HACER SOÑAR CON LOS OJOS ABIERTOS. Maisa Marbán abrió el martes el XI Festival de Narradores Orales.
Elisa Yagüe - El Espinar (28-7-2011)
El pasado martes Maísa Marbán inauguró el XI Festival de Narradores Orales de El Espinar llenando el Centro Cultural de San Rafael de calor, complicidad y humor. En unos minutos esta contundente leonesa tenía en sus manos a un público entregado, pendiente de cada requiebro de amor de su abuelo Germán a su abuela Faustina; habiéndose producido la curiosa transformación de los asistentes en vecinos sentados a la fresca de una calle de Palenques (pueblo natal de la narradora).
Lo extraordinario es que la complicidad crecía y crecía a lo largo de la hora larga de contada, llegando al clímax cuando Maísa relató las "vivencias" de su numerosísima familia -de las de turnos y filas-, que fueron los momentos más divertidos, delirantes y casi surrealistas de la noche (el ciclo de vida de los jerséis de Val de San Lorenzo es insuperable). Porque las historias de familia son la mejor parte del repertorio de Maísa Marbán, las más originales y divertidas; y junto a ellas están los cuentos de diversa tradición que si llevan enseñanza, explicación o moraleja, pierden fuerza pues la narradora cambia el tono y la entonación, pareciendo que esa coda no forma parte natural de relato. Sin embargo, cuando Maísa narra, lo llena todo, posiblemente porque es feliz haciéndolo y se le nota. Atesora un sin fin de recursos como la mirada que se fija en cada persona haciéndola creer que es la única receptora de los cuentos, las modulaciones y transformaciones de su cálida voz, el gesto estudiado en un silencio o una postura rápidamente cambiada para acentuar una acción o un personaje, como en el cuento de la princesa "superpija" y el sapo "vacilón".
Pero además, en su actuación hay una reflexión sobre el propio hecho de contar que permite que las palabras de un informático sean requiebros tan apasionados como los del abuelo, y que el escuchador, obnubilado por su palabra, sueñe con los ojos abiertos.