La narración de historias no tiene lugar en el vacío. Todo recital de cuentos acontece en un momento y en un lugar concretos, y ante un público específico. Puede ser un acto convocado o improvisado, rodeado de boato o profundamente informal, pero siempre se produce en un contexto. Ningún estudio de la narración oral puede hacer caso omiso del contexto en el que las historias se cuentan, porque este contexto lo determina todo: qué historias contará el narrador y cómo lo hará, si se extenderá mucho o si intentará despachar el acto lo antes posible, etc. La actitud de los oyentes, por supuesto, es también esencial. Su estado de ánimo y su grado de atención, su implicación en lo que está sucediendo y su identificación o falta de ella con lo que están escuchando no pasan desapercibidos al narrador, cuyo recital se ve constantemente influenciado por estos factores.

De hecho, el de narrar es siempre un acto situacional, que solo puede entenderse cabalmente si atendemos a esa situación en que se produce. En muchas sociedades tradicionales las «moralejas» no suelen formar parte de los cuentos, porque lo que el narrador quiere transmitir es fruto del momento. Esto es, el «mensaje» no está en el relato mismo, sino que se desprende del contexto en el que el acto narrativo tiene lugar. Esto es, el relato es todo él el mensaje, la «moraleja», una forma dramatizada de comunicar algo.

Aunque en sus orígenes la ciencia del folklore se centraba en los textos, disociándolos por completo de las circunstancias históricas, sociales o culturales en que se habían narrado, a menudo incluso de la persona concreta de cuyos labios habían salido, hoy en día es inconcebible recoger cuentos sin más y no documentar el contexto en el que normalmente se narran. Desde luego, omitir el nombre del narrador, salvo que haya sólidos motivos para hacerlo, es inaceptable. Y es que desde hace tiempo entendemos que el narrador es un artista verbal, un forjador de palabras, una persona con una trayectoria vital que encuentra expresión en su repertorio y su forma de explotarlo.

Para concluir, hay que recalcar que «contexto» no se refiere solo a las circunstancias concretas de un recital, o a los avatares biográficos de un narrador, sino también a todo el entorno social, cultural y económico en que el narrador cuenta sus relato y, por supuesto, al momento histórico.

 

José Manuel de Prada Samper