Y colorín colorado...
¿Dónde está el límite de lo que se considera éxito o fracaso?
¿Cuándo se estima rentable una programación cultural?
¿Qué determina que sea aceptable, buena o superior dicha programación?
¿Qué ocurre cuando las previsiones no se cumplen?
El papel de las bibliotecas ha cambiado, mucho y para bien. De mero contenedor de libros ha pasado a ser generador de conocimiento, centro de actividades, lugar de convivencia y encuentro.
Tradicionalmente, la biblioteca pública se consideraba como un espacio reservado para investigadores y estudiantes, o como un simple almacén de libros.
Hoy en día ese concepto ha cambiado y ahora se la considera como “el primer centro de información local, portal de acceso a la información que las tecnologías ponen a nuestro alcance, centro de actividades culturales de primer orden, espacio de identidad que estimula los valores de interculturalidad, solidaridad y participación, lugar de convivencia y encuentro”, tal y como se indica en las Pautas sobre los servicios de las bibliotecas públicas publicado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (Ministerio de Educación, 2002).