En abril del año 2020 toda actividad cultural oficial y económicamente activa se había paralizado. Una pandemia, imaginada por escritores apocalípticos o productores de Hollywood lo detuvo casi todo.

En aquella incertidumbre de no poder avanzar, ni siquiera salir de la casa, con un futuro inmediato sin guion posible, miraba hacia atrás, al pasado, a lo vivido en esto de ser artista y gestor cultural y me reencontré con un camino de muchas vertientes y pude ver en cada tramo andado iniciativas extraordinarias que surgieron de artistas y gestoras culturales; pequeños proyectos que hoy en día, incluso en pandemia, sobreviven gracias a las raíces que han echado en sus comunidades. La primera impresión fue que nunca tendría el tiempo suficiente para contarlo, e inmediatamente me puse manos a la obra. Volví al viejo amor de la radio como medio para unir esos proyectos, para que más gente escuchara sobre ellos y que tuvieran eco en el mundo gracias a las nuevas formas de comunicación, en este caso, en formato de podcast.

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El altavoz coral

Así fue que, en pleno confinamiento global, desde un cuarto pequeño del barrio del Cerro del Águila, en Sevilla, empezamos a emitir una voz radiofónica que amplificaba las voces y las geografías de esos extraordinarios proyectos culturales y comunitarios. Nacía La aldea prodigiosa, un programa en el que terminaron confluyendo diversos acentos de variadas geografías, y conforman un viaje sonoro de personajes, libros, música y que cuenta con un alto componente de narración oral.

Con la idea de que el determinismo no nos gane la partida, emprendimos el viaje radiofónico para acercar el micrófono a protagonistas de esas pequeñas aldeas que han logrado el prodigio de sembrar en el desierto de la desidia estata,l y hasta en medio de conflictos armados.

Lo que se puede escuchar en la aldea prodigiosa no es fruto de la casualidad. Artistas, gestores y gestoras culturales dan cuenta de espacios, acciones y saberes que configuran un verdadero mapa de resistencia cultural, más allá de subvenciones y programas oficiales.

aldea prodigiosa

En la primera temporada hemos conversado con Juliana Notari y su proyecto de Marioneta Libre, que desarrolla desde el Condominio Cultural un espacio creativo y social en las afueras de Sao Paulo (Brasil); caminamos con la artista plástica Paula Palacios por parajes de Nueva Zelanda, en las antípodas de Sevilla; navegamos hasta Centroamérica para conocer las condiciones laborales y políticas de trabajadores y trabajadoras culturales de la región; nos metimos en la piel del periodismo de batalla con el colectivo Voces en Lucha; fijamos la mirada en el cine indígena y su búsqueda de propios lenguajes; visitamos el Espacio Colombre y su colección de libros viejos en Sevilla. Finalmente, cerramos temporada con poesía diversa y variada en colaboración con Ombligo lírico Paraguay.

Todos esos proyectos realizados, vivos y combativos están llegando de a poco a la gente que se suscribe al programa, que comparte en sus redes; de artistas que han entendido el sentido y la filosofía convergente que proponemos desde la Aldea Prodigiosa y han querido colaborar con sus historias, cuentos, poemas y canciones para seguir abonando este paisaje sonoro que busca conectarnos desde nuestras diversas sensibilidades culturales.

Marco Flecha Torres

Este artículo se publicó en el Boletín n.º 89 –El amor al arte