Este oficio de contar me ha regalado con la posibilidad de viajar, de conocer gentes y lugares, de disfrutar de distintos públicos y de conocer a otros compañeros de oficio. Esa posibilidad de hablar con otros narradores, de verlos contar, siempre me ha resultado muy enriquecedora. Pero resulta que en la gran mayoría de los casos, no tenía la oportunidad de ver contar a otros compañeros porque se daba el caso de que mientras ellos narraban en un espacio, yo lo hacía en otro. En algunas ocasiones compartíamos sesión y podía escucharles un cuento, ya dicen que “peor es nada”. Pero el hecho es que a muchos de los narradores que conozco no los he oído contar.
Uno de los pilares de mi formación como narradora ha sido escuchar cuentos. Así que pensé ¿por qué no abrir un espacio en el que los narradores se puedan encontrar para charlar, intercambiar, contar y ver contar a narradores profesionales? Y de ahí surge el espíritu y la idea de Un Río de Cuentos. Sí, he de reconocer que esta propuesta nace pensando en los narradores y no precisamente en el público. Pero, como el público no solo nos es necesario sino que también es un gran maestro, la idea se fue afinando hasta consolidarse en dos objetivos: por un lado, brindar a los narradores un espacio de formación, reflexión, práctica e intercambio sobre el oficio de contar, y por el otro, ofrecer al público espectáculos de narración oral de calidad, todo en un fin de semana. Y así comenzó la andadura en el año 2007 tratando de cumplir todos mis anhelos: charlar, contar, ver contar, aprender y además hospedarnos en un lugar cómodo y disfrutar de una buena comida. Las circunstancias de aquel momento facilitaron encontrar el lugar y la fecha, que además cumplieron con otros dos de mis “requisitos”: un entorno bello, que resultó ser la población de Sort, en Lleida, y un buen clima, verano en el Pirineo catalán.