Desde la creación del cine y la televisión todos sabemos que la narración oral y la producción audiovisual van cogidas de la mano.

Una gran mayoría de esas series o películas que tanto nos gustan son adaptaciones de cuentos, leyendas, historias, mitos o novelas. Gracias al desarrollo de equipos audiovisuales realmente capacitados, de su imaginación y su visión de estas, nos las plasman en la gran pantalla.

Hoy vamos a hablar de una de las películas que mejor refleja el uso de recursos de la narración oral dentro de la narración audiovisual, Big Fish, una de las obras maestras del que, a mi opinión personal, es uno de los mejores directores de nuestros tiempos: Tim Burton.

Analizando cualquier película de Tim Burton, vemos que en el ámbito visual son siempre un reto por caracterizarse en mezclar el mundo real con un universo fantástico que llega al punto de complicar al espectador a la hora de identificar la fantasía de la realidad.  Los realizadores y los cámaras tienen la gran labor de utilizar recursos muy característicos como planos exageradamente picados o contrapicados para enaltecer la magnitud de seres u objetos. En este caso concreto y hablando de  Big Fish, podemos poner el ejemplo de la conversación entre el Gigante y Edward (nuestro protagonista y narrador en esta película), en la cual para conseguir el efecto de contraste entre protagonista y gigante usan este recurso para incrementar la sensación de magnitud en su tamaño. Aunque desde el espectador parezca algo irrelevante, no lo es, ya que estamos jugando con la representación visual para contar la historia. Por otro lado, cuando escuchamos de manera narrada esta misma escena (gigante-prota) estamos haciendo uso de una imaginación sin límites que nos llevaría a ver al gigante del tamaño de una casa, de una torre o de un edificio.

Burton, dentro de sus películas, sigue complicando las cosas, todos sus universos son oscuros y lúgubres, mundos góticos y tenebrosos que ayudan a proyectar la imagen recurrente de esos personajes principales que casi siempre utiliza, personas reservadas, incomprendidas, que no encajan en la sociedad y se sienten abandonadas, sumergiéndose  en sí mismos y en el mundo de los sueños para escapar de la realidad… sin embargo, en este caso, aunque durante toda la película no deja de faltar esos pequeños momentos, Burton da un cambio fotográfico creando escenarios más naturales, reales y luminosos que a la hora de trabajar en postproducción, da a los realizadores la capacidad de crear lugares fantásticos con una fotografía preciosa como pueden ser el pueblo de Ashton o Espectro.

 En general es una película hermosa visualmente  y con un mensaje bastante motivador, contado a través de metáforas con un lenguaje audiovisual casi alusivo a los sueños y la búsqueda de la libertad.

Sin duda esta es una de las películas que se diferencian dentro del estilo de nuestro director. Desde mi punto de vista, cambia su estructura creativa para reforzar un mundo que fotográficamente es más luminoso y abierto, menos  lúgubre de lo que nos tiene acostumbrados y  gracias a los decorados, la caracterización y la iluminación, consiguen transmitir las emociones y pensamientos de los personajes.

También hemos podido llegar a la conclusión de que la lógica narrativa no tiene cabida en el universo Burtoniano, por tanto, las películas de este cineasta dan lugar a la libre interpretación del espectador huyendo de la literalidad en la narración con simbolismos. En este caso hemos podido observar que la estructura de cuento de hadas y el género fantástico sirven perfectamente a este fin dando lugar a un peculiar cuento que siempre tiene moraleja.

 

David Castro

 

Este artículo forma parte del Boletín n.º 80 - El narrador llevado al cine