Se trata de un evento que ha organizado más de 220 actividades en los últimos tres años (en 2012 celebró su tercera edición), siempre en bibliotecas, centros cívicos, parques, teatros, bares, museos, escuelas de artes escénicas y espacios no-convencionales, ofreciendo tanto funciones de cuentos para niños y niñas como espectáculos para adultos, conferencias, charlas, talleres, exposiciones, maratones y sesiones de participación abierta al público. Este año se ha sumado la creación de un centro de documentación y fonoteca en torno a  la narración oral (Centre d’Interès de la Narració Oral) en una de las bibliotecas de la ciudad.

Munt de Mots no cuenta con presupuesto alguno. Se realiza en colaboración logística, imprescindible, con el Centre Cívic Pati Llimona y el Consorci de Biblioteques de Barcelona. En cuanto a los honorarios de los artistas, el Festival funciona proponiendo a las distintas instituciones interesadas los espectáculos que, de ser contratados, entran en la programación. Cada participante presenta luego la respectiva factura a su cliente.

Para la promoción impresa, el Festival procura la colaboración del Institut de Cultura de la ciudad. Munt de Mots ha contado también con el apoyo, en distintos grados, de otras organizaciones tales como Casa Amèrica Catalunya, Museu de la Música, Fundación Romea, asociaciones de narradores, editoriales, organizaciones no-gubernamentales y grupos teatrales, entre otros. El resto (es decir, la planificación, programación, contactos, promoción en la web, realización y logística, etc.) corre por cuenta del trabajo voluntario de varias personas, cuentacuentos en su mayoría, que dedican ocho meses del año a organizarlo.

El Festival Intercultural de Narración Oral de Sevilla (FINOS) viene andando desde al año 2008, cuando una pareja de narradores, bajo el nombre de La Cháchara nos proponemos crear un espacio para los cuentos contados a viva voz y para un público adulto. En la primera edición invitamos a amigos narradores y compartimos dos noches de contadas y una extensión en Rota. En Sevilla hubo poca gente, lo hicimos en junio, con los calores sevillanos y la infraestructura no fue la adecuada, pero hubo buena prensa y algunos asistentes se interesaron por seguir escuchando cuentos, por lo que tuvo cierta trascendencia y se empezó a hablar de “cuentacuentos para adultos”.

Ya para el segundo año se fueron sumando colaboradores voluntarios para encarar con más fuerza la organización. De esta manera se subieron al carro los Pumarejocuentos y el narrador colombiano Jhon Ardila. Y juntos, habilitando espacios donde contar, tocando puertas, llegamos a la Sala Obbio, un bar de copas donde se pinchan discos los fines de semana desde la media noche y que en los demás días realizan algunas actividades culturales como Match de improvisación, cine de autor, entre otros. Le planteamos a Miguel (el dueño) la posibilidad de montar un festival de cuentos, le gustó, acordamos y listo. El segundo FINOS aconteció en esa sala con un rotundo éxito de público. Habíamos dado en la tecla, tanto de la fecha (porque lo hicimos en octubre) y el sitio, por lo que desde ese momento y hasta hoy seguimos allí.

Texto escrito por Ignacio Sanz para el próximo Festival de Narradores Orales de Segovia. Muy interesante para conocer dicho festival y algo de su trayectoria.

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El Festival de Narradores Orales de Segovia que comenzó en el año 2000, se desarrolla durante una semana, de lunes a domingo. Esa semana suele ser la segunda o la tercera de julio. Al narrador se le invita tan sólo el día de su actuación, es decir, que actúa y se marcha, de modo que los narradores no coinciden. El Festival, que cuenta con el apoyo exclusivo del Ayuntamiento, no podría asumir los gastos derivados de la estancia y manutención durante una semana como se hace en otros sitios. Bien es verdad que en otros festivales hay muchas actuaciones simultáneas.

En su próxima edición, el Festival de Narradores Orales de Segovia cumplirá catorce años y se ha convertido en un pequeño acontecimiento cultural para la ciudad pues provoca entusiasmo y fervor entre el público asistente. ¿Cómo se mide ese fervor? Por las colas y por el silencio que se masca en el patio de la Casa de Andrés Laguna, una casona noble de la Judería Vieja, donde se desarrollan las sesiones. En el patio caben apretadas 350 sillas. No se usa sonido. La entrada es libre, es decir, no hay que pagar.