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Arrurrú, cantos y cuentos desde el regazo, es un espectáculo dirigido a familias con bebés de 0 a 12 meses que lleva la tradición oral a la escena. Nace de las manos de Isabel Bolívar y Fidel Galbán.

Ella, narradora oral y actriz tinerfeña, lleva años especializándose en el cuento en escena a través de su Compañía Contando Ando, y desarrollando proyectos y actividades para bebés. Es de ella la idea original y la propuesta de Arrurrú.

Él, actor, narrador, titiritero, y músico cubano, lleva contando y cantando en teatro y televisión toda su vida profesional. Este es su primer contacto con el mundo de los bebés y es cocreador y coproductor de la propuesta.

Ambos unen su buen hacer en esta propuesta deliciosa regalando a las familias recursos para contar y jugar en casa, además de una actividad cultural de gran calidad con una estética muy cuidada.

En este vídeo puedes abrir boca y hacerte una idea de en qué consiste:

 

 

A través de esta entrevista conoceremos mejor la propuesta:

Isabel, Fidel, he podido vivir Arrurrú en primera persona como público y me ha fascinado la parte que tiene de taller para llevarnos recursos a casa y la que tiene de propuesta escénica. ¿Es un taller-espectáculo? ¿Qué es Arrurrú y cómo nace?

I: Sí, es un taller-espectáculo. Sin perder la esencia de una puesta en escena, de una dramaturgia, es un taller en el sentido de que hay una comunicación directa con las familias donde se les guía para que hagan determinadas cosas y participen.
Surge porque hay una necesidad. Se detecta, trabajando con público de 0 a 36 meses, que el desarrollo del bebé a nivel físico, emocional y cerebral de 0 a 12 es muy específico y requiere una atención especial.
También se percibe una necesidad en las familias en ese primer año de vida. Es un año cansado, lleno de cambios en las rutinas, aprendizaje, el sueño se transforma… y en ocasiones el bebé tiene gases, o no sabes qué cantarle para dormirle... y si les recuerdas a las familias algún canto, masaje o recurso para que repita en casa, le ayudas.
El espacio escénico, además, se convierte en un oasis íntimo. Allí no hay cosas que lavar ni asuntos pendientes, solo hay que sentarse con el bebé a disfrutar, estando presentes con él. Es una propuesta que abarca una parte útil y práctica ofreciendo recursos y el aporte de una actividad cultural.

F: Como espectáculo-taller se rompe la cuarta pared constantemente: tenemos al público delante escuchando cómo deben hacer los juegos, y por otro lado, hay una ligera cuarta pared que nos permite refugiarnos en la habitación en determinados momentos.

 

Hablando de habitación, ¿qué cuenta Arrurrú a nivel de dramaturgia?

F: Se cuenta a varios niveles: por un lado, a nivel de contenido; una mamá y un papá quieren dormir al bebé y no es posible, así que despliegan todas sus armas para intentar que duerma. Finalmente lo consiguen... pero despierta de nuevo.
Por otro lado, a nivel de iluminación, se pasa del día a la noche y de nuevo al día. Un día en el jardín.

I: Ese es el otro nivel, el estético. La historia sucede en una habitación pero también en un jardín que nace de allí. Partimos de la realidad del cuarto hacia una ensoñación que llega hasta el público.

F: Es una metáfora de naturaleza. El bebé es una semilla que regamos.

 

De hecho, el jardín llega al público, hay unas flores grandes en las que podemos sentarnos o acostar al bebé.

I: Sí, la extensión del hecho escénico a nivel visual hacia el público suma, y además, necesitamos que el bebé esté cómodo, que se tumbe, que se siente. Son flores grandes de un material suave, acolchado e impermeable y cada bebé que asiste cuenta con una.

F: En la flor hay una regadera que el bebé puede mordisquear, chupar y manipular en general, y sirve también para acompañar a la metáfora de que la mamá riega al bebé en un momento dado del espectáculo. Y en general en toda la propuesta: le estamos regando de palabras y caricias.

 

Me ha fascinado cómo está estructurada, siguiendo un recorrido paralelo al crecimiento del bebé. ¿Qué les llevó a organizarlo así teniendo en cuenta la dramaturgia?

I: Toda la información que nos ofrece la tradición oral, la bibliografía que he buscado, estructura bastante bien los diferentes juegos. ¿Cómo es la vida de un bebé paso a paso? En cada etapa fui pensando qué necesita el bebé. El contacto de la piel, el canto… teniendo presente la imagen de la evolución del hombre pero en relación a la evolución del bebé.
Así, hay juegos para cada etapa: la gallinita les ayuda a conocer su mano. Luego aprenden a aplaudir, podemos hacer las palmas, palmitas. Sacamos de la tradición cosas muy reconocibles y otras que no se conocen tanto para difundirla y agrandar el repertorio de las familias.

 

Entiendo que la idea original es tuya, Isabel y que Fidel se une al proceso creativo.

I: Sí, me parecía muy interesante que se uniera un hombre a trabajar con la primerísima infancia y la propuesta necesitaba música, para lo cual es perfecto.

F: Sí, para mí es una escuela, yo nunca había hecho nada exclusivo para las primeras edades. Había trabajado con bebés que venían a sesiones de público general, a partir de canciones relacionadas con la tradición oral que forman parte de mi acervo. Canciones que tengo guardadas en la memoria; cuando Isabel me contó lo que quería, inmediatamente relacioné lo que me proponía con las canciones que yo había creado anteriormente en otros proyectos.

 

Arrurrú está impregnado de música de principio a fin. Muchas melodías son tradicionales y hay algunas de creación propia. ¿Cómo fue este proceso?

F: sí, hay muy pocos espacios sin música. Conectan constantemente con la guitarra.

I: Sobre el proceso creativo, yo creé una estructura, un guión del espectáculo, y había huecos con textos tradicionales sin melodía, sin referencia musical. Fidel se las compuso.

F: Y también había textos que tenían música pero a mí no me terminaban de resultar adecuados para la sensibilidad del espectáculo. A algunas le hice la música desde cero.

 

Aparecen un tren, una mariposa gigante, un paraguas repleto de luces… ¿qué les interesa de la manipulación de objetos en esta propuesta?

I: La idea era irnos a la estética indiana, esa unión entre Cuba y Tenerife partiendo de la gama de colores blancos, calados, cestería, queríamos ofrecer una propuesta escénica que generara paz y armonía.
Sobre los objetos, un día le dije a Fidel: ¿tú harías un tren? ¿un tren grande que pueda contener objetos?
Y lo hizo. Otros objetos como la flor y la mariposa surgieron a raíz del texto que recitamos y cantamos sobre el tren.

F: Los títeres están hechos con corcho blanco tratado con papel maché. Mezclamos esos materiales con otros, siempre naturales.

I: contamos también con la colaboración de mi madre, que creó las cosas más táctiles y manipulables cosidas a mano.

F: El uso de los elementos ayuda mucho a que los bebés conecten constantemente con el espectáculo. Nosotros llegamos a los bebés a través del padre o de la madre, y el contacto real y directo que tenemos con el bebé es a través de estos objetos y la música, claro.

 

Arrurrú se adapta a diferentes espacios escénicos. Lo han llevado a cabo en teatros con diseño de luces y en bibliotecas. ¿Cambia el producto?

I: No, pero hay más permisividad en bibliotecas, se da más espacio a la improvisación. Al no tener marcas técnicas permite más adaptabilidad.
Con la aportación de las luces en el teatro se completa el producto a nivel de dramaturgia. Es recomendable verlo en el teatro, porque además se hace con el público encima del escenario para no perder el espacio de cercanía.

F: Los teatros, con la luz, crean una magia que se rompe un poco en espacios donde no se puede llevar a cabo, pero se conserva el espíritu del espectáculo y su sensibilidad.

 

¿Qué aporta Arrurrú al panorama de las actividades para bebés en Canarias?

I: Es el único producto que hay para bebés tan chiquitos, es de absoluta necesidad, y completa bastante bien las actividades prenatales y de Bebecuentos que se están haciendo en las islas.
Genera nuevo público, ofrece calidad, es un producto muy pensado. Como creadores es preciso ser consecuentes, investigar, conocer, afinar. Los productos que hacemos desde Contando Ando siempre tienen en cuenta al público al que va dirigido y a la infancia: qué ritmo necesitan, a qué están acostumbrados...Tendrá larga vida, o eso esperamos.

F: Llevamos unas 20 funciones y no hemos tenido una sola en la que se nos haya desmadrado la situación. Todo lo contrario, hemos tenido 10-12 bebés integrados en un espacio de relajación que disfrutan muchísimo. Salen agotados y felices.

 

Es un espectáculo único. Doy fe. Le deseo mucha y larga vida. Muchas gracias y enhorabuena.

 


Aprovecho este espacio para entrevistar también, brevemente, a Mariana González y Chema Sánchez, madre y padre de una niña de 4 y un niño de 9 meses, familia habitual de eventos culturales de este tipo y que han acudido 3 veces a ver "Arrurú". 

 

Mariana, Chema, han visto Arrurú tres veces, en diferentes etapas del crecimiento del bebé. ¿Cómo lo han vivido?

M: Arrurrú genera un ambiente muy íntimo. En un bebecuentos normal hay algo más lúdico pero Arrurrú es también emotivo, la música constante con guitarra, la selección de nanas... están interpretadas en un tono muy cálido, luz baja, es un conjunto acogedor.
Y es el ratito que vives allí pero te da muchas ideas para vivir en tu casa. Estás saturado en tu día a día y no se te ocurren cosas. Y de repente te dan los recursos y te descubres cantando algo que te habían cantado.

Ch: La cercanía, el abrazo, el contacto guiado con el niño, ya lo tienes en casa pero la música y el disfrute de la actividad en directo son únicos.

 

¿Por qué ir 3 veces?

Ch: porque es una oportunidad que cuanto más se pueda aprovechar, mejor. A los pequeños les encanta la repetición y a nosotros, como padres, también. Si vas 1, 5, 7 veces, todo ese tiempo invertido está ayudándonos a recoger recursos y a disfrutar.

M: En esta era digital, con tanta información, lo que se necesita es esto: espacios y tiempos de contacto, intimidad, cultura etnográfica. Lo que hacen es mantener una cultura viva, le dan importancia y hacen que no deje de existir.

 

Arrurrú dura 50 minutos. ¿Cómo lo han vivido?

M: Isabel y Fidel saben cómo funcionan los niños. Dominan los ritmos y la duración. Hemos ido varias veces y no se hace larga, más bien se hace corta. Para los bebés es perfecto. Notas, además, que va llegando el final no solo por la dramaturgia sino porque ya hay sensación de cansancio. Nuestro bebé se queda embelesado y fascinado con la música y con los objetos.

 

¿Qué aporta Arrurú a la escena de Canarias?

M: Aportan algo que no existe. No hay nada parecido. Ojalá hubiera más sesiones, o más profesionales que trabajaran en diferentes partes de la isla.

Ch: Buscar arrorrós o nanas, mantener la profesión de los juglares, contar las historias de pueblo en pueblo, esto que ha existido toda la vida... hace falta más que nunca.
Ellos nos dan los recursos que hacen falta.
Con tanta prisa no queremos que pierdan el contacto físico ni el interés por la tradición. Queremos aportarles la esencia de que la tradición se transmite así.
Nos hacen plantearnos que hay que contar, que hay que acercar la cultura a la primera infancia.

¿Hay algo que les gustaría añadir?

M: Sí, que todo el dinero que se dedique a realizar este tipo de actividades será poco. Ojalá todos los niños y niñas tuvieran la oportunidad de asistir a un par de Arrurrús. Es bueno para la relación familiar, para su educación, para la cultura, para el disfrute del momento, para todo.

 

Muchísimas gracias.  

Entrevista llevada a cabo por Laura Escuela. 

 Esta entrevista forma parte del Boletín n.º 97 - Tradición oral en la primera infancia