Yekama surge en el año 2011 en el Instituto de Educación Secundaria “Arcipreste de Canales”, en Recas (Toledo). Se trata de un proyecto basado en cuentos tradicionales que está generando un encuentro de la comunidad educativa con el fin de fomentar el vínculo entre las diferentes culturas que conviven en este centro.

Aquí os dejamos este vídeo-reportaje que han elaborado para nuestro boletín.

 

 

Créditos del vídeo
Realización y grabación: Rebeca Arquero.
Montaje: Sherezade Bardají y Alfonso Romeo.

 

Este reportaje pertenece al boletín n.º 46 – Jóvenes, literatura y lo que se tercie

Paul Zak padre de la neuroeconomía, afirma que “la forma de narración más elemental puede causar una reacción empática muy poderosa” y si la narración deja de ser elemental  y se convierte en un auténtico “ser vivo” en boca del buen narrador, el poder que se desata es incalculable. Y eso precisamente es lo que ha sucedido en el transcurso de estos dos últimos cursos entre los alumnos y profesores del instituto San Isidro de Azuqueca de Henares.

Todo comenzó como una pequeña iniciativa dentro de un proyecto global de comunidad, llamado Pasaporte Cultural, que pretendía conseguir la participación activa de los jóvenes que cursan de 3º de ESO a 1º de Bachillerato en los institutos de Azuqueca de Henares. Desde hacía años se evidenciaba que el aprovechamiento de los recursos culturales de la localidad –organizados con mucho esfuerzo– era mínimo en esta franja de edad. La directora de la Biblioteca Pública en colaboración con la Concejalía de Cultura decidieron desarrollar una experiencia que ya se estaba llevando a cabo en algunas universidades como la Carlos III. Se diseñó un programa de actividades culturales que se coordinó con los institutos y que permitiría que los alumnos participantes en las diferentes propuestas obtuvieran sellos –que se irían registrando en un pasaporte– para, al terminar los trimestres, ser canjeados por notas en las diferentes áreas. La idea inicial era que los alumnos acudieran a los espectáculos y talleres para obtener los “valiosos” sellos pero que, con el paso del tiempo, la asistencia ganara peso por sí misma, tal y como ha sucedido tras dos años de desarrollo del proyecto.

Uno de los ámbitos artísticos más exitosos y demandados fue el relacionado con la narración oral. Tradicionalmente, la Biblioteca había programado cuentacuentos en horario escolar y se buscó confeccionar un proyecto más ambicioso. Un jueves al mes durante todo el curso escolar un narrador profesional acudiría a la “Casita de los Cuentos”, espacio creado específicamente para estos espectáculos, en horario de tarde. Así se planteó el primer gran reto: conseguir que jóvenes que habitualmente utilizan su tiempo de ocio en actividades muy alejadas de la narración oral acudieran de modo sistemático a esta actividad de tarde. A esta dificultad se sumaba otra: muchos de ellos asociaban los cuentacuentos a espectáculos infantiles a los que alguna vez acudieron cuando estaban en el colegio. ¿Cómo lograr romper estas dos grandes barreras? Sólo había una oportunidad para conseguirlo, si se conseguía reunir a un número importante de jóvenes que acudieran por primera vez al evento y éste era impactante y tenía capacidad de enganchar, probablemente, la continuidad estaba asegurada. Y así fue. Se produjo el milagro.

Desde antes de pasar a formar parte de AEDA varios compañeros me instaban a poner el debate de los cachés en la mesa. Es por todos sabido que es el nuestro un oficio con un índice nada desdeñable de intrusismo y cuando hablo de intrusismo no me refiero a la labor de contar cuentos, Propp me libre de querer poner puertas al campo, sino al hecho de cobrar por ello. Quién, tras pasar un presupuesto bastante ajustado, no ha visto rechazada su propuesta con la excusa de haber encontrado otra más barata y por más vueltas que le das no ves como encajan las cuentas. De lo que entiendes que la persona que ha desarrollado la actividad a bajo coste, o bien no estaba de alta en la Seguridad Social, o lleva tan poco tiempo ejerciendo que no sólo no tiene conciencia de que con el precio que está cobrando le va a resultar imposible vivir de esto, también está incurriendo en competencia desleal de cara al resto de compañeros. Lejos de querer generar aquí un debate al respecto, asunto que reservo para los foros privados de la asociación, me gustaría hacer ver a las personas ajenas al oficio cuáles son los costes que hay detrás de un espectáculo de cuentos.

Hay una serie de gastos inherentes a la profesionalización, por lo menos lo que yo entiendo como tal y lo que se defiende desde AEDA.

Seguros sociales

Si eres autónomo, salvo las excepciones que se encuentran bonificadas, debes pagar mensualmente a la Seguridad Social 267,03 € de base mínima mensual y en torno a un 45% de la nómina a percibir en el caso facturar con alguna otra figura legal y ser asalariado, es decir para cobrar 1000 € mensuales debo pagar/cotizar unos 450 € mensuales. Porcentaje que se dispara en caso de tributar en el Régimen Especial de Artistas. (¿Para cuándo una reformulación del mismo para que todas las personas jurídicas podamos tributar en él?). Importes que hay que ingresar mensualmente, haya pagado o no el cliente.

1. Introducción

Una vez tomada la decisión de desempañar una actividad profesional en cualquier rama del ámbito artístico, la siguiente cuestión que se nos plantea es… y ahora, ¿qué debo hacer?, ¿por dónde empiezo?, ¿cómo me establezco?

Pues bien, con este artículo, pretendemos responder alguna de esas cuestiones, ofreciendo una información práctica que aclare cuáles son los pasos a dar, antes del comienzo de la actividad. En esta ocasión, nos centraremos en el alta como profesional autónomo y no como empresa.

Dentro del colectivo artístico, existen ciertas cuestiones legales que a menudo resultan desconocidas, como los impuestos que gravan la actividad, los tipos impositivos, exenciones, etc.

Iniciar la actividad profesional, origina un conjunto de obligaciones fiscales. Unas deben cumplirse antes del inicio de la actividad y otras durante su desarrollo. Con carácter general, antes de iniciar la actividad económica, debe presentarse declaración censal, ésta se realiza mediante la presentación de los modelo 036 ó 037.

Las bibliotecas públicas son espacios de aprendizaje, cultura, encuentro y disfrute. En sus colecciones encontramos conocimientos, fantasía, literatura, tradición y memoria. Es por ello que los caminos de la narración y de las bibliotecas avanzan en paralelo y, en muchas ocasiones, se encuentran y confluyen.

Por ponernos teóricos, si leemos el Manifiesto de la UNESCO sobre la biblioteca pública (1994), texto de referencia que inspira la acción de las bibliotecas públicas de todo el mundo, vemos que estas tienen entre sus funciones:

  • crear y consolidar el hábito de la lectura en los niños desde los primeros años
  • brindar posibilidades para un desarrollo personal creativo
  • estimular la imaginación y creatividad de niños y jóvenes
  • sensibilizar respecto del patrimonio cultural y el aprecio de las artes
  • facilitar el acceso a la expresión cultural de todas las artes del espectáculo
  • fomentar el diálogo intercultural y favorecer la diversidad cultural
  • prestar apoyo a la tradición oral

En todas ellas tiene cabida el apoyo y la promoción de la narración oral. La hora del cuento es una actividad tradicional en las zonas infantiles de las bibliotecas para dar a conocer los libros de las colecciones, y también se cuentan cuentos en las numerosas visitas guiadas de grupos escolares. Encontramos también numerosas colaboraciones de AMPAS, centros de tiempo libre, asociaciones de la tercera edad… ligadas al mundo de los cuentos. También son espacios en los que las narradoras y narradores profesionales desarrollan habitualmente su actividad en el marco de las programaciones de extensión cultural y de animación a la lectura en todas las franjas de edad.

catalán

En otros tiempos, cuando el sol se escondía y las temperaturas eran más agradables, los vecinos y vecinas sacaban las sillas a la puerta de casa para tomar el fresco y compartir experiencias del día y de la vida. Siempre había algún vecino con más memoria, o más instinto fabulador, que encantaba al resto con sus historias.

Era fácil reconocerlos: empezaban a contar como quien no quiere la cosa, hablando del tiempo o de algún personaje del pueblo. Situaban a la audiencia en un momento, espacio o entorno concreto, y todo esto aportaba verosimilitud a lo sucedido. Y ese era el principio y aquello sólo había ocurrido allí, y el tiempo pasaba y las palabras tejían la memoria y aquel tejido unía los vecinos con hilos invisibles de recuerdos comunes. Y a la voz de "mañana más" o "ya está bien, niños", la noche al aire libre se acababa y cada uno a su cama.

Con este espíritu 14 pueblos de La Vall de Albaida y la Safor (Provincia de Valencia) se han puesto de acuerdo para realizar un proyecto intermunicipal llamado "Cuentos a la Fresca", en el que narradores locales y yo misma contamos cuentos, historias o sucedidos.

Pep Estornell profesor de lengua y literatura, alma mater del proyecto "Contes de la Vall i del Vell" (recopilación de cuentos editado, realizado por los alumnos del IES Sanchis Guarner de Castelló de Rugat) –al que habría que dedicarle otro artículo– y alcalde de Llutxent, me propuso participar de este nuevo proyecto, al que accedí y adopté desde el principio.

“La narración oral es una forma teatral cuyo secreto reside en resistir a la tentación de representar.”
Enrique Buenaventura (TEC)

 

No debería sorprendernos que en la primera edición (en 1984) del Diccionario del teatro: dramaturgia, estética, semiología, de Patrice Pavis, uno de los libros de consulta de referencia para el colectivo de la escena, no apareciera ninguna voz dedicada a los narradores y narradoras orales. El oficio de contar, tan viejo y a la vez tan nuevo, tomaba por aquel entonces impulso para volver a recorrer caminos y plazas.

Sin embargo quince años después, en la edición aumentada y revisada que se publicó a finales de los noventa, sí que se incluía la voz “cuentista”. Tampoco esto ha de sorprendernos: la buena nueva del resurgimiento de la narración oral era ya bien conocida por estudiosos, gente del colectivo de la escena y personas que disfrutaban del cuento contado.

De esta voz del Diccionario del teatro: dramaturgia, estética, semiología, tomamos algunas pinceladas a modo de introducción para este artículo que no pretende otra cosa que reflexionar sobre la narración oral profesional como una más de las artes escénicas.

“El cuentista (o contador de cuentos) es un artista que se sitúa en la encrucijada de las otras artes: sólo en el escenario (casi siempre), cuenta su o una historia dirigiéndose directamente al público, evocando los acontecimientos con la palabra y el gesto, interpretando uno o varios personajes, pero regresando siempre a su relato. Recuperando la oralidad, se sitúa en el terreno de tradiciones seculares e influye sobre la práctica teatral occidental (…). El cuentista intenta restablecer el contacto directo con el público (…); es un performer que ejecuta una acción proporcionando un mensaje poético directamente transmitido y recibido por los auditores-espectadores. (…)

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