Cuando la conocí llevaba una rosa en la mano. Sonreía como el personaje de una de sus historias. Se la había regalado un niño que la entrevistaba para una pequeña televisión local. Ahora no importa el lugar. Podría ser un país donde habitan los cuentos. Ella estaba radiante. Pero su alegría o su aureola no provenía de la vanidad sino de esa pasión que solo tienen los que se dedican a algo por verdadera vocación, o por pasión.

Las palabras salían con el atropello de quien quiere decir tantas cosas, de quien desea resumir tantos años vividos, tantas experiencias acumuladas... tantas historias contadas. O tantos cuentos que se le agolpaban en la boca deseando salir para ser narrados.

Montserrat del Amo siempre fue tenaz, jamás se dejó doblegar por el cansancio o la desidia. Supo compaginar varios trabajos con el estudio y la creación. Escribía, contaba, impartía cursos, conferencias o talleres. Todo era lo mismo porque ella era palabra viva, voz de los cuentos.

Ella narraba en las escuelas, en las bibliotecas o en los teatros cuando era una novedad hacerlo. Y lo hacía con el cariño de la escritora que quiere difundir los libros, o escribía con el amor de aquella que quiere fijar la palabra dicha en un papel, para que no se las lleve el viento. Amaba la voz, deseaba contar a todas horas y en cualquier lugar. A veces, confesaba, le hubiese gustado parar a cualquiera y contarle el cuento que se le había ocurrido. Un desconocido escuchándola, la historia naciendo, ella creando. Era esa su manera de enfrentarse a la palabra.

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La última vez que la vi nos narraba las peripecias de un terremoto en Chile. Cómo lo vivió, como lo sufrió, como lo superó... Y era también un cuento.

En ella todo era literario o todo teatro o deseo de transmitir lo que sabía, lo que se le ocurría, lo que imaginaba.

Más de ochenta libros de creación, incontables talleres de narración, trabajos de reflexión o estudios de investigación, colaboraciones en prensa... Mas siempre la literatura, siempre su compromiso. Y como regalo el legado de sus obras como El nudo, que revolucionó el mundo del teatro infantil, o la obra narrativa La torre junto a propuestas como El bambú resiste la riada, La casa pintada, El abrazo del Nilo o sus libros inspirados en la oralidad Cuentos para bailar, Tres caminos, Cuentos para contar o Cuentos Contados.

En toda su trayectoria defendió las raíces folclóricas de la literatura, la voz como transmisión artística. Así deja claro en la dedicatoria de uno de sus libros: "Y no hay que olvidar que la literatura siempre nace oral. ¡A narrar, pues!"

Ernesto Rodríguez Abad

 

Más información: Laura Escuela entrevista a Montserrat del Amo, Ficha elaborada por Pep Bruno para su estudio de oralidad, Página de autora en la Biblioteca Virtual Cervantes y su libro La hora del cuento.