Cuando un cuento sale de los labios de un contador flota, vuela, recorre el aire, los sueños y se posa en los corazones de los demás de muchas formas, con muchas formas, con muchas imágenes. Pero cuando un cuento sale del lápiz de un ilustrador se queda en el papel, atrapado como una mariposilla de colección con un alfiler. Y las imágenes y los sueños casi siempre coinciden y se funden en unas líneas que ni él mismo autor es capaz de adivinar.

Y así fue mi experiencia con Moni Pérez, una joven e impresionante ilustradora con la que, durante cuatro sesiones, compartimos palabras y formas, colores y emociones. Las palabras salían de mis labios y se fijaban en sus rotuladores tomando un cuerpo que se grababa en las retinas del público con una fuerza que nunca antes había conocido.

Mi ogro era el ogro que Moni dibujaba.

Mi elefante era el suyo.

Mis palabras, mis cuentos estaban atrapados en el papel con su imaginación.

Y quedaban para siempre.

Bonita experiencia.

Rafael Ordóñez
escritor, poeta, dramaturgo y narrador oral

 ingléscatalán / euskera

RECOMENDACIONES PARA EL BUEN DESARROLLO DE UNA SESIÓN DE CUENTOS

 

Preámbulo

El presente documento pretende dar unas recomendaciones para que los narradores y narradoras puedan desarrollar satisfactoriamente su trabajo atendiendo a los factores externos que rodean el acto de contar.

Se trata de señalar las condiciones ideales u óptimas para realizar sesiones de narración oral en espacios cerrados o al aire libre, buscando ambientes propicios para la palabra dicha.

Este documento está inspirado en el Manifiesto: condiciones aconsejables para contar cuentos.

 

DECÁLOGO. CONDICIONES DE CUENTO

 

ESPACIO

1 Los cuentos contados precisan espacios recogidos y tranquilos. 

El desarrollo de una sesión de cuentos debe llevarse a cabo en una sala dedicada exclusivamente a esta actividad. De esta manera se evitan ruidos y otras molestias que puedan dispersar la atención de los oyentes. 

Es importante que la temperatura de la sala sea agradable, ni demasiado baja ni demasiado elevada, de modo que tanto el público como el narrador puedan sentirse cómodos.

Este mes de marzo se va reivindicando como un mes especial para nuestro oficio desde que el 20 de marzo toma fuerza en el panorama internacional (y nacional) como Día Mundial de la Narración Oral.
El 20M comenzó a celebrarse en Suecia en 1991, conocido como el Día de Todos los Narradores Orales. La red de narradores suecos decidió festejar el equinocio contando cuentos por todo el país. Poco a poco el evento fue contagiando a otros países (primero próximos y cada vez más lejanos) hasta que, hoy en día, prácticamente narradores de todos los países del mundo lo celebran. Tenéis más información sobre este día aquí.
El amigo Mats Rehnman, uno de los artíficies del FEST, es también quien imaginó un posible logo para este evento.

IntStrDay

 

Vivimos tiempos sombríos, difíciles para el respeto a los Derechos Humanos y, como no, para la cultura.  

Parece que a los, y las, responsables de los presupuestos no les interesa la cultura y que con la crisis han encontrado la excusa perfecta para tratar de terminar con ella.

Quizá el problema no radica sólo en la falta de presupuesto, sino más aún en las trabas que, en los últimos tiempos, han ido prosperando y reproduciéndose como setas. Todas bien conocidas por el colectivo de Profesionales de la Cultura: la subida del IVA, el pago por adelantado de los impuestos, etc. 

Por si algo faltaba ahora, en cada ocasión que actuamos, de nuevo nos piden Certificado de Agencia Tributaria y Seguridad Social que indique que “estamos limpios”, e incluso fotocopia de las escrituras y venta de participaciones, CIF compulsado, etc., ¡¡¡Por San Bárcenas Bendito!!! Esto es como ir al Mercadona y pedirles todos estos papeles antes de que te pasen la compra por la cinta (cada vez). Dalí hubiera disfrutado en esta época surrealista.

¿Es que no escucharon la frase de Unamuno “darle cultura al pueblo y será libre”?, o quizás sí y es por eso…

Versión en galego

Es cierto que el debate viene de viejo, pero podríamos encontrar un antepasado más o menos moderno en la conferencia que el físico inglés Charles Percy Snow ofreció en 1959 provocando una gran discusión mundial: la charla se llamaba Las dos culturas y denunciaba la excesiva distancia entre las ciencias experimentales y naturales frente las humanidades y su consecuencia inmediata: esa división del conocimiento en compartimentos estancos impedía o retrasaba la resolución de problemas de alcance mundial. 

Las dinámicas de la ciencias técnicas y de las humanidades suelen seguir caminos diferentes pero paralelos; digamos que debido a la estructura administrativa que sostenía hasta ahora su financiación no era preciso el encuentro entre las ciencias y las letras, pero tampoco entre ninguna de ellas y el público. Sin embargo, es el público, o los ciudadanos, los principales y últimos destinatarios de la producción científica. 
A lo mejor es en las ciencias del pasado, y especialmente en la arqueología, donde estamos viviendo desde hace unas décadas un interesante movimiento de confluencia entre las disciplinas humanísticas, las ciencias físicas y la divulgación al público. Si la arqueología precisa comprender, cada vez más, las técnicas que nos permiten entender los procesos de preservación y transformación de la materia física al largo del tiempo, no lo es menos que mirar hacia atrás, cara nuestro propio pasado, es uno de los elementos de mayor fascinación para el público. 

 Versión en galego

Comenzaré este artículo, a modo de introducción, haciendo mías las palabras del sabio Mircea Eliade cuando decía que:

Para el hombre religioso, la naturaleza está siempre cargada de un valor religioso, y esto es así porque el Cosmos es una creación divina y, por lo tanto, el mundo está cargado de sacralidad. El Mundo se presenta de tal manera que, al contemplarlo, el hombre religioso descubre los múltiples modos de lo sagrado y, por consiguiente, del Ser. El Mundo tiene una estructura, no es un caos y la Tierra se presenta como la madre y nodriza universal. Por todo ello, desde esta óptica, lo natural está indisolublemente ligado a lo sobrenatural y la naturaleza expresa siempre algo que la trasciende.  

Debido a esta idea, que el hombre religioso sacralizase determinados accidentes geográficos, que percibiese en rocas peculiares la presencia de lo divino o que estas primigenias deidades se soliesen asociar a grandes rocas o cons —como le llamamos en Galicia— no sería algo casual, pues la piedra representa lo imperecedero, lo inamovible, lo eterno. La piedra era lo único de la naturaleza que, a ojos de los primeros pobladores, permanecía inalterable, de ahí que se identificasen con la deidad, sobre todo cuando estas grandes rocas presentaban características morfológicas peculiares, como forma de grandes huevos o de vientres fecundos —que evocaban ideas de renacimiento—, o cuando presentaban aspecto figurativo que pudiese incitar a algún tipo de asociación especial de corte mágico-mítica. No deben extrañarnos estas asociaciones que fueron relativamente habituales en su tiempo. Como ejemplo podríamos recordar que la diosa Cibeles se representaba inicialmente como una gran roca negra. 

català

1 Hacerlo bien

Realizar un buen trabajo es la base de todo oficio y también debe ser el primer objetivo de un narrador oral. Aparte de la mejora constante del talento propio hay que estar al día de cursos formativos, el trabajo de otros compañeros narradores y, en general, de la evolución de los gustos artísticos de la sociedad.

 

2 Vender

El narrador ofrece un servicio y hay gente dispuesta a pagar por este servicio: los llamaremos clientes potenciales. Con el fin de convertir estos clientes potenciales en clientes reales habrá que tenerlos informados de los servicios que el narrador ofrece: visitas personalizadas, emails, redes sociales, llamadas, dosieres, carteles...

 

3 Cliente

Un cliente es un tesoro. En la medida que el cliente quede satisfecho, volverá a contratar los servicios del narrador y, en el mejor de los casos, los recomendará a sus contactos. Hay que tratarlos con el máximo respeto, atendiendo a sus sugerencias y escuchando sus opiniones.