La palabra aedo proviene del griego ἀοιδός, que significa cantor. El prural de aedo, es aeda (cantores). Los aeda eran los cantores épicos de la antigua Grecia (DRAE).
Homero es el aedo más célebre, y en su libro La Odisea aparecen dos aeda (Demódoco, Canto VIII, v. 62 en adelante, y Femio, Canto I y Canto XXII). Hoy en día todavía quedan descendientes de los antiguos aeda griegos en las zonas de los Balcanes, son los rapsodas de los que Ismail Kadaré dijo: “El rapsoda constituye una pieza esencial en la maquinaria de la epopeya. Es a la vez editor y librero, y también bibliotecario, pero al mismo tiempo es más que todo eso: es a la vez coautor tardío y en calidad de tal posee el derecho de modificar el texto. Se trata de una potestad legítima que nadie le niega, como no sea, tal vez, su propia conciencia.” (El expediente H, Alianza).
A los aeda de la cultura gaélica e inglesa se les llamó bardos, entroncando con la tradición celta. En las lenguas escandinavas eran los skald. En África, griots. En la India, katakali (contaban mediante la danza). En la cultura árabe, hakawatis. Mario Vargas Llosa denomina a los narradores indígenas machiguengas: habladores (El hablador, Seix Barral). En todas las culturas y traciones existe esta figura que recibe nombres diversos pero que es siempre el mismo: el guardián de las historias tradicionales, de la memoria colectiva. Su trabajo consistía en recordar, conservar y transmitir dichas historias y recitarlas ante distintos públicos para que se conocieran, para que no cayeran en el olvido.
El oficio de narrador oral pervive en nuestros días, son los neonarradores o narradores urbanos (como los han definido los estudiosos). Estos nuevos cuentistas perviven la palabra dicha y mantienen repertorios que conjugan cuentos tradicionales, leyendas, epopeyas, mitología, historias de vida, relatos de autor, textos propios, etc., todos ellos siempre transmitidos de viva voz, usando exclusiva o primordialmente la palabra, en un contacto directo y recíproco con el auditorio y en un contexto escénico.