Los días 10, 11 y 12 de agosto se celebraba en Guardamar del Segura, municipio costero de la provincia de Alicante, la primera edición del Festival de cuentos y narración oral “CUENTOS EN EL PATIO”.Un total de 11 sesiones y un elenco maravilloso de cuatro grandes narradores: Juan Malabar, Eugenia Manzanera, Alonso Palacios y Almudena Francés, que llenaron los patios con mágicas veladas estivales de palabras, cuentos, canciones y poemas.
Pero pongámonos en contexto. Año 1829, Guardamar del Segura sufre un importante terremoto que destruye calles, huertos y viviendas, dejando sin techo a más de 3.000 personas. Esto obliga a realizar un nuevo trazado urbano dispuesto en calles rectas y perpendiculares, varias plazas y el diseño de viviendas seguras y resistente: casas bajas con amplios patios. Patios dotados de aljibe, sillas y trastos, en los que se centrará la vida. Patios utilizados como cuadras de cerdos, vacas, gallinas y conejos. Patios con árboles frutales y aromáticos. Patios en donde se remendaban los calcetines, se secaba la lana, se sacrificaba una pava y en donde las familias se reunían para coser las ñoras (esa especie de pimiento morrón que da un sabor único) tras su tradicional secado bajo el sol y la fina arena de las dunas. Y, sobre todo, patios, en donde cada noche, a la luz de la lumbre, se cantaban y narraban historias
Con el paso del tiempo, el turismo residencial y vacacional (Guardamar pasa de 20.000 a cerca de 150.000 habitantes durante el verano) el pueblo ha ido sufriendo transformaciones, las casas de planta baja han dado lugar a edificios y las zonas de cultivo se han convertido en suelo urbanizado. Y aunque aún quedan en el pueblo de Guardamar hermosos patios en donde crecen tranquilos limoneros y naranjos, cuelgan buganvillas y flotan perfumes de jazmín… estos van desapareciendo.
Y es aquí donde nace el festival “CUENTOS EN EL PATIO”, y lo hace para evitar la pérdida y olvido de estos espacios, de la cultura, tradiciones e identidad local y para fomentar la narración oral. Patios frescos para una tarde de verano, íntimos, acogedores, silenciosos, en donde se disfrutar del contar y escuchar, ofreciendo una alternativa cultural a la playa y a la feria.
A partir de esta idea, como os podéis imaginar, hubo que dedicar mucho tiempo para los preparativos y la organización, todo ello acompañado de entusiasmo, ilusión y colaboración de los compañeros narradores. Todo ha sido aprender mientras el proyecto iba tomando forma y, afortunadamente, en este camino hemos contando con el apoyo incondicional del Ayuntamiento de la localidad (muchas gracias Marylène). Hasta que un día este proyecto se hizo realidad.
Los espacios elegidos fueron tres lugares emblemáticos: El patio de la Casa del Ingeniero Mira. Casa particular del ilustre ingeniero que salvó al pueblo de quedar sepultado por las dunas con su proyecto de repoblación forestal a principios del siglo XX. La empedrada Plaza del Baluarte, junto a la muralla del Castillo que ha visto continuas conquistas y reconquistas por parte de moros y cristiano. El auditorio de la Escola de la Música. Reclamando este tipo de espacios escénicos para sesiones de cuentacuentos.
Nervios y preparativos los días previos… y con todo listo, más o menos, el festival comenzaba la tarde de jueves 10 con Juan Malabar y Alonso Palacios, ambos haciendo sesiones infantiles/familiares.
Juan, con sus rimas, objetos, títeres y cachivaches en la Plaza del Baluarte nos contó sus cuentos de “Quita y Pon”.
Alonso, en el patio de la casa del Ingeniero Mira, sin más ayuda que su voz, contando cuentos de tradición oral. Por la noche repetiría en una sesión para adultos.
Al día siguiente, Juan Malabar repetía sesión en el Baluarte mientras que Eugenia Manzanera tomaba el relevo en el patio del Ingeniero y continuaba por la noche, en el auditorio de la casa de la música, con la sesión de adultos “Por la boca muere el pez”.
Y ya el sábado, Eugenia y Almudena fueron las encargadas de poner el broche final al festival. Ésta última con “La casa de Carmeta”, una sesión de cuentos en Valenciano que resultó ser la más concurrida.
Muchas gracias a los cuatro por venir, contar y hacernos disfrutar en un festival que, en general, nos dejó a todos con muy buen sabor de oreja y ganas de más.
Una vez todo terminado pensamos que para la próxima edición habrá que mejorar algunas cosas: la no muy numerosa asistencia de público por problemas de difusión, inconvenientes propios de las actividades en la calle (Plaza Baluarte) como el ruido, el tránsito de la gente…, y la visita de nuestros pequeños amigos los mosquitos que se pegaron un festín a costa de los asistentes y narradores (Juan Malabar espero estés recuperado).
Para un futuro… Guardamar de Segura, arrullado por las olas y abrigado por su pinada, espera contar el próximo verano con este Festival y con el apoyo su Ayuntamiento, permitiendo el intercambio entre narradores y asistentes, mimando la comunicación, lectura, participación y respeto.
Un Festival de Cuentos en el Patio, que espera crear un público fiel, cuidar sus patios y llenar los días de verano de rica y sana oralidad.