Esto es cuento largo
Esto es cuento largo. Hay quien afirma que los cuentos contados y, especialmente los cuentos tradicionales, están desapareciendo de los momentos y lugares donde habitualmente pervivían, sin embargo si uno se fija con algo de atención puede observar que los cuentos tienen todavía mucho predicamento en el día a día. Ya sea de una manera puramente nominal, ya sea a partir de expresiones hechas relacionadas con los cuentos, ya sea vistiendo con nuevos ropajes a protagonistas o historias tradicionales, los cuentos siguen muy mentados por aquí. Y no me refieron a los cuentos que contamos quienes nos dedicamos a contar, no: este breve artículo es para hablar de la presencia de los cuentos en otros ámbitos que no el de la narración oral.
El punto de partida de esto que escribo es una campaña publicitaria. Una una compañía de seguros lleva unos cuantos días bombardeándonos con anuncios protagonizados por personajes de cuentos tradicionales, si no sabéis de qué hablo mirad aquí y aquí. Desde luego esto no es la primera vez que ocurre, la publicidad se apoya en muchas ocasiones en los cuentos tradicionales (aquí hay cuarenta ejemplos más). Conviene pensar que si a la publicidad le interesa arrimar su ascua a las sardinas de los cuentos es porque funciona, porque el cuento sigue anclado en el imaginario colectivo y anda muy cerca de las emociones y pulsiones más hondas de los compradores. Incluso de aquellos que escucharon o escuchan pocos cuentos.