En el verano de 1997 comenzaba una aventura que nos trae hasta estas páginas, una idea germinada, quién sabe cuánto tiempo antes, en lo más íntimo de un apasionado de la música, su director Pedro Melguizo, que tuvo la oportunidad de compartir un sueño y la voluntad inquebrantable de verlo hecho realidad. El año anterior, una conversación en la terraza de un bar empezó a dar forma a un proyecto que bebía directamente del Womad –aquel invento de Peter Gabriel que nos acercó las músicas de todos los lugares del mundo– y empezó a alumbrarse en las noches del Pirineos Sur al calor de una reunión de amigos, pero tendría sus particularidades al fin y al cabo. Un festival con música, sí, mas no sólo de música. Una ocasión también para otras formas de expresión artística y un foro para el debate en torno a los derechos humanos y los movimientos sociales, un lugar para aprender, gozar y compartir.

Los encuentros étnicos en la Sierra Sur de Jaén arraigaron en Alcalá la Real y se celebran desde entonces cada tercer fin de semana de julio. Sus gentes los acogieron entre curiosas y sorprendidas, a veces recelosas, amables siempre. No tardaron en hacerlos un poco propios y permitir así que pudieran ir creciendo poquito a poco, incorporando miembros al equipo de la organización, diversificando actividades… A partir de la tercera edición, nuestra asociación Malión abre un espacio para la narración oral en el marco de esta fiesta de la cultura, una oportunidad magnífica para seguir de cerca esta arte nueva y vieja que recién habíamos descubierto. Lo hacíamos con una sesión al aire libre en el Parque de los Álamos, centro neurálgico del evento durante el día, compartida con los amigos que habíamos venido haciendo en nuestra corta trayectoria en este universo de las historias contadas de viva voz. Al cabo de dos o tres temporadas el festival había crecido de tal manera que la organización se hizo más compleja y se constituyeron diferentes áreas: foro, cine, narración oral, talleres, circo, ONGs, música, información y oficina, catering y transporte, escenarios, técnicos, ambientación…

 

En la actualidad somos tres personas las que coordinamos el trabajo en nuestra área, dos a lo largo de todo el año y una más que se incorpora los días de la cita. Ahora ya, la narración oral se viste de largo y tiene su peso específico en la programación de Etnosur, ganado en cada paso del trayecto recorrido con la entrega, el buen hacer y la disponibilidad de un buen puñado de contadores de historias. Algunas cosas han cambiado, otras han permanecido, en el camino han quedado las contadas en la calle o en las plazas, que estuvieron presentes durante bastantes años y que finalmente abandonamos, también las del castillo de La Mota, pero han quedado permanentes los espacios del Convento de Capuchinos y la cafetería Casablanca; las funciones matutinas parece que se decantan por el público bebé y las de la siesta siguen siendo para adultos; las contadas de la cafetería son también para grandes, como no podía ser de otra manera, mientras que las de público familiar e infantil han ido cambiando de lugar y de hora, si bien los últimos años se han asentado en el Convento de Capuchinos. En cada convocatoria nos esforzamos por dar cabida a diversos estilos y modos, cada temporada procuramos programar sin repetir artista, lo que nos ha proporcionado a estas alturas una extensa lista de narradoras y narradores (*) que han pasado por aquí, más de setenta a lo largo de todas las convocatorias, que suponen una muestra bastante representativa de la cantidad y calidad del panorama de la narración oral en castellano. Hubo una excepción bastante gorda con motivo del décimo aniversario. Para celebrarlo hicimos una especie de recopilación que llamamos “la rosa de los cuentos” con una selección de cuenteras y cuenteros procedentes de los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía nacional que ya habían pasado por nuestros escenarios. La próxima edición será la de la mayoría de edad, igual nos da por celebrarlo con alguna suerte de encuentro festivo o desparrame verborrágico. En cualquier caso seguiremos atentos a la producción en el sector, abiertos a todas las reinvenciones y considerados con los logros alcanzados, para tratar de mantener vivo este espacio para la comunicación humana.

Tampoco hemos sido ajenos a las dificultades económicas que atenazan la vida cultural en nuestro país. En nuestro caso, además, amenazaban una de las señas de identidad de Etnosur: todas las actividades que se ofertan son gratuitas para el público. Cuando los presupuestos devinieron magros se consideró la posibilidad de financiar en parte las actividades con algún tipo de entrada. Por fortuna seguimos adelante con la gratuidad como bandera  y continuamos con el acceso libre a los talleres, conferencias, cine y video-documental, sesiones de narración, espectáculos de circo, conciertos… aunque desde hace unos años ha habido que recortar la programación y prescindir de la del domingo por la tarde. Nuestra área también se vio afectada y en la actualidad mantenemos cuatro sesiones diarias, una por la mañana y tres por la tarde, con cuatro artistas diferentes dirigidas a públicos diversos.

Lo que sí somos es agradecidos y queremos reconocer la labor del Ayuntamiento de Alcalá la Real, que no sólo es el principal patrocinador del festival sino que adquiere con él casi un compromiso personal, desde la misma presidencia de la alcaldía, y pone a su disposición un equipo técnico que forma parte de la columna vertebral de este evento, sin cuya dedicación y entusiasmo sería impensable haber llegado hasta aquí. También tratamos de corresponder a la productora Sókolo por haber creído en las posibilidades escénicas y la capacidad de convocatoria de la narración oral. Y por supuesto damos las gracias al público, sin el que no tendría sentido alguno nada de lo que hacemos, a las gentes de Alcalá la Real por su hospitalidad, su solidaridad y su apoyo, a los visitantes por su consideración y su saber integrarse en la vida local, a todos por su capacidad de convivir durante los días del acontecimiento y disfrutar en armonía de un intercambio feliz de costumbres y actitudes, de andares y miradas.

Muchas gracias también a los artistas de todas las disciplinas, conferenciantes, talleristas y artesanos que han participado en esta cita cultural y han conseguido suscitar el interés, la participación y el entusiasmo de la concurrencia.

Desde nuestra ignorancia o nuestra sabiduría vamos a trabajar para sostener este ámbito para la escucha y la palabra dicha, para el silencio y el gesto, para la emoción y la memoria colectiva.

 

(*)Narradores y narradoras que han pasado por Etnosur en estos años: Accidents Polipoètics, Albert Estengre, Alberto Sebastián, Aldo Méndez, Ana García Castellano, Ana Griott, Ángela de la Calzada, Antonio López, Boniface O'Fogo, Cantacuenteras, Carles Cano, Carles García Domingo, Carlos Blanco, Charo Pita, Colorín Colorado, Coralia Rodríguez, Cristina Verbena, Diego Calavia, Domingo Chinchilla, Eugenia Manzanera, Estrella Ortiz, Félix Albo, Ferrán Martín, Fran Insúa, Gamba y Ginny, Grupo Albo, Inma Pinilla, Jackeline De Barros, Jaime de la Chana, José Campanari, JoxeMari Carrere, Juan Arjona, Kiko Butrón, La Barataria, Margarita del Mazo, Maricuela, Martha Escudero, Mohammed Hammu, Natalia Arjona, Nicolás Buenaventura Vidal, Noelia Camacho, Noemí Caballer, Nono Granero, Oswaldo, Pablo Albo, Palique, Patricia McGill, Patricia Picazo, Paula Carballeira, Pedro Espí, Pep Bruno, Pepe Maestro, Pepepérez, Quico Cadaval, Recuento, Rodorín, Simsalabim, Soledad Felloza, Trécola, Tim Bowley / Casilda Regueiro, Tusitala, Vicente Cortés, Victoria Gullón, Virginia Imaz, Yoshi Hioki, Zalka Csenge.

 

Pepe Ávalos