¿Existe el fracaso?
"Semejante descalabro no puede hundirme, ni promover mi caída. Un revés no es más que un fallo, no una derrota. Con semejante chasco ¿se agranda mi infortunio?, ¡qué desastre, qué desgracia! ¿Ahogarme, o aprender y continuar?"
Muchas palabras para expresar cómo nos podemos sentir ante nuestro propio fracaso y también cuando lo presenciamos.
Cuando Aurora contactó conmigo me comentó la idea de poder dar mi punto de vista sobre el fracaso, pero como escuchante. En ese momento por mi cabeza pasaron muchas sesiones, algunas excelentes, y otras no tanto. La idea me pareció sensacional y sencilla, hasta que me senté a escribir. De sencilla no tiene nada. Tras darle vueltas, la idea principal, esa que tengo rondando, es que el fracaso es un sentimiento, una sensación y, como tal, depende de quién eres en el momento en el que estás escuchando.
No tuve la fortuna de que me contaran cuentos de pequeño, más allá de los que escuché en la escuela. Caí en este fantástico mundo por casualidad, al leer un letrero en la pared exterior de una cafetería de Logroño. Aquella cafetería era "El Globo", ya desaparecida. Anunciaba una sesión de cuentos para una tarde en un horario compatible con dos niñas de entonces seis y dos años. Preguntamos si sería apropiada la función para ellas y, tras esa sesión y muchas otras, tengo el orgullo de saber que mis hijas han educado su escucha allí, en el café "La Luna" de Logroño. Sí, porque los cuentos trasladaron su ubicación a ese emblemático local. Durante muchos años se programaron sesiones a cargo de lo mejor, de lo mejor, narradores (no voy a perder espacio en utilizar un lenguaje, mal llamado, inclusivo), venidos de todos los rincones de España y de muchos países diferentes.