“Mi abuelo llegó al pueblo hace cien años: venía de un lugar muy lejano, caminando. Había nacido en ese lugar, pero nunca estuvo allí. Porque los de su pueblo eran caminadores, les gustaba andar y andar, no estar fijos en ningún lado. Por eso no tenían tierras, sino caminos”.
Rigoberta Menchú, Premio Nobel de La Paz

ANDA QUE ANDA es un festival, en un sentido amplio, una fiesta del contar, una sucesión de cuentos, cuenteros y cuenteras que van desgajando historias en diversas geografías. Es un festival de cuentos que no está anclado en una geografía, que se mueve. Empezó en el barrio de Lavapiés, Madrid, continuó por Barcelona y hasta la fecha ha llegado a Elche.

ANDA QUE ANDA, el festival de los cuentos itinerantes, nace desde el colectivo “La Cháchara” de Sevilla con el objetivo principal de brindar un espacio de diálogo intercultural y fomentar la idea del libre tránsito de las personas por el mundo (o los mundos). Queremos, desde la organización, que tanto los cuentos como la gente anden, vuelen, corran, jueguen, vivan, se reproduzcan, renazcan…

Nos inspiran los cuentos, nos movemos como personas libres, nos gustan las buenas historias, sean de finales felices o tristes, nos apasionan las leyendas, los mitos que deambulan por la amplia imaginería popular. Nos inspira el camino, por ello tenemos los zapatos bien puestos, aunque a veces nos gusta andar descalzos, con la tierra bajo los pies; o entre las nubes, caminantes al fin, como el abuelo de Rigoberta Menchú.

Así empezamos a andar caminos, combinados entre narradores orales con mucha experiencia y con artistas que están haciendo sus primeras contadas. Y como compañeros de viaje caminamos esos senderos insondables de la fantasía, de la narración de historias. Nos encontrarnos con más gente que gusta del contar, compartir y escuchar. Gracias a ello estamos conociendo algo más de las culturas que cohabitan esta maravillosa alfombra de tierra y mares que se llama Península Ibérica.

 

El camino andado

El punto de partida fue el barrio de Lavapiés en Madrid. La elección no fue al azar, ya que es un barrio multicultural, con sus riquezas y conflictos propios de la convivencia, y donde hemos conocido a mucha gente solidaria, así como espacios culturales que nos tendieron la mano (Café La Infinito, La Grândola, Residui Teatro, Marimba). Allí nos coordinamos con el Colectivo Sociocultural Soledad Barret, integrado en su mayoría por gente de Paraguay y que nos permitió llegar a más sitios, además de encargarse de la logística. También tuvimos un buen punto de apoyo  en otras organizaciones como Sin Venir a Cuento de Madrid. Así pasamos noches y días de mucho cuento y convivencia entre el 7 y el 10 de noviembre de 2013.

También en noviembre, llegamos a Barcelona a contribuir con la causa de la organización Paraguay Resiste en Barcelona, con la colaboración de narradores locales y el representante de Sin venir a cuento que llegó desde Madrid.

La tercera parada fue en enero de este año en Elche y Sax, donde estuvimos más de una semana con una serie de actividades como talleres, funciones para niños y niñas, espectáculos para adultos e intercambio de saberes con el equipo organizador local, el Festival de la Oralidad Permanente (FIO).

 

Gestión y financiación

El festival es un encuentro solidario y autogestionado, realizado con la colaboración de asociaciones, grupos de narración oral y artistas a título individual; en suma, con los que se van sumando a cada paso. Para ello, en cada lugar buscamos un espacio físico, simbólico y significativo  donde, además de desarrollar nuestro arte, podamos generar los recursos necesarios para seguir el camino hacia otras geografías. En ese sentido, la fuente de financiación ha sido hasta el momento la taquilla, venta de merchandising, aportes voluntarios y recursos propios de La Cháchara.

Ya se ha dado el primer paso, ahora viene el de la sostenibilidad del proyecto, de tal manera a poder seguir andando y sobre todo remunerar mejor el trabajo tanto de artistas como de gestores involucrados. Y en este paso hemos tenido como compañeros de viaje a una veintena de cuenteros, cuenteras, que empezaron andar desde Sevilla, Madrid, Paraguay, Colombia, Elche, Alicante, Japón y Argentina.

 

Marco Flecha Torres