En México la desigualdad económica afecta a todos los sectores laborales, incluido el sector artístico y cultural, que siempre ha tenido que cargar con la creencia popular de que hacer arte por amor al arte y vivir del aplauso o en otras palabras, disfrutar del placer de crear propuestas artísticas que gusten al público, es la única retribución válida por su trabajo.

¿Por qué muchos empleadores aún no valoran a este tipo de trabajadores y la opinión pública aún considera mayoritariamente que vivir del arte no es una carrera de verdad?

Por décadas, los artistas que quieren vivir del arte han desarrollado su trabajo desde una economía informal, sin prestaciones de ley como seguro social, crédito hipotecario, pensión o fondo de ahorro para el retiro –no se diga ya de un ingreso estable. 

De acuerdo a un estudio en 2019 por el economista Ernesto Piedras para ‘El Economista’, cerca del 80% de los trabajadores de la Cultura tienen un segundo empleo –con el cual sostienen su producción artística–, número que entra en contraste con el hecho de que la cultura aporta un 7.2% al PIB del país. 

Al menos desde los 90, con el nacimiento del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en 1988, se han desarrollado distintos “esfuerzos” para regularizar la situación económica de los artistas en todo el país. Algunos grandes pasos en ese sentido han sido la creación de becas y apoyos como el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, que pretende lidiar con el problema de los pocos ingresos que perciben los creativos. Pero en el caso de las prestaciones de ley el avance es poco. Si bien existen esquemas para trabajadores informales como Modelo de Seguro Voluntario para ingresar al IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) y el SAT (Servicio de Administración Tributaria) cuenta con su programa de Pago en Especie, no todos los artistas tienen conocimiento, ni asesoría o requisitos para aplicar a estas alternativas.

 

NARRACION ORAL

En el ámbito de la Narración Oral, al cual se le ha considerado un arte menor por estar al margen de las artes escénicas, se ha pugnado por institucionalizarla, por parte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en la categoría de Teatro, por eso abrió hace 10 años  la beca a narradores orales, con montos económicos para cada narrador que oscilan actualmente entre los 8,000 pesos (400€) a 10,000 pesos (500€) mensuales por proyectos que tienen una durabilidad de un año para sus beneficiarios. 

A través de la Secretaría de Cultura Federal, el programa Alas y Raíces ofrece empleo a promotores, creadores, narradores orales y actores. 

Por otro lado, se fundaron Foros implicados en la divulgación del arte de contar historias como FINO (Foro Internacional de Narración Oral) a través de su Festival Cuentalee que año con año ofrece una programación de narradores locales e internacionales, y Festivales al interior de la República  que con el paso del tiempo se han ido consolidando, como el Festival de Cuentacuentos de Oaxaca, Festival Internacional Narración Oral, Cuentos y Flores de Xalapa, por mencionar algunos. 

La UNAM (Universidad Autónoma de México) ofrece apoyo tanto económico como espacial al la narración oral, allí Benjamín Briseño programó temporadas de funciones de cuentacuentos en diferentes sedes culturales y gubernamentales como las funciones de narración coordinadas por Marcela Romero en el foro "Elena Garro" de la librería del Fondo de Cultura Económica.

Cuando Francisco Garzón, cubano de nacimiento, llegó a México, cimentó una base teórica estética, a través de su Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica, en la que afirmaba entre otras cosas “ya se afirma que la narración oral escénica es el más sobresaliente testimonio artístico contemporáneo de la insustituible y elevada significación de la oralidad toda. Y que la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE) es una de las hazañas culturales del Siglo XX”.

Lo que ha ocurrido en adelante desde entonces ha ido fortaleciendo el movimiento al interior en modo expansivo aunque al exterior a nivel social de pronto se perciba otro tempo en cuanto avances. 

 

PROFESIONALIZACIÓN V/S AMATEUR

La profesión ha delineado códigos de ética que protegen al gremio, como el desempeño de un trabajo remunerado, la responsabilidad de contenidos, repertorio y reciclaje formativo. 

Sin embargo no hay un registro de investigación mexicana escrita acerca de la narración oral como un arte escénico.

Así como a nivel institucional la Narración Oral en México se ha posicionado como una profesión artística, al no haber una oferta académica como tal que proporcione el título profesional como narrador oral, a veces puede ser desvirtuado, manoseado y, en otras ocasiones, maltratado. El movimiento impulsado por Garzón en estas primeras décadas fue purificando las técnicas narrativas sesgando el circuito de la Narración, ardua labor de formación y curaduría de narradores para sus Festivales, Ferias, etc. 

Cualquiera se puede formar en un taller y contar cuentos de manera informal como hobby y no cobrar, ese es el temor, desvirtuar la profesionalización y agraviar a quienes han dedicado tiempo en prepararse, documentarse y trazar una educación literaria sólida. 

Los seres humanos somos narradores por naturaleza, en casa los padres, en la escuela el profesor, y todos podemos hacerlo, pero lo que diferencia del que lo hace de manera profesional es, sin duda, el saber qué va a contar y cómo lo va contar; en muchas ocasiones no se toma en cuenta que hay un gremio que vive de ello, por lo tanto quien lo hace de manera informal puede llegar a desvirtuar y confundir al público, se dan casos en que haya personas con verborrea fácil que acometa un intrusismo involuntario. 

Marcela Romero, pionera en el movimiento de la Narración Oral con una trayectoria de más de 35 años como profesional nos dice lo siguiente en una pequeña entrevista que le hice.

¿Va por buen camino la Narración Oral?

Desde mi perspectiva la narración oral ha vivido cambios en los últimos años que van aunados con los requerimientos y gustos de la población a la que dirigimos nuestros esfuerzos. Los gustos y actitudes de los oyentes han cambiado.

El gremio se ha expandido y los narradores, en su intención de atraer públicos, han buscado nuevas formas de abordar la oralidad. Es decir, temerosos de que la palabra no sea suficiente, han buscado acompañarla de otras manifestaciones artísticas: con música, con malabares, etcétera. Hay que subrayar, sin embargo, que esta integración de las artes también responde, en ocasiones, a la intención de crear espectáculos de alta calidad. Sin embargo no todos los resultados son atractivos.

Aún cuando cada vez mayor sea el número de personas que reconocen en la narración oral una actividad que puede ser abordada de manera artística, pedagógica o terapéutica y por ello buscan la formación seria y rigurosa, también se ha dado el caso de aquellos que se acercan a ella “a la ligera” sin buscar preparación y afectan al gremio en su conjunto presentando trabajos sin cuidado ni rigor.

Por lo anterior, mi perspectiva es que la narración oral se ha visto a afectada por la manera en que los propios narradores la han tratado. Hay espacios de formación y sugerencia sobre la responsabilidad que significa hacer uso de la palabra y contar con la atención del público, lo que significa una gran responsabilidad y hay quienes la abordan como una manera “sencilla” de tener un ingreso económico.

Como especialidad, la Narración Oral en qué carrera profesional tendría cabida

Me parece que la formación de narración oral bien podría formar parte de la currícula académica de la carrera de actuación o como una especialidad. Sin embargo hemos sido testigos que para los actores la narración oral es considerado como un arte menor, lo cual es paradójico pues es la fuente de la que surge el teatro mismo.

Por lo que a mí respecta, intenté que formara parte de la curricula académica de la Escuela Nacional de Maestros de Jardines de Niños, de la Universidad Pedagógica Nacional y en donde imparto clases actualmente, los egresados reciben un diploma de parte de la Unidad de Vinculación Artística de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Constituir el movimiento como Asociación Civil.

Ya han existido dos asociaciones de narradores: La Asociación Nacional de Cuentacuentos ASNAC, ya desaparecida y la segunda, Asociación Mexicana de Narradores AMENA sin mucho movimiento en tiempos recientes, llegó a organizar festivales y tener una buena cantidad de agremiados.

En esta era pandemica, cómo sale adelante un narrador

Como todos los gremios, el nuestro también ha sufrido las consecuencias de este nuevo paradigma.

Los narradores han modificado su trabajo para que “quepa” en pantalla, han vendido funciones en línea, han adaptado sus presentaciones en cuanto a los tiempos que el público pueda permanecer atento, se han ajustado a las necesidades de las escuelas que piden presentaciones en línea en vivo o grabadas. Las editoriales hacen difusión de sus novedades a través del trabajo del narrador en línea, se han abierto canales de lectura en voz alta y de variados tipos de presentaciones de cuentos.

Desde mi perspectiva la búsqueda de púbicos, no justifica el “posteo” indiscriminado de propuestas sin calidad en las redes. 

Quien cuenta cuentos tiene el privilegio de convocar al escucha y, cuando lo hace bien, de contar con su atención y entrar en su subconsciente, esto obliga al trabajo cuidadoso de la palabra y el estudio responsable de lo que se cuenta.

En tiempos de pandemia todos nos hemos visto en la necesidad de buscar maneras de comunicarnos, de mostrar nuestro trabajo y seguir vigentes. El reto ha sido grande y al parecer la forma digital de comunicación llegó parar quedarse. Aunque lucharemos por la cercanía,  por el reencuentro físico con el convencimiento de que el narrador acaricia con la mirada y la voz, nos tendremos que adaptar a los nuevos tiempos. Hablarle a nuestro público en el idioma que prefiera y después, ya convencido, regresarlo paulatinamente al goce y disfrute del encuentro físico.

Marcela Romero, actualmente imparte el taller de repertorio en la Unidad de Vinculación Artística (UVA) en Tlatelolco de la Universidad Autónoma de México (UNAM).

 

LA NUEVA GENERACIÓN DE NARRADORES

Hay una nueva generación de narradores que contempla nuevos horizontes, como Cesar Rincón en su tesis de Maestría en Artes Escénicas por la Universidad Veracruzana a través de la Facultad de Teatro “El cuerpo en la Narración Oral. La Nueva Generación en México”.  En la que plantea incluir otras técnicas para narrar y el cuerpo como principal productor en el acto escénico de narrar historias, que otras generaciones no tomaron en cuenta Y convoca a narradores a integrar el  movimiento “Nueva Narración Oral Mexicana“ (NNOM), sin ninguna pretensión de instituirla, sólo conferir y aportar inclusión y propuestas para ver la Narración desde otras perspectivas. 

“Pretendemos que  este estudio sirva como una aproximación a una nueva definición del arte de contar cuentos, pues es evidente que las categorías existentes no se empatan a lo que ocurre con este arte, nos referimos al empleo del concepto de literatura oral o las definiciones ofrecidas por Garzón Céspedes que se basa en las teorías de la comunicación, las cuales no se ajustan del todo bien cuando hablamos del acontecimiento escénico de la narración oral.

Nos daremos cuenta que la NNOM le brinda al cuerpo una importancia sobre el escenario que otras generaciones no le dieron, pero no solo nos referimos a cuestiones sobre movimiento, desplazamiento o gesticulación, sino a la incorporación de técnicas de danza, música y acrobacia o el uso de vestuarios creados en específico para la narración y no ropa “común” como solía suceder o vestir de negro”. 

 

LAS POLÍTICAS CULTURALES

Los gobiernos nunca han renunciado a intervenir en el sector de Cultura, eso no quiere decir tampoco que sean cuidadosos en la gestión y operatividad de las políticas culturales, si tomamos en cuenta que estas deberían promover, pluralidad, tolerancia, libertad de expresión e identidad que aporte en la conformación de una sociedad más democrática e igualitaria,

Y por supuesto la planificación, administración y financiación de proyectos culturales.

En ese sentido, una de las principales apuestas de la SC (Secretaria de Cultura) ha sido el programa de Cultura Comunitaria, cuyo objetivo consiste en que todos tengan acceso y ejerzan sus derechos culturales. 

El presupuesto que se había designado en 2019 (930 millones de pesos), una cifra aceptable sufrió en 2021 un recorte de casi el 20%, por lo que no hay una continuidad, los proyectos se vuelven inviables y las Instituciones, al enfrentarse a este tipo de situaciones de desabastecimiento presupuestal carecen de dos elementos importantes: falta de sensibilidad y vías de comunicación transparente con los trabajadores del arte y la cultura. 

“Como resultado de esto las problemáticas a las que se han enfrentado los narradores son: pagos impuntuales, incumplimiento de convenios, sectarizacion de contratos y apoyos. Pocos o nulos mecanismos de inclusión de artistas independientes en las carteleras y circuitos locales” puntualiza Víctor Chi narrador oral, en un comunicado denunciando las condiciones precarias a las que se enfrentan los trabajadores del Arte y la Cultura, por parte del movimiento colectivo #NovivimosDelAplauso. Este colectivo cumplió un año de haberse conformado por diferentes representantes del sector cultural y artístico ante instancias gubernamentales como Secretaria del Trabajo y la Secretaría de Cultura, en busca de mejorar las condiciones laborales, al no haber legislación que tome en cuenta a los artistas, el derecho cultural está difuminado, este movimiento está en la búsqueda de un marco jurídico que avale y defienda sus actividades. 

Alas y Raíces  perteneciente desde el actual gobierno a la Coordinación Nacional de Desarrollo Infantil, (CNDI) corresponde a la Secretaría de Cultura Federal.  A partir de la pandemia, en 2021 convocó a la comunidad artística, por medio de un concurso seleccionador para formar  parte de su programa “Contigo en la distancia”. 

Juan Carlos Jiménez, quien es parte de esta nueva generación de narradores incluye en sus espectáculos técnica musical, clown e impro, lleva activo 7 años de los cuales 5 formó parte del programa Alas y Raíces. 

“Las personas que han administrado la Cultura en México, no tienen un proyecto definido, tampoco hay continuidad en los programas, a eso se suma los limitados presupuestos y quienes están al frente sólo hacen esfuerzos individuales. No hay voluntad para que los narradores aspiremos a mejorar nuestras condiciones laborales, tardan entre 6 meses y 1 año en pagar a eso súmale que no tenemos seguridad social. Cuando llegamos a los foros de narración, los espacios no cuentan con las condiciones técnicas apropiadas” afirma.

Las condiciones laborales precarias que enfrentan miles de trabajadores culturales se han agudizado desde la pandemia, ante esta situación han emergido movimientos, antes mencionado (#NoVivimosDelAplauso) que visibilizan las irregularidades laborales, o plataformas que buscan como principal objetivo dar difusión, promoción, formación, convocar encuentros y contadas como lo plantea  ‘Red de Narradoras México’ una Red que invita al encuentro físico y virtual, informando todo lo relacionado a los cuentos, literatura, narración oral y artes escénicas en general. Está incorporada aproximadamente por 160 narradoras mexicanas y extranjeras que radican en 17 estados de la República. 

 

EN TIEMPOS DE PANDEMIA

La pandemia puso cruelmente de relieve los riesgos que surgen con los problemas estructurales de un sistema económico predominante el cual difunde un discurso social en el que responsabiliza al propio trabajador de las condiciones precarias que vive y disfraza la crisis como un espacio de oportunidad.  

“Todo esto es instrumentalizado para que el trabajador siga dándolo todo sin recibir mucho a cambio, más que un sueldo que no alcanza para mucho”, señala Peña Iguarán Investigadora en Estudios Socioculturales por el ITESO . «El discurso que viene de gobiernos y empresas, muy arraigado en nuestro cuerpo, nos dice que nosotros tenemos que hacernos cargo de nosotros mismos, echarle ganas, ser emprendedores, reinventarnos, buscar salidas, y todo esto lo vemos como algo positivo, pero nos vulnera”.

El 5 de enero se dio a conocer la noticia de la muerte de Víctor Chi Narrador Oral, viviendo en el estado de Colima, él, fue seleccionado del concurso del programa Alas y Raíces, para formar parte de la cartelera nacional 2021. Después de 9 meses recibió el pago correspondiente por su trabajo. Desde la cama del hospital escribió el siguiente mensaje el 23 de diciembre. “Nueve meses y seguimos esperando nuestros pagos a la convocatoria de Alas y Raíces Mx, nadie da una explicación, nadie da la cara… Gracias a la bendita y gran transformación progresista de este país, muchos artistas, promotores culturales, gestores y creadores, así terminamos el año e iniciamos el 2022, sumidos en la zozobra, la incertidumbre, las deudas y la miseria”. 

La muerte de Víctor Chi es la denuncia más fehaciente de un sistema que intenta esconder bajo la cima, como el iceberg, lo que no se puede esconder y sale a la luz: “La desafortunada muerte de Víctor Chi, nos recuerda que en estos tiempos también perdimos a otros colegas, amigos que vivieron las dificultades de una enfermedad inesperada. El narrador, como otros artistas, no tiene seguro social ni la certeza de poder pagar sus afectaciones médicas. No es nuevo, es un problema que hemos arrastrado por décadas y por el que debemos trabajar y organizarnos” afirma Marcela Romero.

Esperamos que el caso de Víctor Chi deje un precedente y sea un parte-aguas en la justicia social y la lucha por el trabajo digno y ojalá que las nuevas generaciones promuevan esos cambios tan urgentes.

"La Narración Oral en México evoluciona porque hay un amor infinito de parte de quien se esmera en vivir de ella de una manera profesional", dice Ada Cuentera quien dejó de trabajar en programas auspiciados por instituciones gubernamentales, ella trabaja ahora bajo donativos de gente que cree en las infancias y no volverá a trabajar bajo contrato gubernamental por el maltrato que ha recibido, no ve otro camino que el de crear, creer, confiar y contar cuentos “es el sueño de mi corazón, es todo lo que sé”. 

México no es eso que te dicen en los medios, México es mucho más profundo y complejo. Y para conocerlo hay que vivirlo de cerca, entenderlo no, porque hasta los que somos mexicanos nos cuesta trabajo entender, cómo un país tan rico en historia, tradiciones orales y con tanta cultura esté secuestrado por quienes abusan de su  poder.

 

Nancy Castro

actriz y cuentacuentos mexicana afincada en Madrid desde hace 4 años.