Contar del otro lado de la línea
Yo soy un narrador oral, soy un cuentero. Nací y vivo en el gran Buenos Aires. En un distrito que se llama San Martín, mi barrio, Ballester.
Trabajo en escuelas, jardines de infantes, bibliotecas populares, teatros, cárceles, institutos de menores, y otros lugares, instalando espacios de escucha.
No tengo un lugar fijo, soy como un caracol con su casita a cuestas.
Mi casa está hecha de silencio.
Nosotros, al igual que los primitivos hombres de las cavernas nos sentamos en círculo, entonces: nos disponemos a ver, sentir y disfrutar de aquello que no está presente en el ambiente, sino en nuestras retinas interiores.
También me gusta recopilar, escuchar, preguntar, ver nacer cada historia, grabar, guardar, desgravar, compartir, establecer una intimidad con el otro, donde la frontera de los preconceptos se desvanece y aparece su belleza, su individualidad. Individualidad que nos ha sido arrebatada por los medios masivos de comunicación que instalan estereotipos, por las instituciones educativas que tienden a masificar y por un sistema económico mundial basado en la injusticia social.