Formar a los profesores de inglés para que usen la narración en el aula
Hace mucho mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana, me encontraba enseñando inglés a adolescentes chinos. Cada día tenían que estudiar inglés para poder cumplir los requisitos de visado de Australia. Había una actividad en especial en su rutina semanal que de verdad les interesaba. Cada viernes por la tarde los estudiantes se sentaban en el suelo sobre grandes cojines, se oscurecían las luces, se encendían las velas y el sonido de un cuenco tibetano les anunciaba que estaban a punto de embarcarse en un viaje al mundo mágico de los cuentos. Allí sentados, superábamos las barreras de las dificultades con el idioma y navegábamos a través del lenguaje universal de las historias. Era en este terreno fértil en el que los alumnos verdaderamente comenzaban a conectar entre ellos, conmigo y con la lengua inglesa. Y así es como me di cuenta de que los cuentos no son para irte a dormir, sino para despertarte.
Los cuentos estimulan los sentidos y las emociones a lo largo del recorrido que hacemos acompañando a los personajes y sus aventuras. Proporcionan un claro contexto de trabajo y estimulan la curiosidad y la imaginación. Todo esto hace que la experiencia de aprendizaje sea más memorable ya que ayuda a fijar los conocimientos sobre la lengua que se está aprendiendo en la memoria a largo plazo.