Las bibliotecas, a lo largo de la historia, han ido cambiando y evolucionando y se han modificado también sus funciones. En un primer momento se centraba la atención en el libro y la función principal consistía en la adquisición, custodia y conservación.

Después se fijó la atención en los lectores y la biblioteca, en especial la pública, se concibe hoy como un servicio público para la comunidad, considerándose una de las instituciones más democráticas que existe.

La biblioteca no debe conformarse con ofrecer los mejores servicios a aquellos que las frecuentan, sino que puede salir al encuentro de los que la desconocen y, para ello, puede realizar una serie de actividades cuyo objetivo será llegar al público potencial. Estas actividades pueden ser de tres tipos: de extensión bibliotecaria, extensión cultural y de animación a la lectura.

Los servicios de extensión bibliotecaria son el esfuerzo que realiza la biblioteca para llegar a sus usuarios, en casos en que, por razones de marginación topográfica, física o social, el usuario no puede acceder a ella. Está encaminada a las zonas rurales, prisiones, hospitales, etc.

 

Para que sean eficaces, se debe conseguir satisfacer las necesidades de los usuarios en cualquier lugar y tiempo y estimular a los que no lo son, dando a conocer las prestaciones  de las que pueden disfrutar.

Dentro de este servicio de extensión  se encuentran las bibliotecas móviles que, en España, se suele prestar con el bibliobús: un autobús repleto de libros que visita los barrios más alejados de las ciudades o pequeños pueblos en zonas rurales que carecen de biblioteca estable.

Son muchos los ejemplos de biblioteca móvil que acercan la posibilidad de leer a sitios remotos y apartados; encontramos soluciones motorizadas como carros, autobuses o furgonetas hasta lanchas o bicicletas, pasando por animales como los burros o mulas.

Estas iniciativas se conocen desde tiempo atrás; en la década de los 30 del siglo pasado, algunas zonas rurales de Estados Unidos, donde los caminos no podían ser transitados por vehículos con ruedas, surgió el proyecto Pack Horse Library Project, con caballos montados mayoritariamente por mujeres, que llevaban en sus alforjas los libros de puerta a puerta.

En Kenia, la biblioteca facilita el acceso a la cultura con caravanas compuestas por camellos cargados de libros.

En países como Colombia supone un reto llevar la lectura a lugares de difícil acceso y a comunidades vulnerables, y lo vencen con la Red de Biblioburros, compuesta por dos burros que transportan mochilas y maletines con libros adecuados a las necesidades de personas que viven en los asentamientos indígenas de los Andes.

Para prestar este servicio, se contrata a docentes conocedores de esa realidad y cultura, y se propicia la creación de espacios comunitarios y familiares mediante la lectura, ya que ellos mismos relatan los cuentos, mitos y leyendas, rescatando la tradición oral.

Existen iniciativas más modernas como Digital Book Mobile, un bibliobús de 18 ruedas equipado con wifi, pantallas de alta definición, equipo de audio y portátiles en cuyo interior no hay libros físicos. La singularidad de este bibliobús es que se puede transportar y se puede acceder a los servicios de forma inalámbrica, además de ofrecer experiencias audiovisuales.

Todas las formas de biblioteca móvil citadas, comparten y tienen en común, una serie de características que las hacen especiales. La biblioteca móvil se adapta al entorno de sus usuarios, planificando la ubicación estratégica de cada parada y horario según las necesidades; una atención cercana y personalizada que hacen de este modelo un servicio cultural donde, no sólo prima la difusión de la información, sino también las relaciones entre ciudadano y empleado público.

Este servicio se puede extender a las escuelas rurales, centros en los que se forman niños de varias edades y cuyo número de alumnos suele ser reducido. A menudo, bibliotecarios y maestros, así como animadores socioculturales y contadores, colaboran y unen fuerzas para promover la lectura y el hábito lector.

Los contadores practican el arte oral de contar por medio de la palabra, la voz y el gesto vivo. Recaban el material de fuentes de tradición oral pero también de la literatura. Los cuentos que narran, se comparten en cada cultura como un medio de entretenimiento, educación, conocimiento y valores.

Los maestros acompañan al niño en su primer acercamiento a la lectura, tratando de mostrar lo interesante de esta actividad, teniendo en cuenta que el hábito lector se consolida dentro de unas coordenadas espacio-temporales determinadas y, en cada generación se ha ido formando de una manera, a los niños y jóvenes de hoy les corresponden sus propias peculiaridades. En la actualidad, contamos con nativos digitales, donde el proceso de lectura de hipertextos presenta una nueva forma de acceder y enfrentarse a la información.

La esencia última del oficio de bibliotecario es atraer al lector, captar su interés, ofrecer lecturas que respondan a sus inquietudes y ponerle en el camino de la búsqueda autónoma del saber, y tratar de darle la vuelta a la idea de que la lectura siempre ha sido ocupación de minorías.

Para evaluar el impacto de las bibliotecas móviles en la vida cotidiana se presentó por ACLEBIM (Asociación Castellano Leonesa de Bibliotecas Móviles) la campaña "Qué significa para ti el bibliobús" dando a conocer los aspectos positivos del servicio y los negativos para tratar de subsanarlos. Las aportaciones recibidas, mostraban en la mayor parte de los casos, la alegría de disfrutar del servicio de bibliobús como algo que sienten propio y donde, los usuarios más fieles, reservan hueco en la agenda para visitarlo.

Las bibliotecas móviles humanizan el territorio fomentando el entorno rural, a veces descuidado por las administraciones, reconstruyen la identidad local recordando las tradiciones populares y, en ocasiones, se convierte en una auténtica fiesta  que rompe con la monotonía de las actividades diarias.

Algunas iniciativas señaladas en este sentido son las realizadas por el Biblimovil portugués de Proença Nova, con el proyecto “Ecos de Proença”, que tiene como misión rescatar la cultura inmaterial del municipio haciendo frente al reto de pérdida de las costumbres y tradición oral.

También la Red de bibliobuses de Guadalajara llevó a cabo durante el año 2013 una campaña de recogida de tradición oral en la provincia, realizando entrevistas que permitieron recuperar usos y costumbres, leyendas y relatos relacionados con el mundo del agua, aprovechando la celebración del año internacional de la cooperación en la esfera del agua. Este trabajo, dio como resultado, la publicación del libro Guadalajara: agua y vida.

Las bibliotecas móviles no pueden dejar pasar la oportunidad de incorporar las nuevas tecnologías a sus tareas habituales. Estas herramientas permiten generar contenidos, facilitan la participación de sus usuarios, superando las barreras geográficas y temporales, y permite mantener conexión constante con ellos. El futuro del bibliobús será, por tanto, tecnológico y social.

Podemos aprovechar herramientas como los blog, códigos QR o de realidad aumentada, geolocalización, préstamos de e-readers cargados con e-books o creación de apps que den acceso al catálogo. Se pueden usar las redes sociales como medio de difusión de servicios y actividades, y para crear una comunidad en torno a la biblioteca, en la que los usuarios son los protagonistas.

Las bibliotecas móviles se desplazan para asegurar que todos los usuarios tengan igualdad de oportunidades en el acceso a la cultura.

Cuando te cruces con una biblioteca móvil, piensa que la cultura se mueve; piensa que son libros sobre ruedas y que en ella viajan las palabras, como viajan en los cuentos y en la imaginación.

 

Marta Álvarez Fernández
                            Técnico de Bibliobús Sierra Norte de Guadalajara