El Museo de Guadalajara ha preparado para el veinticinco cumpleaños del Maratón de los Cuentos un regalo muy especial, nada más y nada menos que una exposición: lleva por título “Érase que así era…” y recorre, a través de los objetos del fondo etnográfico, veinticinco historias que todos conocemos porque seguro que nos las han contado más de una vez.

En una ciudad rendida al poder de los cuento pasan cosas especiales como esta exposición, hecha entre muchas manos, con más entusiasmo que presupuesto, donde se evidencia la pasión a las historias que tenemos en Guadalajara.

El Maratón, lo hemos dicho muchas veces, tiene la suerte de tener muchos colaboradores y muy buenos amigos. Uno de ellos es el Museo de Guadalajara, durante un fin de semana invadimos con los cuentos su sede, el Palacio del Infantado, ocupamos espacios, vamos, venimos, ponemos, quitamos y alborotamos un poco la calma del Patio de los Leones. Después de veinticinco años los amigos del Museo se podrían haber cansado de tanto cuento, incluso mirarnos de reojo por tanto jaleo que montamos, ¡pero no!, en lugar de eso se arremangan y ponen toda su ilusión para montar un exposición estupenda, homenajeando a los cuentos y al Maratón, ¿qué más se puede pedir?

El Museo conserva parte de los tesoros de nuestra provincia, guarda objetos llenos de historias que en esta ocasión sirven para evocar otras que no son de aquí, ni de allí y son de todos los sitios, los cuentos tradicionales que Andersen, Perrault o los Hermanos Grimm soñaron o recogieron.

En esta exposición el taller donde Gepetto construyó a Pinocho está lleno de herramientas de carpintero bien antiguas, la flauta que se escuchó en el pueblo de Hamelín está hecha de hueso de ala de buitre, la cama donde Caperucita encontró al lobo vestido con las ropas de su abuelita es del siglo XIX, las tijeras de Rapuncel cortaban trenzas y servían para esquilar las ovejas. Hay objetos diminutos, liliputienses, y otros gigantes que nos hacen viajar con Guilliver, cuadros con muchachas que contaban cuentos durante mil y unas noches, cucharas de madera grandes, medianas y pequeñas ideales para que una niña con rizos coma sopa en casa ajena, pololos bellamente bordados para un emperador presumido capaz de salir desnudo a la calle, el yugo del buey que se mueve, en cuya barriga donde no nieva ni llueve acabó Garbancito… Así hasta recorrer veinticinco cuentos, uno por cada año que cumple el Maratón, desde Blancanieves a la Ratita Presumida, todos tan conocidos que seguro que recordamos nada más leer el fragmento que acompaña a los objetos. Todos menos uno, el Dragón de Uceda, una leyenda autóctona que seguramente será un descubrimiento para la mayoría de los visitantes. 

Esta exposición tiene varias lecturas, la primera de evocación, de recuerdo de esos cuentos que nos contaron cuando éramos niños y que ahora seguimos contando. El texto, los objetos, nos dan pie para recuperar una historia que en ocasiones recordaremos completa y otras nos obligara a bucear un poco más en nuestra memoria. La segunda de descubrimiento de objetos antiguos, oficios olvidados, enseres que eran cotidianos en las casas y que ahora tenemos que preguntar para qué sirven, cómo se utilizaban esos artilugios.  

Puede ser también una estimulante invitación a la lectura, después de ver los auténticos zapatos con los que Dorothy recorrió el camino de baldosas amarillos como resistirse a coger el libro entre las manos y leer (o releer) sus aventuras. Además de una propuesta para hacer en otros ámbitos, escolar o bibliotecario, como ya nos contaron hace veinte años los maestros del Equipo Peonza en su ABCdario de Animación a la Lectura

“Érase que así era” es una exposición para mayores y pequeños, ideal para visitar en familia, en algunas ocasiones serán los pequeños los que tienen mucho que contar y en otras, los que ya lucen canas.   

Museo de Guadalajara. 

Palacio del Infantado, Salón de Linajes.

Del 20 de mayo al 17 de julio.

Horario: de martes a sábado, de 10 a 14 y de 16 a 19 horas. 

Domingos de 12 a 14 horas. 

Teléfono: 949 21 33 01

Fotos de Nando Rivero.

 

 

Susana Martínez
del Seminario de Literatura Infantil de Guadalajara