De los cuatro tipos de relaciones comunicativas que yo conozco (conflicto, huída, match deportivo y encuentro), escénicamente hablando, me interesa trabajar sobre el encuentro. El encuentro es el metabolismo de un suceso, aquello que podemos transformar, lo que puede sufrir una evolución, una experiencia de conocimiento basado en un intercambio amoroso en dos fases: la recepción y la donación, las mismas que encontramos en el acto fundamental de la respiración, pero que en este caso denominamos inspiración y espiración.

Respirar el encuentro es para mí el principio desde el que empezar a trabajar cualquier tipo de personaje, tanto en la vida como en la escena. Entiendo el término “personaje” como cada uno de los elementos que nos vamos encontrando a lo largo de nuestra experiencia. Por ejemplo, el personaje de un entrenamiento físico puede ser un músculo; el personaje de una vida de relaciones sociales puede ser una persona con quien hayamos tomado contacto. De este modo, nos relacionamos con un personaje textual y lo convertimos en personaje escénico. En este tipo de relación, tanto el actor como el personaje evolucionan y esta transformación es el signo de su  unicidad, lo que, para todos los actores, conlleva asumir una responsabilidad.

En un tipo de Teatro evocativo como el que me interesa, es necesario entrenar las herramientas del cuerpo (físico y vocal) para liberar el cuerpo imaginario. Además, en el encuentro con el personaje, es necesario “sacar siempre un pasaje de ida y vuelta”, para no llevarse el personaje a casa después del trabajo, evitando de este modo, ser víctimas de nuestra creación.

La diferencia entre actor sinfónico y actor mimético es la misma que existe entre una orquesta y un instrumento solo: la orquesta puede matizar sus características corporales, vocales, expresivas con la riqueza y la complejidad de un grupo; el instrumento, sin embargo, profundizará en las de uno solo. Por otro lado, el actor sinfónico es, desde el punto de vista social, una criatura holística y política y, desde el punto de vista artístico, autor indiscutible de su propia interpretación (por más que trabaje con todos sus colaboradores) al tiempo que artífice de su propio proceso de trabajo.

 

Matteo Belli
Profesor en la Escuela de Verano de AEDA 2014