A propósito del matrimonio a través de los cuentos
Cuando dos amantes quieren unirse en matrimonio deben preparar una cesta y acudir a la casa del contador de cuentos. En la puerta de su casa depositarán la cesta y se marcharán. En la cesta, deben introducir algunos alimentos para que el narrador los valore y algunos objetos personales. El sabor de los alimentos determinará el tipo de historias que les gustaría escuchar, si bien se cuidarán mucho de ofrecer un único sabor, pues esto supondría limitar la esencia del contador. Lo habitual es ofrecer sal, dátiles, harina y maíz. Muy raramente se ofrece carne o verdura, a no ser que se sepa que el narrador se halla en casa y recibirá pronto la petición. Lo usual es que se encuentre de viaje y halle la cesta a su regreso. De ahí, que no sean conveniente los alimentos perecederos.
Con todo, lo más importante son los objetos personales que se introducen en la cesta y que determinarán en gran medida la aceptación del narrador. Por objeto personal no se entiende algo que sea de su propiedad, sino aquellos que sirvan para alimentar la imaginación del contador y que muestren el grado de implicación que poseen. Una buena propuesta sería algunos cabellos, el cráneo de un pájaro, una rama tallada, alguna semilla…