La narración oral y la narración audiovisual son dos formas muy diferentes de contar historias y hay una película que lo explica maravillosamente: Big Fish, una de las obras maestras de Tim Burton, uno de mis directores favoritos y un icono del cine contemporáneo.

No es necesario decir que el cine es una de las artes que mejor puede contar historias, pero la narración oral también, las transmite de una manera más íntima y más directa. Y no puedo omitir, siendo actor, claro, al teatro, como el otro arte más adecuado para contar historias que consigan un cambio en las personas que las escuchan y las disfrutan.

Cuando terminé de ver Big Fish, supe que era la película que más claro me había dejado cuáles son los objetivos, las razones y las consecuencias de contar historias.

 Y eso hacen los narradores y eso hacemos los actores: contar historias, y tanto para la narración oral, como para la audiovisual o teatral, es imprescindible tener una preparación, unos estudios y unas cualidades. Y la película también habla de eso.

Como actor teatral, trabajo a diario para  hacer creíble la historia que quiero contar, cómo llegar a lo más profundo de quien la escucha sin la ayuda de la imagen, la fotografía, la escenografía y tantas otras cosas, lo cual es muy distinto al trabajo en el audiovisual.

Big Fish nos enseña el gran trabajo actoral de Ewan McGregor y Albert Finney, los actorazos que interpretan a Edward Bloom, el “cuentacuentos” y protagonista, cuando era joven y cuando era mayor. La vida de Edward está llena de historias increíbles y muy intensas y no para de contarlas, lo que le acarrea ciertos problemas, sobre todo con su hijo Will, que deja de hablarle desde que, en la fiesta de su boda, cuenta la historia de su vida, añadiéndole fantasías, entre muchas otras cosas... una vida en parte real que sólo había exagerado.

Creo que Big Fish es, además de una obra maestra, la forma más clara, inequívoca e irrefutable de definir la narración oral y la narración audiovisual y su relación. Está basada en la novela Big Fish: A Novel of Mythic Proportions, de Daniel Wallace, que la resume con esta frase: "La búsqueda del padre es ser un gran pez (a big fish) en un estanque grande y la búsqueda del hijo es ver a través de sus cuentos fantásticos"

Y para terminar, insisto en que la narración oral y la audiovisual tienen el mismo objetivo y que, en ambas, el “trabajo actoral” desde la verdad es imprescindible y fundamental para conseguir que el mensaje llegue a la parte más emocional y profunda del espectador. De eso se trata.

Es lo que le da sentido a todas las artes y más aún, si cabe, al cine, al teatro y a los cuentacuentos, claro. Su razón de ser. Y Big Fish cumple con todo esto y mucho más.

Emilio Linder

Este artículo forma parte del Boletín n.º 80 - El narrador llevado al cine