Nuestra voz es nuestra tarjeta de identidad, expresa nuestra personalidad, nuestro estado emocional y nuestra salud.

La sociedad actual ha generado nuevos problemas relacionados con la salud.

La voz, como elemento fundamental de la comunicación, hoy se ve más que en ningún otro tiempo agredida por el estrés, las obligaciones profesionales, el ruido, la contaminación o el aire acondicionado. Todo esto hace que el número de personas que sufren problemas derivados del uso inadecuado y abusivo de la voz sea cada vez mayor.

Aprender a auto cuidarse se perfila hoy como objetivo prioritario de cara a evitar futuros trastornos de la voz; se exige de la ciudadanía una preparación más adecuada que le permita prevenirlos eficazmente.

¿Qué es la voz?

La voz es el sonido producido por la vibración de las cuerdas vocales al acercarse entre sí como consecuencia del paso del aire a través de la laringe.

¿Cómo se produce la voz?

El proceso básico de producción de la voz es el mismo para hablar y cantar. El cerebro envía señales a través del sistema nervioso central a los músculos de la laringe, cuello y tórax acompañado de un flujo de aire a través del tracto fonatorio obteniendo finalmente la voz.

La voz se define estrictamente como la producción de sonidos por las cuerdas vocales, por un proceso de conversión de energía aerodinámica, la cual es generada en el tórax, el diafragma y la musculatura abdominal, a una energía acústica originada en la glotis. El principio fundamental en la producción de la voz es la vibración de las cuerdas vocales, debido a un acoplamiento y modulación del flujo de aire que pasa a través de ellas generando su movimiento. Hablar se definiría como el resultado del sonido generado en la laringe y modificado por la resonancia de las estructuras supraglóticas

Los componentes implicados en la emisión de la voz son:

  • El cerebro: el controlador de todo el sistema por el cual podemos hablar (pensamiento, lenguaje y articulación)
  • El sistema respiratorio: que junto con el músculo diafragma, actúa como si fuese un fuelle generador y dosificador de la energía, imprimiéndole al aire espirado la velocidad y la presión necesarias para que, al pasar por la glotis, haga vibrar a los repliegues vocales y produzca así el sonido laríngeo. Del sistema respiratorio dependen el volumen de la voz y la duración.
  • La cuerdas vocales y músculos laríngeos: que funcionan como un sistema elástico vocal, se mueven para acercarse o separarse, pueden cerrarse o abrirse. Cuando se acercan entre sí ofrecen una resistencia al paso del soplo espiratorio, de modo que las hace vibrar, produciendo así el sonido laríngeo. De él depende la frecuencia tonal o tono.
  • Los órganos resonadores: el tracto vocal o cavidades de resonancia es el trayecto comprendido entre la laringe y la apertura labial. Las dos grandes cavidades que lo componen, la faringe y la boca, poseen una función muy importante en la fonación, pues actúan como una caja de resonancia que amplifica y enriquece el sonido laríngeo y por ello permite que se economice tensión muscular para producir la voz. La correcta tonicidad, movilidad, e implantación de los órganos articulatorios (lengua, labios, velo, mandíbula) favorece una buena dicción y fonación de los fonemas. De los resonadores depende el timbre de la voz, es decir, el color de la voz, y es totalmente personal para cada individuo.
  • Oído: nos permite regular nuestra voz (volumen, melodía, velocidad...).

 

Si todo este sistema funcional lo comparáramos a un equipo de música, el aparato respiratorio equivaldría a la fuente de energía eléctrica, pues pone en movimiento a la laringe; ésta sería el “tocadiscos” o el reproductor del CD, ya que da origen al sonido; el tracto vocal correspondería al amplificador y la boca cumpliría la función de altavoz para proyectar la voz hacia el exterior.

 

 

Fuente: LogopedaEnMadrid 
Agradecemos al Dr. David González el permiso para el uso de estos materiales