álbum narrativo
3. Álbum gráfico: Es primordial la relación entre la imagen y el soporte. Se da prioridad a la percepción visual. Texto e imágenes están superpuestos, concebidos y creados al mismo tiempo que la realización del álbum.
Los tres cerditos de Wiesner, publicado por Juventud, ejemplo de álbum gráfico
Tras esto podemos concluir que existe una serie de elementos básicos para la definición del álbum. Profundicemos un poco más en algunos de ellos:
- EL SOPORTE
El soporte contribuye a la expresión global del libro y podemos notar cómo afecta a la lectura los distintos tipos de papel, si tiene o no troqueles, pop-up, solapas, etc.
Cuentan también los elementos periféricos del libro (peritextos), como las cubiertas o las guardas. A este respecto es muy interesante leer el trabajo de Consejo Pano (2011), Díaz Armas (2006) o Durán (2009), por mencionar algunos.
Hay libros que cuentan desde la cubierta, libros que, cuando has terminado de leerlos y los cierras, descubres sorpresas en la contracubierta que sólo podrías entender tras haberlo leído. Observando con detalle las guardas nos damos cuenta de que a veces te introducen la historia o incluso, si es la guarda trasera, la continúan o finalizan.
- EL TEXTO Y LA IMAGEN
Podríamos decir que la base del funcionamiento del álbum radica en el modo en que texto e imagen interactúan. La combinación entre la expresión literaria y la gráfica consigue que se constituya un género propio.
En el libro álbum, texto e imagen se complementan y crean un juego de perspectivas, de alusiones metaartísticas, de mundos posibles, de tal modo que lo convierten, como señala Colomer (1998) en el primer formato de libro infantil que ha incorporado un cierto tipo de ruptura de las técnicas literarias habituales, ofreciendo un producto pluridisciplinar que se ha convertido en uno de de los emblemas de lo posmoderno.
En un buen libro álbum, la relación entre texto e imagen debe ser simbiótica, es decir, ambos medios se asocian en un objetivo común beneficiándose cada uno de la información que proporciona el otro, y la verdadera historia es el resultado de su interacción. Es tan importante la imagen narrativa en el libro álbum que este tipo de libro puede existir sin texto pero no sin imágenes (Pelayo, 2006).
Se identifican dos grandes funciones de la imagen en el libro álbum: por un lado la función de crear el mundo ficcional proporcionando algunos de los elementos que forman parte de la narración (ambiente, personajes, puntos de vista...) y por otro lado la función narrativa de la imagen.
De los modelos de análisis de texto e imagen que he encontrado, como los de Golden (1990), Sipe (1998), Kümmerling-Meibauer (1999) o Lewis (2001), me quedo con el de Nikolajeva y Scott (2001), ya que llevan a cabo un tipo de análisis de la imagen y el texto sistemático. Para ello, proponen una categorización basada en un espectro de relaciones amplio. Las categorías que proponen son:
- Relación de simetría, en la que texto e ilustración cuentan lo mismo
- Relaciones de ampliación y complementaria, en la que las ilustraciones amplían lo que cuenta el texto o el texto dice más de lo que muestra la imagen. Se produce una dinámica más compleja entre los dos códigos. Cuando la ampliación es muy significativa, la relación es complementaria.
- Relación de contrapunto y contradicción. En el contrapunto las contribuciones son independientes a lo que cuenta imagen o texto (muestra lo mismo desde una perspectiva diferente, juega con la ironía, etc.) y CONTRADICCIÓN, donde palabra e imagen parecen estar opuestas.
Un ejemplo de la relación texto-imagen COMPLEMENTARIA:
En el clásico “DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS” de Maurice Sendak podemos observar que si no leemos lo que el texto dice, probablemente la interpretación que demos de lo que sucede en la historia será distinta a la que se pretende transmitir. El texto no muestra elementos descriptivos, de hecho, la cantidad de texto es ínfima, y la cantidad de información que la imagen muestra es mucha. De este modo, el texto amplía lo que la imagen muestra y viceversa.
Un par de ejemplos curiosos de relación de CONTRAPUNTO, es, por ejemplo, el libro "LA CASA DE MI ABUELA", escrito por Pep Bruno e ilustrado por Matteo Gubellini. El niño protagonista cuenta en primera persona la historia de aquel día de su cumpleaños en que su abuela olvidó la tarta que le había preparado en su casa, en lo más profundo del bosque, y el niño tuvo que ir a buscarla, encontrando allí una serie de personajes que le señalaban y parecían perseguirle. En el texto no comenta nada de lo que las imágenes muestran: que la abuela era una bruja y que aquellos personajes que le perseguían eran Frankestein, un vampiro, un esqueleto o un fantasma. El texto cuenta una historia, pero la imagen la muestra desde otra perspectiva.
Otro interesante ejemplo dentro del CONTRAPUNTO, esta vez mostrando ironía, es el que se muestra en el libro THE ROSIE´S WALK, escrito e ilustrado por Pat Hutchins (editado en español por Kalandraka), en el que, con solo 37 palabras cuenta los lugares por los que la gallina Rosie pasó el día que decidió salir a dar un paseo. Sin embargo, la imagen muestra una información esencial que el texto no nombra: cómo un zorro está siguiendo todos los pasos de Rosie, sin que ella se dé cuenta, con la intención de comérsela. El narrador no menciona en ningún momento al zorro.
En este tipo de relación, la implicación del lector es total, porque al omitir información el texto, la construcción del significado de la historia uniendo texto e imagen quedan totalmente a cargo del lector.
La existencia de este tipo de relaciones en los libros álbum es una de las razones por las que me parecen tan importantes e interesantes. La riqueza que puede extraerse a todos los niveles de buenas obras como éstas es infinita, ya que las lecturas son múltiples.
- LA SECUENCIALIDAD.
En los álbumes las imágenes están seriadas según el texto por el paso de página. Tal y como explican Zaparaín y González (2010), “(...) lo que debemos proponernos es más bien buscar en los álbumes las peculiaridades de un texto que se hace narración cuando se une a la imagen con las condiciones que le impone la secuencialidad propia de un libro”.
En palabras de Van der Linden (2015), las imágenes no tienen sentido por sí mismas, sino también por el modo en que evolucionan en relación con las demás y por la manera en que están “montadas” sobre el soporte.
La secuencialidad implica la articulación entre imágenes y entre planos, así como la sucesión de imágenes. La página es la unidad básica y, como elemento aislado, se le pueden aplicar todas las leyes de fondo-figura, el marco, el espacio en blanco o la maquetación.
El paso de página en el álbum forma parte de la composición y le dota de ritmo. Las imágenes evolucionan para obtener un efecto de movimiento. La variación de las formas, sus encadenamientos o los efectos de la progresión en la maquetación orquestan unas secuencias que participan plenamente del relato. (Van der Linden, 2015)
Es mucho lo que se podría añadir, pero requeriría de un estudio mucho más profundo (que no descarto pero que no cabe en este boletín).
Para escribir este texto he partido de algunas entradas que hice en mi blog y que pueden revisar aquí y aquí.
Bibliografía
Díaz Armas, J. (2006). “El Contrato de lectura en el álbum: paratextos y desbordamiento narrativo”. Primeras Noticias. Literatura Infantil y Juvenil, 222, 33-40
Este artículo forma parte del BOLETÍN Nº 59 de AEDA: Narración oral y libro álbum