Este oficio de contar me ha regalado con la posibilidad de viajar, de conocer gentes y lugares, de disfrutar de distintos públicos y de conocer a otros compañeros de oficio. Esa posibilidad de hablar con otros narradores, de verlos contar, siempre me ha resultado muy enriquecedora. Pero resulta que en la gran mayoría de los casos, no tenía la oportunidad de ver contar a otros compañeros porque se daba el caso de que mientras ellos narraban en un espacio, yo lo hacía en otro. En algunas ocasiones compartíamos sesión y podía escucharles un cuento, ya dicen que “peor es nada”. Pero el hecho es que a muchos de los narradores que conozco no los he oído contar.
Uno de los pilares de mi formación como narradora ha sido escuchar cuentos. Así que pensé ¿por qué no abrir un espacio en el que los narradores se puedan encontrar para charlar, intercambiar, contar y ver contar a narradores profesionales? Y de ahí surge el espíritu y la idea de Un Río de Cuentos. Sí, he de reconocer que esta propuesta nace pensando en los narradores y no precisamente en el público. Pero, como el público no solo nos es necesario sino que también es un gran maestro, la idea se fue afinando hasta consolidarse en dos objetivos: por un lado, brindar a los narradores un espacio de formación, reflexión, práctica e intercambio sobre el oficio de contar, y por el otro, ofrecer al público espectáculos de narración oral de calidad, todo en un fin de semana. Y así comenzó la andadura en el año 2007 tratando de cumplir todos mis anhelos: charlar, contar, ver contar, aprender y además hospedarnos en un lugar cómodo y disfrutar de una buena comida. Las circunstancias de aquel momento facilitaron encontrar el lugar y la fecha, que además cumplieron con otros dos de mis “requisitos”: un entorno bello, que resultó ser la población de Sort, en Lleida, y un buen clima, verano en el Pirineo catalán.
Como pueden ver, puro egoísmo. Y solo faltaba, para que todo fuera posible, que los narradores se inscribieran para pasar un fin de semana compartiendo cuentos. Aquella primera edición se concretó con 11 narradores inscritos; 5 narradores profesionales contratados que presentaron 2 sesiones dobles de cuentos para adultos y una sesión para todo público; un espacio de formación a cargo de un doctor en Lingüística de la Universidad de Barcelona en donde se habló sobre el lenguaje expresivo del narrador en base a grabaciones en vídeo de las sesiones realizadas en el encuentro y un espacio para que todos los narradores inscritos contaran de cara al público.
Al año siguiente, volvimos a Sort, con un equipo de organización y un presupuesto reforzados. Seis narradores profesionales contratados, un conferenciante, una compañía de títeres y 24 narradores inscritos. Aunque muy contenta por la participación de los narradores tuve que reconocer que no era fácil llegar al público. No tener arraigo en el pueblo, poca implicación del ayuntamiento o desconocimiento de la narración… por la razón que fuera el número de público asistente a las diferentes propuestas del programa no fue el esperado.
Al año siguiente, en 2009, con un presupuesto que iba menguando pero con mucha ilusión, el Río de Cuentos se trasladó a Bellver de Cerdanya. Con los mismos objetivos y tratando de cuidar todos los detalles para la comodidad de los narradores inscritos, se conservó la estructura de un fin de semana con sesiones a cargo de narradores profesionales y espacios para que los narradores inscritos pudieran contar. Uno de ellos fue un paseo nocturno por la muralla de la población que tuvo una muy buena acogida por parte del público. También hubo una propuesta formativa en forma de charla sobre mitos y se montó una pequeña librería, que iría creciendo en siguientes ediciones. En esa 3º edición fueron 22 los narradores inscritos.
Y nos quedamos en Bellver. Ahí se celebraron la 4º, 5º y 6º edición del Río de Cuentos como un encuentro de narradores. Cada año tratamos de ir introduciendo temas, formatos y propuestas que resultaran atractivas tanto para los narradores como para el público. Así, por ejemplo, se sustituyó el formato “maratón”, un narrador detrás de otro con un tiempo muy limitado de participación, por diferentes espacios pequeños, una carpa de 4 x 4, simultáneos, en dónde se ofrecieron cuentos de forma más cercana, sin micrófono, y en donde los narradores inscritos que así lo desearon, pudieron contar con más tiempo para hacerse con su público. El formato funcionó. Personas del público comentaron que así les había gustado más, porque la otra forma, el maratón, se hacía muy pesada.
En las diferentes ediciones se propusieron temas para las sesiones abiertas a la participación de los narradores inscritos, cuentos de miedo, o cuentos breves o cuentos de los hermanos Grimm. Se introdujeron sesiones de narradores profesionales dirigidas a bebés y la librería siguió creciendo. También las propuestas formativas fueron evolucionando, de la conferencia a la charla participativa, luego a un laboratorio de 5 horas de duración, en el que se trabajó la percepción del tiempo para el narrador, hasta llegar a la propuesta más ambiciosa: un taller de 8 horas de duración dictado por dos de los mejores especialistas en comunicación y expresión de Barcelona en el que se trabajó la escucha. Siempre tratando de que los narradores estuvieran cómodos y atendidos y de que los espectáculos ofrecidos al público fueran de calidad.
El número de narradores participantes fue variando, 18 en el 2010, 29 en el 2011 y tristemente 15 en el 2012. El presupuesto siguió menguando y la asistencia del público no mejoró. Lamentablemente la 6º edición de este encuentro, que se financió con la aportación del ayuntamiento y con la inscripción de los narradores, fue deficitaria. Creo importante comentar que el precio de la inscripción de esta última edición, 110€, cubría 2 noches de alojamiento, 2 comidas y un taller de formación de 8 h de duración.
Este año 2013, Un Río de Cuentos se celebrará en Bellver de Cerdanya del 30 de agosto al 1 de septiembre, pero solo atendiendo uno de sus objetivos: tratar de ofrecer al público sesiones de narración oral de calidad.
Agradezco enormemente a todos los amigos y compañeros que han estado conmigo en la organización y sin la colaboración de los cuales esto no hubiera sido posible. Sigo pensando que los narradores necesitamos encontrarnos, conocernos, hablar, vernos contar, formarnos, pero tal vez hay que encontrar otras formulas. Creo que tendría que dibujar otro patrón para cortar un nuevo traje o, simplemente, decidirme a disfrutar de la desnudez.
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