Yoshi flor que palpita1

Mi nombre es Yoshi Hioki y soy de la ciudad de Hirakata de la prefectura de Ôsaka, Japón. Radico en Barcelona desde 1991 y me dedico a la narración oral desde 1999. Cuento, principalmente, cuentos, mitos, leyendas y obras literarias de mi país. Cuando me preguntan a qué me dedico contesto que soy narrador oral. A veces lo entienden y otras veces no tanto. Según el grado de comprensión les explico más o menos. Cuando mis amigos de Japón me preguntan, “¿A qué te dedicas? ¿Qué es lo que haces?, suelo contestarles “Me dedico a algo parecido a Rakugo”. 

Rakugo es la narración oral profesional de mi país cuyos orígenes se remontan al siglo XVII. Esta disciplina artística y profesional no es conocida fuera de mi país como sí lo son el teatro Nô, el Kabuki, el Bunraku, etc. Y es justamente por ser un arte puramente oral y la barrera del idioma es más notoria para ser exportado. Pero en nuestro país tiene el mismo peso y reconocimiento que las otras artes tanto social como cultural. 

Los narradores de Rakugo se denominan Rakugo-ka y principalmente cuentan en Yose (寄せ), sus propios teatros. Los maestros Rakugo-ka salen en programas de televisión de diferentes temáticas no para contar sus cuentos, que eso lo hacen en sus teatros, sino porque están considerados “famosos”, “gentes de interés”, “opinión leader”, etc., por sus talentos y trayectorias. 

Los Rakugo-ka cuentan sentados de rodillas sobre un cojín, vestidos de kimono y sus repertorios principales son Koten-rakugo (Rakugo clásico) que son repertorios de una determinada época (principalmente del siglo XVII al XIX) o Shinsaku-Rakugo (Rakugo nuevo) que son repertorios creados por los propios narradores a partir del comienzo del siglo XX. 

La palabra Rakugo (落語) proviene de sus repertorios del género Otoshi-banashi (落とし噺) que son historias humorísticas que terminan con un final ingenioso que tiene una función clave para causar un desliz emocional o sorpresa y de allá causar una relajación para invitar a la “risa”. Este “final ingenioso” se denomina ochi (落ち) o Sage (サゲ)y están registrados diferentes tipos y técnicas de Ochi (final ingenioso) según cómo se desarrolla la historia. 

A parte de cómicas, Otoshi-banashi, hay diferentes temáticas como Ninjyô-banashi (人情噺); historias de amor, amistad, redención, etc., que se centran en sentimientos humanos. O también Kaidan-banashi (怪談噺); historias de fantasmas, monstruos, de muerte, de terror… Estos dos géneros no siempre terminan con un Ochi (final ingenioso) aunque en la narración haya tramos humorísticos (o no). 

La mayoría de estas historias, que muchas veces están escritas con forma de guion, han sido editadas y cualquier persona tiene acceso para disfrutar de los relatos leyéndolos. 

Cuando uno quiere disfrutar de una función de Rakugo sólo hay que acceder a la cartelera y escoger una función y comprar la entrada. En la cartelera está anunciada los nombres de los narradores Rakugo-ka que van a presentar y los títulos de las historias que va a contar. 

El público sabe muy bien de qué trata el “arte de la narración oral”. Sabe que es para disfrutar “cómo cuenta” “este narrador” “esta historia” en “esta ocasión”. Los asiduos a estas funciones van a escuchar a su narrador favorito para escuchar su historia favorita para disfrutar de cómo el narrador pronuncia tal frase y con qué respiración. 

Iniciarse en este arte y convertirse en profesional requiere, como muchas otras disciplinas artísticas de la tradición japonesa, la transmisión de un maestro. Es un arte que se aprende mediante una relación maestro-discípulo. Una persona no se hace Rakugo-ka por sí misma. Si uno decide ser Rakugo-ka visita a su Shin-uchi (maestro de Rakugo) favorito y pide su enseñanza. 

Es bastante difícil la aceptación porque una vez que es aceptado es una relación de por vida. Una vez aceptado no quiere decir que puedes salir al escenario para contar. Primero pasa por la fase de Zenza-miranai (aprendiz de aprendiz). Todavía no te registran en la Asociación de Rakugo-ka. El maestro te mantiene. Prácticamente haces trabajos de acompañante del maestro para atender a varias tareas. No puedes entrar en el camerino. El aprendizaje de la narración depende de cada maestro. Hay maestros que te instruyen y hay maestros que no te enseñan cómo contar o qué contar. Pero todos los maestros te muestran su arte y su vida; su forma de vivir, su forma de contemplar este arte y la vida. 

El discípulo acompaña al maestro, hace tareas varias como llevar las maletas del maestro, preparar el kimono, etc., y aprende observando a su maestro, su arte y su forma de vivir. Después de pasar esta etapa de primera preparación, te conviertes en Zenza (Telonero) a parte de muchas otras tareas puedes subir al escenario para contar 10 minutos. Cuando ya tienes suficiente conocimiento de todo te liberas de tareas varias y ya no acompañas tampoco al maestro y te conviertes en Nimaime (Segundo). Es una etapa muy importante porque ya no tienes una dirección continua de tu maestro ni tampoco estás en el camerino en las funciones de tu maestro, por lo que si no te espabilas y tú mismo vas creando ocasiones de subir al escenario no hay lugares donde contar. 

Después de, como mínimo, 10 años de etapa de Nimaime si el maestro ve que estás a la altura te asciende a su misma categoría Shin-uchi (maestro de Rakugo) y puedes tener el derecho a cerrar una función y tener discípulos si quieres. Pero todos los Shin-uchi dicen que es a partir de este momento que comienza el aprendizaje, ya que es un oficio de por vida. Al ver todo lo que acabo de escribir sobre Rakugo y su entorno y volviendo a lo que escribí al principio de este texto; cuando mis amigos de Japón me preguntan, “¿A qué te dedicas? ¿Qué es lo que haces?, suelo contestarles “Me dedico a algo parecido a Rakugo”, debo reconocer que hay una gran diferencia de lo que hago y, también, de lo que hay en torno de la narración oral en España. No soy Rakugo-ka. No soy discípulo de nadie. No siempre me visto de kimono. No cuento sentado de rodillas. No cuento repertorios de Rakugo. Ni tampoco aquí hay teatros o espacios que estén especializados para la narración oral, el reconocimiento de la narración oral para adultos es escaso. Pero tengo la convicción de que lo que hago está atravesado por la misma esencia de lo que los maestros Rakugo-ka hacen; la naturaleza de la narración oral. Y esa convicción viene justamente gracias a cómo los maestros de Rakugo contemplan este arte y lo transmiten. Pero, no me pregunten, por favor, de qué se trata “la naturaleza de la narración oral” ya que ni siquiera ninguno de los más grandes maestros de toda la historia de Rakugo ha podido contestar a esta pregunta. Lo que sí que puedo decir es que me siento afortunado de poder crecer como narrador “aquí” y poder acceder a las sabidurías de la tradición de mi país en los momentos en que he necesitado una guía.

 

Yoshi Hioki

 

Este artículo pertenece al Boletín n.º 93 – Culturas que viajan con la voz